Regla comentada de la SSVP (3. Miembros, Conferencias y Consejos – Comunidades de fe y amor)

Francisco Javier Fernández ChentoDocumentos de la Sociedad de San Vicente de PaúlLeave a Comment

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Autor: Sociedad de san Vicente de Paúl · Año publicación original: 2005.
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3. Miembros, Conferencias y Consejos – Comunidades de fe y amor

3.1 Miembros

La Sociedad está abierta a todas aquellas personas que bus­quen vivir su fe amando y dedicándose a sus prójimos ne­cesitados. (Ver Artículo 6.4 de la Regla).

Comentario.- Abiertos a todos. No aspiramos a ser grupos cerrados y aislados. Todo lo contrario: solo el crecimiento nos indica que estamos realmente dando testimonio y un testimonio que enamora. La falta de crecimiento, debe ser observada, siempre, como indicadora de que algo no va bien en el interior de la Conferencia. Puede ser el síntoma de que estamos dormidos. Que ya no conectamos con las necesidades que la sociedad a la que servimos detecta como fundamentales.[«…vayamos siempre adelante y des­arrollando nuestras modestas Obras; que cada año vea des­puntar en nosotros una idea, una mejora nueva, y prevengámonos de este modo contra la apatía, que se con­tenta fácilmente con lo ya hecho» (Introducción al Manual S.S.V.P. 1.845)]

3.2 Igualdad

La Sociedad, en cada una de sus Conferencias, (unidad bá­sica y primaria de la Sociedad de San Vicente de Paúl), no hace distinción alguna respecto al sexo, condición, ocupa­ción, clase social u origen étnico.

Comentario.- ¿Hace el Señor distinciones?. Nosotros as­piramos a no hacerlas tampoco. Es igual el «gentil como el judío». Los hombres y las mujeres, los letrados y los ile­trados, los blancos y los negros, todos son iguales en las Conferencias, mientras pretendan servir a Dios entregán­dose a los pobres en la comunidad de la Conferencia. [«… .para todos aquellos que desean el bien es agradable y en­cantador ver a hombres de todas las clases sociales, posi­ciones, opiniones y edades unidos por los sagrados vínculos de la fe, hacer el aprendizaje de la caridad….» (Introducción al Manual S.S.V.P. de 1.845)]

3.3 Reuniones de los consocios Vicentinos

Los Vicentinos se reúnen como hermanos y hermanas en presencia de Cristo, en Conferencias que son comunidades reales de fe y amor, de oración y acción. Es esencial que haya un vínculo espiritual y de amistad entre los consocios Vicentinos así como una misión común, que desarrollan juntos para ayudar a los pobres y a los marginados. Hay que considerar que toda la Sociedad es una Comunidad única y verdadera, de amigos vicentinos que se extiende por todo el mundo.

Comentario.- Se recomienda aquí releer el comentario al artículo 2.2. Nada es posible sin el amor de los consocios de unos para con otros. Primero en la propia Conferencia mas tarde, sintiéndose miembros de una única macro Con­ferencia que se extiende por el mundo. [«…el día de la reunión era una fiesta, porque reunía a quienes durante la semana vivían separados.» (Introducción al Manual S.S.V.P. 1.845) «Cumpliendo con fidelidad los consejos de nuestro Divino Maestro y de su apóstol favorito, nos ama­remos unos a otros. Nos amaremos ahora y siempre, de cerca y de lejos, de una Conferencia a otra Conferencia, de una población a otra población, de un país a otro país. Esta amistad nos hará soportar con facilidad recíproca­mente nuestros defectos, y no creeremos las malas accio­nes de nuestros hermanos sino con harta pena y cuando no podamos menos de ceder a la evidencia. En tal caso, conformándonos con la voluntad de Aquel que encargó a cada uno la custodia de su prójimo, «unicuique mandavit Deus de proximo suo», amonestaremos o haremos que se amoneste a nuestro hermano vacilante o caído, con espí­ritu de caridad; y con toda la benignidad y efusión de una amistad sincera, le ayudaremos a fortificarse en el bien o a levantarse de su caída.» Consideraciones Preliminares al Reglamento S.S.V.P. 1.835)]

