SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DEL BUEN ACUERDO (GALLOCANTA) (Zaragoza)
Se encuentra el pueblo de Gallocanta al sur de la provincia de Zaragoza, adentrándose en la de Teruel, cerca de la Laguna que lleva el mismo nombre. Tiene una población de unos 250 habitantes y está edificado probablemente sobre restos celtibéricos. La parroquia, dedicada a San Pedro Apóstol, es de estilo barroco, con retablos de los siglos XVI al XVIII.
A dos kilómetros de distancia, en dirección al pueblo de Las Cuerlas se encuentra la ermita-santuario de la Virgen del Buen Acuerdo. No se sabe desde cuándo es venerada en aquel lugar, ni tampoco la razón del nombre, en el que algunos autores quieren ver el feliz recuerdo de María en los corazones de sus fieles devotos. En el siglo XIII se edificó una ermita para dar culto a la santa Imagen, de la cual ha llegado a nosotros el ábside semicircular, de grandes bloques de piedra de sillería rematado de mampostería. En el interior, dando entrada al presbiterio, es de bóveda de cañón, con dos columnas jónicas sobre plinto con capiteles interesantes por su variada decoración. Un hermoso retablo barroco, muy mutilado por diversos robos, con su hornacina para la santa Imagen (la que hoy está en la ermita-santuario es una copia de la original que se encuentra en la Parroquia). Tiene también su torre sobre los muros del presbiterio que cobija una campana con fecha de 1562.
Por su situación en un montículo junto a la Laguna, se la tiene por Patrona de Campo Bello en especial de Gallocanta, Berrueco y Las Cuerlas.
Según los tradicionales «gozos», se apareció a una pastora del pueblo de Gallocanta, de manera misteriosa, en la pequeña loma, donde hoy está el santuario. Parece que llevaba una cuerda al cuello por lo cual se le dio por algún tiempo el nombre de la Cuerda. «Los habitantes de Velilla del Jiloca pretendían que la Virgen les pertenecía y la llevaban atada a un mulo hacia su pueblo, pero inmediatamente la Virgen volvía a la loma; este hecho que se repitió varias veces hizo que los de Velilla desistieran de su intento y la Virgen se quedó en el lugar de la aparición. En Gallocanta aún se llama «camino de la
Virgen» a una franja estrecha y torcida que desde el pie de la loma va en dirección del citado pueblo». Así lo cuenta una tradición recogida con otras más por Fabián Mañas en la reciente publicación «Ermita de la Virgen del Buen Acuerdo. Gallocanta: 1990».
En 1987 una laudable restauración del santuario a iniciativa del Ayuntamiento de Gallocanta y la colaboración de la DGA han conseguido un conjunto de lo más acabado y práctico para cuantos acuden al santuario. El texto del equipo técnico de la DGA lo describe: «El nuevo conjunto formado gira alrededor de la ermita, dejándola exenta de otras edificaciones… destacan los elementos sobre el conjunto, la torre existente…» Ha sido eliminado cuanto impedía la vista del ábside antiguo y que no tenía valor artístico. El conjunto de la ermita restaurada y dos nuevas edificaciones a ambos lados unidas por una valla, con arco de cantería antiguo. En un lado la sacristía nueva y un hermoso salón, para reuniones y en otro un porche orientado al sur dedicado a las romerías.
Digno de todo encomio y de lo mejor de su género en este tipo de restauraciones de santuarios rurales.
La santa Imagen es de madera policromada del siglo XIII, está sentada en pequeño trono y tiene al Niño en su rodilla. Sigue la costumbre de vestirla con mantos que los fieles le ofrecen, en agradecimiento a sus muchos favores. Hoy, como queda dicho, y muy acertadamente, la santa Imagen se venera en la parroquia de Gallocanta en capilla cerrada con reja y adaptada para la santa Imagen, donde, como es lógico, es más visitada y venerada. El patrocinio de María se manifiesta en las diversas necesidades sobre todo en la falta de agua tan necesaria para sus campos. El pueblo fiel le canta los tradicionales «gozos» que recogen su historia y sus favores:
«Si en Gallocanta habitáis
¡Oh divinísima Aurora!
Sed refugio y protectora
de este pueblo que ilustráis».
Fernando Espiago
Madrid, 1992







