3. Miembros, Conferencias y Consejos – Comunidades de fe y amor
3.1 Miembros
La Sociedad está abierta a todas aquellas personas que busquen vivir su fe amando y dedicándose a sus prójimos necesitados. (Ver Artículo 6.4 de la Regla).
Comentario.- Abiertos a todos. No aspiramos a ser grupos cerrados y aislados. Todo lo contrario: solo el crecimiento nos indica que estamos realmente dando testimonio y un testimonio que enamora. La falta de crecimiento, debe ser observada, siempre, como indicadora de que algo no va bien en el interior de la Conferencia. Puede ser el síntoma de que estamos dormidos. Que ya no conectamos con las necesidades que la sociedad a la que servimos detecta como fundamentales.[«…vayamos siempre adelante y desarrollando nuestras modestas Obras; que cada año vea despuntar en nosotros una idea, una mejora nueva, y prevengámonos de este modo contra la apatía, que se contenta fácilmente con lo ya hecho» (Introducción al Manual S.S.V.P. 1.845)]
3.2 Igualdad
La Sociedad, en cada una de sus Conferencias, (unidad básica y primaria de la Sociedad de San Vicente de Paúl), no hace distinción alguna respecto al sexo, condición, ocupación, clase social u origen étnico.
Comentario.- ¿Hace el Señor distinciones?. Nosotros aspiramos a no hacerlas tampoco. Es igual el «gentil como el judío». Los hombres y las mujeres, los letrados y los iletrados, los blancos y los negros, todos son iguales en las Conferencias, mientras pretendan servir a Dios entregándose a los pobres en la comunidad de la Conferencia. [«… .para todos aquellos que desean el bien es agradable y encantador ver a hombres de todas las clases sociales, posiciones, opiniones y edades unidos por los sagrados vínculos de la fe, hacer el aprendizaje de la caridad….» (Introducción al Manual S.S.V.P. de 1.845)]
3.3 Reuniones de los consocios Vicentinos
Los Vicentinos se reúnen como hermanos y hermanas en presencia de Cristo, en Conferencias que son comunidades reales de fe y amor, de oración y acción. Es esencial que haya un vínculo espiritual y de amistad entre los consocios Vicentinos así como una misión común, que desarrollan juntos para ayudar a los pobres y a los marginados. Hay que considerar que toda la Sociedad es una Comunidad única y verdadera, de amigos vicentinos que se extiende por todo el mundo.
Comentario.- Se recomienda aquí releer el comentario al artículo 2.2. Nada es posible sin el amor de los consocios de unos para con otros. Primero en la propia Conferencia mas tarde, sintiéndose miembros de una única macro Conferencia que se extiende por el mundo. [«…el día de la reunión era una fiesta, porque reunía a quienes durante la semana vivían separados.» (Introducción al Manual S.S.V.P. 1.845) «Cumpliendo con fidelidad los consejos de nuestro Divino Maestro y de su apóstol favorito, nos amaremos unos a otros. Nos amaremos ahora y siempre, de cerca y de lejos, de una Conferencia a otra Conferencia, de una población a otra población, de un país a otro país. Esta amistad nos hará soportar con facilidad recíprocamente nuestros defectos, y no creeremos las malas acciones de nuestros hermanos sino con harta pena y cuando no podamos menos de ceder a la evidencia. En tal caso, conformándonos con la voluntad de Aquel que encargó a cada uno la custodia de su prójimo, «unicuique mandavit Deus de proximo suo», amonestaremos o haremos que se amoneste a nuestro hermano vacilante o caído, con espíritu de caridad; y con toda la benignidad y efusión de una amistad sincera, le ayudaremos a fortificarse en el bien o a levantarse de su caída.» Consideraciones Preliminares al Reglamento S.S.V.P. 1.835)]
Presencia de Cristo. Cristo está entre nosotros cuando nos reunimos «en su nombre». Compartimos el espíritu y el corazón de Cristo, cuando el amor está presente y la Conferencia está abierta a todos los regalos del Espíritu Santo (ver artículo 2.5). Los consocios, vivieron esa experiencia en la primera Conferencia y Federico Ozanam escribió: » Dios que dibujó las nubes para producir los relámpagos, también hizo las almas para irradiar amor», Todos juntos, lograremos una mayor intensidad de amor, más allá de la que podríamos alcanzar cada consocio por separado.