Presencia de Cristo. Cristo está entre nosotros cuando nos reunimos «en su nombre». Compartimos el espíritu y el corazón de Cristo, cuando el amor está presente y la Con­ferencia está abierta a todos los regalos del Espíritu Santo (ver artículo 2.5). Los consocios, vivieron esa experiencia en la primera Conferencia y Federico Ozanam escribió: » Dios que dibujó las nubes para producir los relámpagos, también hizo las almas para irradiar amor», Todos juntos, lograremos una mayor intensidad de amor, más allá de la que podríamos alcanzar cada consocio por separado.

3.3.1 Regularidad de las reuniones

Las Conferencias, se reúnen con regularidad normalmente cada semana, pero al menos cada quince días.

Comentario.- Los amigos desean verse con frecuencia, los pobres nos necesitan con urgencia. Dice el artículo que comentamos, que al menos nos reunimos cada quince días. Afirmamos y la Tradición lo avala que, donde sea posible, lo mejor es la semana como tiempo máximo para vernos y hablar de nuestras cosas: de las cosas de los pobres, por lo tanto: de las cosas de Dios.[«Las virtudes aisladas se marchitan fácilmente; unidas y enlazadas forman inmortales coronas» (Beato Federico Ozanam carta desde la Conferencia de Lyón a las de París, 1.838)]

3.4 Fraternidad y sencillez

Las reuniones se celebran en un espíritu de fraternidad, sencillez y alegría cristiana.

Comentario.- Releer los comentarios a los artículos 2.5 y 2.5.1 ¿cómo puede ser de otra forma? Todo se nos ha re­galado. Nada es nuestro: la sencillez se impone. [«Nuestra benevolencia mutua ha de ser cordial y sin límites» (Con­sideraciones Preliminares al Reglamento S.S.V.P.1.835) «Tener amigos, es vivir dos veces» (F,Lallier, circular 1/3/1837)]

3.5 Preservando el espíritu

Los miembros de todas las edades se esfuerzan por preser­var el espíritu de juventud, que se caracteriza por el entu­siasmo y por la adaptación e imaginación creativa. Desean sacrificarse y arriesgarse en beneficio de los pobres allí donde se encuentren: compartiendo sus incomodidades, sus carencias y sus penas. Defendiendo sus derechos.

Comentario.- Ya hemos escrito en otro lugar de la necesi­dad de soñar. La juventud es la etapa de la capacidad de «soñar despiertos». Seamos jóvenes y no perdamos la ca­pacidad de sorprendernos de intentar descubrir nuevos caminos en el servicio que requieren los pobres. Con seriedad. El sufrimiento no es algo que podamos aceptar sin más. Sin intentar erradicarlo. Siempre con caridad, pero sin olvidar la claridad.

El hombre solo se hace viejo, cuando pierde la capacidad de enseñar o de aprender. No nos hagamos viejos en el servicio a los pobres. (ver también artículos 1.9 – 2.2 – 2.3)

3.6 Consejos

Las Conferencias se agrupan bajo diferentes niveles de Consejos.

Los Consejos existen para servir a todas las Conferencias que coordinan. Ayudan a las Conferencias a desarrollar su vida espiritual, a intensificar su servicio y a diversificar sus actividades a fin de que puedan estar constantemente pendientes de las necesidades de los que sufren.

Los Consejos, a cualquier nivel, están especialmente lla­mados a: crear nuevas Conferencias, ayudar a la expansión de las existentes, a fomentar obras especiales, a preparar y alentar a los Vicentinos a su asistencia a cursos de for­mación, a destacar el interés de la colaboración con la Fa­milia Vicenciana, a impulsar la colaboración con otras Instituciones, a desarrollar la amistad entre los Vicentinos de una misma zona, a proporcionar una comunicación en ambos sentidos entre Conferencias y Consejos inmediatos superiores. En definitiva, a impulsar el sentido de perte­nencia a una Sociedad que se extiende por el mundo.

