Vicente de Paúl, Carta 0212: Luisa De Marillac a San Vicente

Francisco Javier Fernández ChentoEscritos de Vicente de PaúlLeave a Comment

CRÉDITOS
Autor: Vicente de Paúl · Año publicación original: 1972 · Fuente: Obras completas de san Vicente de Paúl.
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Padre:

Le envío el reglamento de san Salvador; no lo había visto antes. Me parece que el comienzo hace depender a toda la cofradía del señor párroco. No sé si esto será conveniente. Es cierto que así los señores párrocos de Beauvais se quedarán muy contentos; pero esto los llevaría enseguida a no querer que nadie tuviese conocimiento de lo que ocurre en cada cofradía. Creo, sin embargo, señor, que es necesario que las oficialas les comuniquen la recepción de los enfermos, al menos diciéndoles los que reciben, que indique el reglamento que tengan ellos voz en la elección, y que la tesorera rinda sus cuentas en su presencia, sin hablar para nada del señor vicario mayor, como indica el reglamento, y que se precise el número de damas, que los sitios vacantes se cubran con las que les parezcan bien a la compañía y, luego, sean presentadas a los señores párrocos para su recepción y recibir su bendición.

Del procurador, no sé si será fácil poner uno en cada cofradía, ya que las damas nunca se sujetarán a que sea él quien escriba las cuentas. Para llevar las cuentas, me parece que lo podrán hacer las propias hermanas. Y entonces nada le queda por hacer al procurador, a no ser ejecutar los legados, si hubiese alguno en beneficio de las cofradías, y en ese caso me parece que podría bastar con uno solo para todo. Esto es lo que me parece, padre, en el caso de Beauvais; porque, para Liancourt, el reglamento está bien, sobre todo cuando recomienda la amistad entre ellas y los más elevados, debido a los ejercicios tanto de la tarde como de la mañana, y el recuerdo de la presencia de Dios durante el día, y también, padre, que las plazas vacantes se cubran de la manera indicada. En todas partes hay buenos procuradores.

Avíseme, por favor, padre, si va a escribir un artículo especial para ese oficial que pide con tanta insistencia ser admitido para procurar el bien de la cofradía, y si traerá el reglamento que haya dos jóvenes nombradas por la señora de Liancourt para guardar a los enfermos, que habiten en la casa que dicha señora concede para estos efectos, y que estarán obligadas a hacer y llevar los medicamentos tanto para los enfermos de Liancourt como para los de La Bruyere, Cauffry y Rantigny, y procuren visitar a dichos enfermos al menos dos veces por semana y hacer todo lo que sea necesario en el establecimiento y fundación que habría de llevarse a cabo.

En esos sitios la colecta se hace los domingos por las casas, y las fiestas mayores en las iglesias. Los procuradores tienen un libro y escriben el resultado de cada colecta, y lo mismo hace también la tesorera. Las arcas sólo tienen dos cerraduras. Creo que habría que decir que esas enfermeras fuesen del cuerpo de la cofradía.

Creo, padre, que sería muy conveniente que en cada arca hubiese un registro como el que yo le he dejado, a fin de que se encuentre allí todo lo que ocurra en la cofradía. En la cabecera del libro, creo que habría que escribir el establecimiento, luego el reglamento, luego el nombre de las hermanas, luego la elección del procurador y de las oficialas; a continuación se podrán poner las nuevas elecciones.

Hacia la mitad del libro, indicar que hay que escribir los nombres de las hermanas que fallezcan y los de las que ocupen su sitio; por la otra parte del libro, los legados piadosos y las donaciones extraordinarias; y en otro lugar, los muebles que pertenecen a los pobres. El libro que he traído es el de La Bruyere, dado que éste estaba totalmente firmado.

Creo que conviene que la superiora tenga un libro en el que haga escribir el nombre de los pobres enfermos, el día de su recepción y el de su muerte, o el día en que la Caridad deja de asistirlos.

Si usted, padre. no me hubiere ordenado hacer esta memoria, yo no me hubiese atrevido a pensar en ella. No sé cómo es que me he retrasado tanto, a no ser porque me doy cuenta de que mi espíritu es muy lento para el bien, tanto para el bien de los otros como para el de mis ejercicios particulares.

La buena hermana Juana, de san Benito, acaba de traerme tres chicas de Colombes, de muy buen aspecto, que tienen muchos deseos de servir a los pobres en cualquier sitio adonde se las quiera enviar. Creo que irán a ver a usted uno de estos días.

Siento mucho haber perdido la jornada que su caridad me quería dedicar; creo que ha sido por mi culpa. Tengo mucha necesidad de dedicar algunos días a pensar un poco en mi renovación.

Creo, padre, que cuando sea necesario trabajar en el ejercicio de la Caridad en san Lorenzo, si usted quiere hacerme el honor de utilizarme para ello, será necesario que me quede allí algunos días. Podría entonces aprovechar esa ocasión, si lo cree oportuno, pero, por amor de Dios, padre, pida que su misericordia le dé a conocermis necesidades, pues, si no, creería que me quiere abandonar por completo, ya que permite que tenga usted ese sentimiento.

Le envío la memoria de lo que se hizo en cada reunión de Beauvais. Creo que será conveniente que el reglamento que haga sirva para san Salvador, y que, al enviarlo, mande que se le envíe a las demás para que lo copien.

Si quiere tomarse la molestia de leer de nuevo la carta que le envié desde Liancourt, quizás en ella encuentre alguna cosa que aquí no digo. Perdóneme, por favor, el desorden que tengo; casi podría excusarme por mi falta de memoria; pero bien sabe usted que soy y seré siempre, padre, su muy humilde hija y muy obligada servidora.

L. DE MARILLAC

4 septiembre [1635].

Las colectas se hacen en Beauvais los lunes, pero creo que sería conveniente hacer también la colecta en la iglesia los días de fiesta mayor. Creo que si se hace el establecimiento al mismo tiempo que la misión que quiere dar allí monseñor de Beauvais, será fácil obtener todo cuanto se pueda desear para el bien de la cofradía. Yo no me he preocupado de proponer esa colecta.

Dirección: Al padre Vicente

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