3.3.1 Regularidad de las reuniones
Las Conferencias, se reúnen con regularidad normalmente cada semana, pero al menos cada quince días.
Comentario.- Los amigos desean verse con frecuencia, los pobres nos necesitan con urgencia. Dice el artículo que comentamos, que al menos nos reunimos cada quince días. Afirmamos y la Tradición lo avala que, donde sea posible, lo mejor es la semana como tiempo máximo para vernos y hablar de nuestras cosas: de las cosas de los pobres, por lo tanto: de las cosas de Dios.[«Las virtudes aisladas se marchitan fácilmente; unidas y enlazadas forman inmortales coronas» (Beato Federico Ozanam carta desde la Conferencia de Lyón a las de París, 1.838)]
3.4 Fraternidad y sencillez
Las reuniones se celebran en un espíritu de fraternidad, sencillez y alegría cristiana.
Comentario.- Releer los comentarios a los artículos 2.5 y 2.5.1 ¿cómo puede ser de otra forma? Todo se nos ha regalado. Nada es nuestro: la sencillez se impone. [«Nuestra benevolencia mutua ha de ser cordial y sin límites» (Consideraciones Preliminares al Reglamento S.S.V.P.1.835) «Tener amigos, es vivir dos veces» (F,Lallier, circular 1/3/1837)]
3.5 Preservando el espíritu
Los miembros de todas las edades se esfuerzan por preservar el espíritu de juventud, que se caracteriza por el entusiasmo y por la adaptación e imaginación creativa. Desean sacrificarse y arriesgarse en beneficio de los pobres allí donde se encuentren: compartiendo sus incomodidades, sus carencias y sus penas. Defendiendo sus derechos.
Comentario.- Ya hemos escrito en otro lugar de la necesidad de soñar. La juventud es la etapa de la capacidad de «soñar despiertos». Seamos jóvenes y no perdamos la capacidad de sorprendernos de intentar descubrir nuevos caminos en el servicio que requieren los pobres. Con seriedad. El sufrimiento no es algo que podamos aceptar sin más. Sin intentar erradicarlo. Siempre con caridad, pero sin olvidar la claridad.
El hombre solo se hace viejo, cuando pierde la capacidad de enseñar o de aprender. No nos hagamos viejos en el servicio a los pobres. (ver también artículos 1.9 – 2.2 – 2.3)
3.6 Consejos
Las Conferencias se agrupan bajo diferentes niveles de Consejos.
Los Consejos existen para servir a todas las Conferencias que coordinan. Ayudan a las Conferencias a desarrollar su vida espiritual, a intensificar su servicio y a diversificar sus actividades a fin de que puedan estar constantemente pendientes de las necesidades de los que sufren.
Los Consejos, a cualquier nivel, están especialmente llamados a: crear nuevas Conferencias, ayudar a la expansión de las existentes, a fomentar obras especiales, a preparar y alentar a los Vicentinos a su asistencia a cursos de formación, a destacar el interés de la colaboración con la Familia Vicenciana, a impulsar la colaboración con otras Instituciones, a desarrollar la amistad entre los Vicentinos de una misma zona, a proporcionar una comunicación en ambos sentidos entre Conferencias y Consejos inmediatos superiores. En definitiva, a impulsar el sentido de pertenencia a una Sociedad que se extiende por el mundo.