Comentario.- Los Consejos, tienen enorme importancia en cuanto a intensificar la vida y el desarrollo de las Confe­rencias. Léase cuidadosamente este artículo. Existen para servir y el servicio requerido, está perfectamente explici­tado en el artículo. Sean exigentes los Consejos en cumplir con su cometido y valoren las Conferencias el esfuerzo de servicio de los Consejos. [«….si hay un Consejo a su ser­vicio, es porque la mayor confianza reina entre nosotros y ninguno quiere dominar a los demás. Cor unum et anima una» (Introducción al Manual S.S.V.P. 1.845)]

3.7 Jóvenes miembros

Los vicentinos más jóvenes, mantienen a la Sociedad tam­bién joven. Ven con ojos nuevos y a menudo más allá de las apariencias. La Sociedad, trabaja constantemente para formar Conferencias de Jóvenes y dar la bienvenida a estos miembros a todas sus Conferencias. La experiencia de una comunidad de fe y amor y su entrega a la pobreza, ayuda a que profundicen en su espiritualidad y les anima a actuar y a desarrollarse como personas. Los consocios más anti­guos, asumen la responsabilidad de ayudarles en su ca­mino de formación, desde el respeto a sus opciones personales y a sus aspiraciones de servicio vicentino.

Comentario.- Que gran misión para los más veteranos: ¡servir a los más jóvenes miembros!. No se trata de diri­girles. No se trata de mandarles. Se trata de servirles, de serles útiles en el camino que están emprendiendo –su pro­pia vida- y que deben ir descubriendo con el apoyo, el ejemplo, la humildad de los consocios más mayores. Igual que en nuestra fundación. Bailly, primer Presidente Ge­neral, estuvo cerca de los jóvenes consocios que desearon y soñaron con la fundación de las Conferencias. Fue su ejemplo, su bien hacer, lo que convenció a los estudiantes que se unieron en la primera Conferencia. Hagamos nos­otros lo mismo. Estemos a su disposición. Aclarando nues­tra opinión respecto a sus dudas y sus aspiraciones. Dejándoles luego a ellos que encuentren su propio ca­mino.

3.8 Agregación e Institución de Conferencias y Conse­jos

El vínculo visible de la unidad de la Sociedad, es la Agre­gación de las Conferencias y la Institución de los Consejos, pronunciada por el Consejo General.

Comentario.- Somos una «comunidad cristiana que se ex­tiende por el mundo, dice nuestro primer artículo de la Regla. La unión a esa fraternidad universal que es la So­ciedad de San Vicente, se llama Agregación para las Con­ferencia e Institución para los Consejos.

3.9 Subsidiariedad y libertad de acción

La Sociedad asume el principio de subsidiariedad como regla básica para su funcionamiento. Las decisiones se toman lo más cerca posible del punto de acción, con el fin de asegurar que el entorno local y las circunstancias (cul­turales, sociales, políticas, etc), son consideradas. Así, la Sociedad promueve iniciativas locales dentro de su espí­ritu. Esta libertad de acción de las Conferencias y de los Consejos, que ha sido guardada fielmente desde los oríge­nes de la Sociedad, les permite ayudar a los pobres, espon­tánea y más efectivamente, al estar liberados de una burocracia excesiva.

Al ejercer esta libertad de acción para enfrentarse al reto de la pobreza en su área, los Vicentinos sienten la necesi­dad de la oración conjunta que les guiará y les dará la fuerza para poseer la imaginación creativa que es uno de los regalos prometidos por el Espíritu Santo: «Vuestros ancianos soñarán sueños, vuestros jóvenes verán visio­nes.» (Joel 2-28)

