HISTORIA DE UNA PEQUEÑA-GRAN IMAGEN DE LA VIRGEN MILAGROSA, VENERADA EN LA RESIDENCIA DE LA MILAGROSA PLAZA DEL PILAR ZARAGOZA
Traemos aquí la historia de esta Imagen de la Virgen Milagrosa, ya que por varios años recibió culto en las diversas capillas regentadas por los PP. Paúles en Teruel después de la guerra de 1936, hasta su instalación en la actual Casa Misión y Santuario-Parroquia de la Virgen Milagrosa en la calle San Fernando de la misma ciudad, ya reseñada.
Existía en Teruel desde antiguo un hospital bajo el título de la Asunción, fundación de una Cofradía titulada Hermandad de la Sangre, situado en la plaza de San Juan, junto al Casino turolense y de frente a la iglesia de San Juan, que dio nombre a la plaza. Era patrón principal de dicho Hospital el Obispo de la ciudad, Deseando una mejor dirección, el director, que lo era entonces el obispo D. Francisco de Paula Jiménez, agenció la venida de las Hijas de la Caridad. El contrato fundacional lleva fecha del 1 de febrero de 1867. Llegaron las primeras Hermanas en julio del mismo año.
El mismo Sr. Obispo había traído a su ciudad a los PP. Paúles instalándolos en el ex convento de los PP. Capuchinos, arreglado convenientemente.
El P. Eduardo Tabar, que era superior de la Casa Misión en 1911, por medio de Sor Carmen Piera, residente en Valencia, encargó al ilustre imaginero J. Burgalat la hermosa talla, que fue entronizada en la Casa-Misión y seminario vicenciano de Teruel. Desde aquella fecha la devoción a la Virgen Milagrosa centró el culto mariano de la ciudad. Todas las Casas de las Hijas de la Caridad de Teruel desearon también poseer una Imagen de la Virgen Milagrosa. Por medio del P. Tabar y gracias a la generosidad del administrador del Hospital, pudieron las Hermanas adquirir una nueva imagen, que llegó a dicho Hospital en noviembre de 1915. Mide la Imagen 1,10 cms. de altura, tallada en madera; de la altura de sus manos salía un arco metálico con la jaculatoria: «Oh María sin pecado concebida…”. Dicha aureola, la corona y los rayos eran de metal bruñido. La Imagen hubiera sido una de tantas, de no haber sucedido ante ella y el día de su bendición la curación instantánea de una Hija de la Caridad, Sor Librada Moliner, que esta paralítica. El ya citado P. Eduardo Tabar publicó en la revista La Milagro en 1916, un largo artículo sobre el suceso, del que era testigo cualificado.
Llegada la Imagen a Teruel, todo se preparó para su solemne bendición y colocación en la capilla del Hospital de la Asunción, donde ocuparía centro del altar bajo dosel azul.
Tomarían parte en la celebración el Capellán director del Hospital, varios PP. Paúles y como predicador el superior de la Casa Misión, el ya citado Tabar. Las niñas del Colegio del Sagrado Corazón habían sido llamadas para solemnizar la fiesta. Fieles de la ciudad y ya devotos de la Virgen Milagrosa fueron invitados también a esta celebración.
En aquella comunidad de Hijas de la Caridad residía, desde su salida Seminario, hacía veintisiete años, Sor Librada Moliner y Blasco. Veintitrés años llevaba paralítica, desde que atendiendo a un enfermo tifoideo, en ju de 1893, este arrojó sobre su rostro el alimento que acababa de tomar con ayuda de la Hermana. La impresión fue tan fuerte, que empezó a sufrir diversas molestias, hasta quedar postrada en cama, sin movimiento. Todos los tratamientos fueron inútiles. Diez años de calvario pasó la pobre Hermana, mientras la Comunidad pedía sin cesar a la Virgen su curación, por intercesión de Santa Luisa de Marillac, entonces Venerable. Alguna mejoría pareció encontrar, pero sólo para pasar de la cama a un sillón y sus manos lo único libre del mal que tenía, se dedicaban a hacer flores para la Virgen. Mientras, las oraciones continuaban. Llegado el día de la bendición de nueva Imagen (todas las flores del altar eran obra de Sor Librada) cuando las Hermanas estaban en la oración de la mañana, sintió Sor Librada como una fuerza interior que le decía que estaba curada: era como la señal tanto tiempo esperada. Haciendo un esfuerzo se puso de pie, se vistió sin ayuda de nadie y salió de la enfermería llamando a las Hermanas, corriendo hacia la capilla. Asustadas quedaron al verla llegar corriendo después de veintitrés años imposibilitada y lo mismo le sucedió a los médicos y enfermos de casa
La celebración preparada para la bendición de la nueva Imagen, convirtió en solemne acción de gracias y la capilla del Hospital incapaz para dar acogida a tantos fieles como quisieron acudir.