Comentario.- Los Consejos, tienen enorme importancia en cuanto a intensificar la vida y el desarrollo de las Conferencias. Léase cuidadosamente este artículo. Existen para servir y el servicio requerido, está perfectamente explicitado en el artículo. Sean exigentes los Consejos en cumplir con su cometido y valoren las Conferencias el esfuerzo de servicio de los Consejos. [«….si hay un Consejo a su servicio, es porque la mayor confianza reina entre nosotros y ninguno quiere dominar a los demás. Cor unum et anima una» (Introducción al Manual S.S.V.P. 1.845)]
3.7 Jóvenes miembros
Los vicentinos más jóvenes, mantienen a la Sociedad también joven. Ven con ojos nuevos y a menudo más allá de las apariencias. La Sociedad, trabaja constantemente para formar Conferencias de Jóvenes y dar la bienvenida a estos miembros a todas sus Conferencias. La experiencia de una comunidad de fe y amor y su entrega a la pobreza, ayuda a que profundicen en su espiritualidad y les anima a actuar y a desarrollarse como personas. Los consocios más antiguos, asumen la responsabilidad de ayudarles en su camino de formación, desde el respeto a sus opciones personales y a sus aspiraciones de servicio vicentino.
Comentario.- Que gran misión para los más veteranos: ¡servir a los más jóvenes miembros!. No se trata de dirigirles. No se trata de mandarles. Se trata de servirles, de serles útiles en el camino que están emprendiendo –su propia vida- y que deben ir descubriendo con el apoyo, el ejemplo, la humildad de los consocios más mayores. Igual que en nuestra fundación. Bailly, primer Presidente General, estuvo cerca de los jóvenes consocios que desearon y soñaron con la fundación de las Conferencias. Fue su ejemplo, su bien hacer, lo que convenció a los estudiantes que se unieron en la primera Conferencia. Hagamos nosotros lo mismo. Estemos a su disposición. Aclarando nuestra opinión respecto a sus dudas y sus aspiraciones. Dejándoles luego a ellos que encuentren su propio camino.
3.8 Agregación e Institución de Conferencias y Consejos
El vínculo visible de la unidad de la Sociedad, es la Agregación de las Conferencias y la Institución de los Consejos, pronunciada por el Consejo General.
Comentario.- Somos una «comunidad cristiana que se extiende por el mundo, dice nuestro primer artículo de la Regla. La unión a esa fraternidad universal que es la Sociedad de San Vicente, se llama Agregación para las Conferencia e Institución para los Consejos.
3.9 Subsidiariedad y libertad de acción
La Sociedad asume el principio de subsidiariedad como regla básica para su funcionamiento. Las decisiones se toman lo más cerca posible del punto de acción, con el fin de asegurar que el entorno local y las circunstancias (culturales, sociales, políticas, etc), son consideradas. Así, la Sociedad promueve iniciativas locales dentro de su espíritu. Esta libertad de acción de las Conferencias y de los Consejos, que ha sido guardada fielmente desde los orígenes de la Sociedad, les permite ayudar a los pobres, espontánea y más efectivamente, al estar liberados de una burocracia excesiva.
Al ejercer esta libertad de acción para enfrentarse al reto de la pobreza en su área, los Vicentinos sienten la necesidad de la oración conjunta que les guiará y les dará la fuerza para poseer la imaginación creativa que es uno de los regalos prometidos por el Espíritu Santo: «Vuestros ancianos soñarán sueños, vuestros jóvenes verán visiones.» (Joel 2-28)
Comentario.- Claro que se hace necesaria una cierta autoridad, unas ciertas normas de funcionamiento para una Institución que se extiende por el mundo. Pero mucho más importante es el principio de subsidiariedad del que gozan las Conferencias desde su nacimiento. ¿Dónde se conocen las necesidades de los que sufren?: evidentemente en la cercanía. En la proximidad. Por ello, las Conferencias, cada una de ellas, tiene completa libertad para servirles como mejor entienda dentro del espíritu de la Regla. Pero ello no significa que las Conferencias y los Consejos son autónomos en todos los aspectos. Las Conferencias y Consejos deben respetar las leyes civiles, deben aceptar y seguir la Regla y Estatutos de la Sociedad, respetar las directivas y estrategias del Consejo Superior. También es esencial para el buen nombre y la transparencia de la Sociedad, que los Consejos Superiores exijan la producción de una simple pero buena contabilidad y control, incluyendo si fuese necesario, cuentas bancarias centralizadas y consolidación para el conjunto de la Sociedad.