Comentario.- Claro que se hace necesaria una cierta au­toridad, unas ciertas normas de funcionamiento para una Institución que se extiende por el mundo. Pero mucho más importante es el principio de subsidiariedad del que gozan las Conferencias desde su nacimiento. ¿Dónde se conocen las necesidades de los que sufren?: evidentemente en la cercanía. En la proximidad. Por ello, las Conferencias, cada una de ellas, tiene completa libertad para servirles como mejor entienda dentro del espíritu de la Regla. Pero ello no significa que las Conferencias y los Consejos son autónomos en todos los aspectos. Las Conferencias y Con­sejos deben respetar las leyes civiles, deben aceptar y se­guir la Regla y Estatutos de la Sociedad, respetar las directivas y estrategias del Consejo Superior. También es esencial para el buen nombre y la transparencia de la So­ciedad, que los Consejos Superiores exijan la producción de una simple pero buena contabilidad y control, inclu­yendo si fuese necesario, cuentas bancarias centralizadas y consolidación para el conjunto de la Sociedad.

3.10 Democracia

Todas las decisiones, se toman por consenso después de la necesaria oración, reflexión y consulta. El espíritu demo­crático informa a la Sociedad en todos sus niveles y cuando es necesario, se procede a someter a votación los asuntos.

Comentario.- ¿Alguien es más listo o santo que los otros? ¿Tenemos esa seguridad que solo tiene Dios que ve en el fondo de cada hombre?. Evidentemente no. Consultemos, comentemos con caridad y claridad todos los asuntos. La luz, surgirá con frecuencia de quien menos esperemos. El Señor iluminará al que desee. Un líder autoritario desani­mará a la gente, será fuente de conflictos, y finalmente da­ñará a la Sociedad.

Tomemos nuestras decisiones después de escucharnos unos a otros. Esto implica una aceptación general sin que nadie deba seguir argumentando una vez que la Conferen­cia o Consejo ha tomado una determinación.

3.11 Presidentes como líderes servidores

Los Presidentes a todos los niveles de la Sociedad, si­guiendo el ejemplo de Cristo, tratan de ser líderes servi­dores. Proporcionan un entorno alentador en el cual los talentos, las capacidades y el carisma espiritual de los con­socios, son identificados, desarrollados y puestos al servicio de los pobres y de la Sociedad de San Vicente de Paúl. Los Presidentes tienen una responsabilidad especial en la Conferencia o Consejo, como es la de promover la espiri­tualidad vicentina.

Comentario.- ¿Misión de los Presidentes?: servir. Tan sen­cillo como simple. La tradición, dice de las Conferencias que en la mayoría de las ocasiones, ellas son lo que es su Presidente. No por lo que manda, no por lo que exige, no por lo que sabe. Más bien por lo que es capaz de sacar de cada uno de los consocios escuchándoles, animándoles, acompañándoles, preocupándose por ellos para el mejor servicio de los pobres. Es frecuentemente la figura clave de la Conferencia y en la mayoría de las ocasiones, su hu­mildad hará que casi no se note. [«Solo está llamado a ser el servidor de los demás y a dirigir las obras cristianas el que une a indiscutibles conocimientos, la práctica sin­cera de la fe y un gran espíritu de conciliación y de pru­dencia; est, prudens regat nos. (E. Bailly, Iº Presidente General, carta-circular de 1/3/1.844)] Un servidor en la presidencia de Conferencias o Consejos, tendrá ideal­mente ese tipo de fe que constituye la influencia silenciosa en lo demás para producir el bien.

3.12 Formación de los miembros

Es esencial que la Sociedad fomente continuamente la for­mación de sus miembros y responsables para profundizar en su conocimiento de la Sociedad, su espiritualidad, me­jorar la sensibilidad, calidad y eficacia de su servicio hacia los pobres y ayudarles a ser conscientes de los beneficios, recursos y oportunidades disponibles a favor de los mis­mos. La Sociedad también ofrece a sus miembros, la pro­fundización en su formación, con el objetivo de mejor ayudar a desarrollar el nivel cultural y social de aquellas personas a las que se entregan.

Comentario.- La formación continua, es una exigencia en la vida de cada Conferencia. Los continuos cambios so­ciales, las nuevas legislaciones, los nuevos recursos que aparecen, exigen a cada vicentino, el esfuerzo de mante­nerse al día y ampliar constantemente su formación. No es posible prescindir de esta «puesta a punto» casi diaria que nos permitirá servir mejor a aquellos que sufren. [¿No es verdad que hay que estudiar sin descanso, si se quieren practicar con éxito las obras? (Introducción al Manual S.S.V.P. 1.845)]

La obligación «esencial» debe significar un fuerte com­promiso para cada Consejo Superior que debe desarrollar un programa de Formación, sea con sus propios medios, sea con la ayuda del resto de la Sociedad en el mundo.