La noticia corrió por toda la ciudad, donde Sor Librada era muy conocida y los periódicos se hicieron eco de la noticia así como las revistas de Congregación. Sor Librada vivió aún muchos años sirviendo a los enfermos en el mismo Hospital
La Imagen con su aureola de Milagrosa empezó a atraer a muchos fieles ante sus plantas. En el altar del Hospital presidió la vida espiritual del mismo, hasta la tragedia de 1936, en que el Hospital se convirtió en Hospital de Sangre. La vida espiritual, tan intensa en aquellos duros momentos, llevaba sin cesar a heridos y enfermos a los pies de la santa Imagen, hasta el 7 de enero de 1938, en que fue volado el caritativo edificio, después de que algunos de los enfermos fueron sacados por la Cruz Roja internacional, pereciendo entre sus ruinas los que no quisieron salir y con ellos dos Hijas de la Caridad. Manos piadosas escondieron en el sótano del Hospital la Imagen de la Milagrosa, junto a otras muchas y objetos de culto de las diversas iglesias y entre ellos los de la Casa-Misión. Las ruinas obstruyeron la entrada y la solidez de aquel sótano resistió el peso de tanto escombro. Liberada la ciudad y retirados los escombros salieron a la luz las imágenes allí guardadas, entre ellas la Virgen Milagrosa que nos ocupa.
Desde 1943 funcionó en el Ensanche de Teruel y como única capilla para aquel barrio, una sala del colegio nacional de la calle José Torán. Era atendida por los PP. Paúles, que habían vuelto a la ciudad y vivían en un piso, porque su casa se había convertido en cárcel. A aquella capilla del Ensanche llevaron su hermosa Imagen de la Virgen Milagrosa salvada también en el sótano del Hospital de la Asunción. Cuando en 1946 se inauguró la nueva Casa Misión y Seminario Vicenciano, obra del infatigable P. Joaquín Tomás Lozano, la gran Imagen pasó a presidir la capilla humilladero, para ella preparada. La imagen del colegio del Ensanche, —Imagen del Hospital—, pasó a presidir la Capilla del colegio nacional, hasta su cierre.
En 1950 se habilitó para capilla el salón de actos del nuevo pabellón del Seminario Vicenciano, como el lugar era ya mucho más amplio que el anterior, se colocó en el centro la tradicional y gran Imagen de la Milagrosa. Las Hijas de la Caridad reclamaron la pequeña Imagen de la Milagrosa del Hospital, como sus legítimas dueñas, y fue llevada el Colegio del Sagrado Corazón y colocada en un amplio recibidor, con toda dignidad, pero privada del culto, a no ser por algunas Hermanas que la recordaban y veneraban como «La Milagrosa que curó a Sor Librada».
Los años fueron pasando. Al habilitar la antigua Tienda Económica de Zaragoza para residencia de señoritas y curia provincial de la nueva Provincia de las Hijas de la Caridad, se habilitó también una planta para Hermanas mayores. A la nueva capilla se trajo en mayo de 1979 desde Teruel esta Imagen de tantos recuerdos para los PP. Paúles e Hijas de la Caridad, para que presidiera la vida espiritual de las Hermanas, que después de muchos años de servicio a los pobres, van allí a descansar a las sombras del Pilar y a las plantas de esta santa Imagen de la Virgen Milagrosa, que «curó a Sor Librada».
Fernando Espiago
Madrid, 1992