3.10 Democracia
Todas las decisiones, se toman por consenso después de la necesaria oración, reflexión y consulta. El espíritu democrático informa a la Sociedad en todos sus niveles y cuando es necesario, se procede a someter a votación los asuntos.
Comentario.- ¿Alguien es más listo o santo que los otros? ¿Tenemos esa seguridad que solo tiene Dios que ve en el fondo de cada hombre?. Evidentemente no. Consultemos, comentemos con caridad y claridad todos los asuntos. La luz, surgirá con frecuencia de quien menos esperemos. El Señor iluminará al que desee. Un líder autoritario desanimará a la gente, será fuente de conflictos, y finalmente dañará a la Sociedad.
Tomemos nuestras decisiones después de escucharnos unos a otros. Esto implica una aceptación general sin que nadie deba seguir argumentando una vez que la Conferencia o Consejo ha tomado una determinación.
3.11 Presidentes como líderes servidores
Los Presidentes a todos los niveles de la Sociedad, siguiendo el ejemplo de Cristo, tratan de ser líderes servidores. Proporcionan un entorno alentador en el cual los talentos, las capacidades y el carisma espiritual de los consocios, son identificados, desarrollados y puestos al servicio de los pobres y de la Sociedad de San Vicente de Paúl. Los Presidentes tienen una responsabilidad especial en la Conferencia o Consejo, como es la de promover la espiritualidad vicentina.
Comentario.- ¿Misión de los Presidentes?: servir. Tan sencillo como simple. La tradición, dice de las Conferencias que en la mayoría de las ocasiones, ellas son lo que es su Presidente. No por lo que manda, no por lo que exige, no por lo que sabe. Más bien por lo que es capaz de sacar de cada uno de los consocios escuchándoles, animándoles, acompañándoles, preocupándose por ellos para el mejor servicio de los pobres. Es frecuentemente la figura clave de la Conferencia y en la mayoría de las ocasiones, su humildad hará que casi no se note. [«Solo está llamado a ser el servidor de los demás y a dirigir las obras cristianas el que une a indiscutibles conocimientos, la práctica sincera de la fe y un gran espíritu de conciliación y de prudencia; est, prudens regat nos. (E. Bailly, Iº Presidente General, carta-circular de 1/3/1.844)] Un servidor en la presidencia de Conferencias o Consejos, tendrá idealmente ese tipo de fe que constituye la influencia silenciosa en lo demás para producir el bien.
3.12 Formación de los miembros
Es esencial que la Sociedad fomente continuamente la formación de sus miembros y responsables para profundizar en su conocimiento de la Sociedad, su espiritualidad, mejorar la sensibilidad, calidad y eficacia de su servicio hacia los pobres y ayudarles a ser conscientes de los beneficios, recursos y oportunidades disponibles a favor de los mismos. La Sociedad también ofrece a sus miembros, la profundización en su formación, con el objetivo de mejor ayudar a desarrollar el nivel cultural y social de aquellas personas a las que se entregan.
Comentario.- La formación continua, es una exigencia en la vida de cada Conferencia. Los continuos cambios sociales, las nuevas legislaciones, los nuevos recursos que aparecen, exigen a cada vicentino, el esfuerzo de mantenerse al día y ampliar constantemente su formación. No es posible prescindir de esta «puesta a punto» casi diaria que nos permitirá servir mejor a aquellos que sufren. [¿No es verdad que hay que estudiar sin descanso, si se quieren practicar con éxito las obras? (Introducción al Manual S.S.V.P. 1.845)]
La obligación «esencial» debe significar un fuerte compromiso para cada Consejo Superior que debe desarrollar un programa de Formación, sea con sus propios medios, sea con la ayuda del resto de la Sociedad en el mundo.