3.13 Espíritu de pobreza y de aliento

Los miembros de la Sociedad están unidos por el mismo espíritu de pobreza y comunitario. Se alientan unos a otros a profundizar cada vez más, en su vida espiritual y de ora­ción. Para ello, el papel del Asesor Religioso es muy im­portante.

Comentario.- Cada Conferencia, cuando es posible, aspira a enriquecerse con la presencia de un sacerdote que aliente a los consocios a una vida cada día más perfecta espiritual y responsablemente entregada a los pobres. Pero también cada Conferencia, no debe olvidar jamás la responsabilidad última de los laicos en las Conferencias. No se trata de disminuir el valor de la contribución del presbítero entre nosotros. Todo lo contrario. Le debemos el mayor respeto y consideración. Pero no debe ser nunca la justificación para nuestra dejadez o para dejar en sus manos los asuntos corrientes o aquellos de mayor grave­dad. La responsabilidad que nos alcanza como bautizados, nos exige nuestra propia entrega en los asuntos de los más pobres encomendados a nuestro cuidado.

3.14 El uso del dinero y de la propiedad en el servicio a los pobres

Los consocios Vicentinos nunca deben olvidar que dar amor, capacidades y tiempo, es más importante que dar di­nero.

Sin embargo, la Sociedad utiliza el dinero y la propiedad para ayudar a liberar del sufrimiento a aquellas personas necesitadas. Se necesita cuidado y prudencia, además de generosidad, para gestionar los fondos de la Sociedad. El dinero no debe acumularse. Las decisiones sobre el uso del dinero y de la propiedad se llevan a cabo después de una reflexión a la luz del Evangelio y de los principios Vicen­tinos. Deben realizarse precisos registros de todo el dinero recibido o gastado. La Sociedad no debe destinar sus fon­dos a otras asociaciones, excepto ocasionalmente para las otras ramas de la familia vicentina o en casos muy excep­cionales.

Comentario.- Siendo, sin embargo, absolutamente nece­sario para buena parte de nuestra acción, un viejo conso­cio, llamaba al dinero «el excremento del diablo». Tenemos que utilizarlo adecuadamente y desde luego, en absoluto almacenarlo. Debemos creer firmemente que Dios provee cuando es necesario y cuando nos llegue en demasía, la Conferencia deberá ponerlo a disposición de otra Conferencia que tenga las necesidades y no los re­cursos. A veces, puede haber situaciones de autentico es­cándalo por la falta del compromiso de reparto. Es un tema que debe hacer reflexionar a cada Conferencia gra­vemente.

3.15 Comunicación

La vitalidad de la red caritativa de la Sociedad depende de un intercambio periódico y rápido, de noticias e informa­ción. Dicha comunicación, amplia el horizonte y mejora el interés de los consocios Vicentinos con las experiencias y desafíos de sus hermanos y hermanas de todo el mundo. La respuesta Vicentina a la comunicación se comprende desde el deseo de aprender, enseñar y ayudar.

Comentario.- Sin comunicación, sencillamente, no existi­mos. Es uno de los pecados más frecuentes de omisión que comenten las Conferencias. ¿Cómo no contar a otras las cosas que hacemos y que facilitan el servicio a una po­breza determinada?. ¿Cómo no estar atentos a los que otras han descubierto?. ¿Cómo intentar servir bien a los pobres sin trasladarnos experiencias entre nosotros? Sin contar lo que hacemos ¿es posible mejorar y atraer recur­sos para atender a los pobres?. No debe haber país o Con­sejo que publique alguna Revista sobre la Sociedad, que no la envíe a otras naciones vicentinas y al propio Consejo General, para contribuir a este esfuerzo de comunicación.

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