3.13 Espíritu de pobreza y de aliento
Los miembros de la Sociedad están unidos por el mismo espíritu de pobreza y comunitario. Se alientan unos a otros a profundizar cada vez más, en su vida espiritual y de oración. Para ello, el papel del Asesor Religioso es muy importante.
Comentario.- Cada Conferencia, cuando es posible, aspira a enriquecerse con la presencia de un sacerdote que aliente a los consocios a una vida cada día más perfecta espiritual y responsablemente entregada a los pobres. Pero también cada Conferencia, no debe olvidar jamás la responsabilidad última de los laicos en las Conferencias. No se trata de disminuir el valor de la contribución del presbítero entre nosotros. Todo lo contrario. Le debemos el mayor respeto y consideración. Pero no debe ser nunca la justificación para nuestra dejadez o para dejar en sus manos los asuntos corrientes o aquellos de mayor gravedad. La responsabilidad que nos alcanza como bautizados, nos exige nuestra propia entrega en los asuntos de los más pobres encomendados a nuestro cuidado.
3.14 El uso del dinero y de la propiedad en el servicio a los pobres
Los consocios Vicentinos nunca deben olvidar que dar amor, capacidades y tiempo, es más importante que dar dinero.
Sin embargo, la Sociedad utiliza el dinero y la propiedad para ayudar a liberar del sufrimiento a aquellas personas necesitadas. Se necesita cuidado y prudencia, además de generosidad, para gestionar los fondos de la Sociedad. El dinero no debe acumularse. Las decisiones sobre el uso del dinero y de la propiedad se llevan a cabo después de una reflexión a la luz del Evangelio y de los principios Vicentinos. Deben realizarse precisos registros de todo el dinero recibido o gastado. La Sociedad no debe destinar sus fondos a otras asociaciones, excepto ocasionalmente para las otras ramas de la familia vicentina o en casos muy excepcionales.
Comentario.- Siendo, sin embargo, absolutamente necesario para buena parte de nuestra acción, un viejo consocio, llamaba al dinero «el excremento del diablo». Tenemos que utilizarlo adecuadamente y desde luego, en absoluto almacenarlo. Debemos creer firmemente que Dios provee cuando es necesario y cuando nos llegue en demasía, la Conferencia deberá ponerlo a disposición de otra Conferencia que tenga las necesidades y no los recursos. A veces, puede haber situaciones de autentico escándalo por la falta del compromiso de reparto. Es un tema que debe hacer reflexionar a cada Conferencia gravemente.
3.15 Comunicación
La vitalidad de la red caritativa de la Sociedad depende de un intercambio periódico y rápido, de noticias e información. Dicha comunicación, amplia el horizonte y mejora el interés de los consocios Vicentinos con las experiencias y desafíos de sus hermanos y hermanas de todo el mundo. La respuesta Vicentina a la comunicación se comprende desde el deseo de aprender, enseñar y ayudar.
Comentario.- Sin comunicación, sencillamente, no existimos. Es uno de los pecados más frecuentes de omisión que comenten las Conferencias. ¿Cómo no contar a otras las cosas que hacemos y que facilitan el servicio a una pobreza determinada?. ¿Cómo no estar atentos a los que otras han descubierto?. ¿Cómo intentar servir bien a los pobres sin trasladarnos experiencias entre nosotros? Sin contar lo que hacemos ¿es posible mejorar y atraer recursos para atender a los pobres?. No debe haber país o Consejo que publique alguna Revista sobre la Sociedad, que no la envíe a otras naciones vicentinas y al propio Consejo General, para contribuir a este esfuerzo de comunicación.