¿Qué Es El Hombre Para Que De Él Te Acuerdes, El Hijo De Adán Para Que De Él Te Cuides? (Salmo 8)

Francisco Javier Fernández ChentoFormación Cristiana1 Comment

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Author: Miguel Martinez, CM .
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«Una criatura que vive en relación y que está llamada a ser lo que es»

PROEMIO

Salmo 8

¡Oh Yahvé, señor nuestro que glorioso tu nombre por toda la tierra!

Tu que exaltaste tu majestad sobre los cielos en boca de los niños, los que aún maman, dispones baluarte frente a tus adversarios, para acabar con enemigos y rebeldes.

Al ver tu cielo, hechura de tus dedos, la luna y las estrellas, que fijaste tú, ¿QUÉ ES EL HOMBRE PARA QUE DE EL TE ACUERDES EL HIJO DE ADÁN PARA QUE DE EL TE CUIDES?

Apenas inferior a un dios le hiciste, Coronándole de gloria de esplendor; le hiciste señor de las obras de tus manos, todo fue puesto por ti bajo sus pies: Ovejas y bueyes, todos juntos y aun las bestias del campo, y las aves del cielo, y los peces del mar, que surcar las sendas de las aguas

¡Oh Yahvé, Señor nuestro que glorioso tu nombre por toda la tierra!

INTRODUCCIÓN

La pregunta fundamental sobre el hombre en la Biblia más que ¿qué es el hombre? es ¿quién es el hombre? El hombre en la Biblia es un sujeto ya que toda la revelación bíblica es una historia entre un «yo» y un «tu», y por eso hemos tomado el salmo 8 para preguntarnos con el salmista que se extasía entre la grandiosidad de Dios y la inmensidad de la creación ¿Qué es el hombre para que Dios se acuerde de él, ese hijo de Adán para que de él se cuide Dios? trataremos de responder esta pregunta central con 3 referencias que no pretenden abarcar la realidad del hombre sino abrir el camino de posibilidades para seguir descubriendo el querer de Dios sobre el hombre que en definitiva es lo que realmente importa, en esta tarea formativa que Dios nos ha encomendado, se concluirá con algunas preguntas fundamentales que el hombre se plantea y que desde la Palabra de Dios pueden recibir una iluminación.

1. EL HOMBRE ES UNA UNIDAD – CREADA

1.1 El Hombre un ser – criatura: Gen 1,26 «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra» ante todo el hombre es una criatura. Es un ser cuya vida no depende de si mismo es una vida dada, donada. Esto define realmente el ser del hombre. Su relación con el creador es esencial, es vital no accidental, ni accesoria. Cuando se niega esta relación se está poniendo en juego la verdad del hombre, el ser humano se estaría autodestruyendo. Una tarea urgente en la formación es volver a descubrir nuestro ser criatura de Dios. Es la dependencia total del Dios de la vida.

1.2 El hombre es un ser – uno: 1 Tes. 5,23 «que todo vuestro ser, el espíritu, el alma y el cuerpo se conserve sin mancha hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo». Una iluminación bíblica del hombre debe partir de la concepción «HOLÍSTICA» que se encuentra tanto en el A.T. como en el N.T. Es decir que el hombre es una unidad, más aun, «el hombre es una totalidad». El hombre no es un compuesto de dos fuerzas antagónicas y enemigas (eso es platónico). Es una unidad compuesta, pero no como una suma de partes… se podría decir que el hombre bíblico es todo él espiritual y todo él es corporal, no es un espíritu que anima un cuerpo, ni un cuerpo animado por un espíritu, sino que el hombre es: «Un ser corporal espiritual». Por eso para la concepción bíblica del hombre en su origen la muerte era el final de todo. Cuando el hombre moría, moría todo el ser. En la Antropología Bíblica se destacan tres elementos fundamentales en la concepción del hombre y que nos permite entender mejor al hombre… y al hombre de hoy tan dividido y despedazado por tantos factores hay que volverlo a unificar… eso es una tarea urgente en la formación. NEFESH: Principio de vida. Es la garganta y más aun es el orificio que permite el paso de la vida = AIRE. BASAR: Es la parte material. Es la carne. Es la que permite la relación, el estar ocupando un espacio y un tiempo. RUAH: Es el Espíritu. Es el viento. Es la participación de lo divino en cada ser humano…

Aquí para concluir esta primera parte podemos recordar que somos «barro soplado por Dios» (Gen 2,7) y algo que se ha olvidado en el momento actual y es que «somos polvo y al polvo vamos a volver (Gen 3,19)

2. EL HOMBRE: UN SER EN RELACIÓN

2.1 No está bien que el hombre esté solo: Gen 2,18 «Dijo YHWH – DIOS no es bueno que el hombre este sólo. Voy a hacerle una ayuda adecuada».

Hemos afirmado anteriormente 2 cosas: Primero que el hombre es un ser creado y allí afirmamos la relación primordial del hombre que es con su creador. Es él su razón de ser, su principio vital por decirlo de algún modo y segundo: que le hombre es un totalidad pero incompleta. Siempre está en búsqueda de complementariedad.

  • El hombre siempre debe estar en relación con su entorno, con la creación donde debe jugar un papel especial.
  • El hombre se desarrolla y se plenifica en relación con el otro. El otro es su semejante, el que en verdad lo llena, lo alegra, expresado bellamente en la siguiente frase bíblica: Gen 2,23: «Entonces Adán exclamó: Esta si que es hueso de mis huesos y carne de mi carne y se llamará ISHA porque de ISH ha salido». Es el complemento perfecto y la relación con el otro es vital. Cuando se destruye al otro se pone en riesgo la propia existencia como vemos en Gen. 4, cuando el hermano anula al hermano se anula así mismo y afecta incluso el orden del universo.
  • Y aunque ya lo habríamos mencionado anteriormente aparece la relación con el «totalmente Otro» con el Dios que permite que el hombre en toda la revelación bíblica sea un sujeto de esa relación entre un «YO -DIOS» y un «TU – PUEBLO» y así esa relación amorosa de fidelidad por parte de Dios e infidelidad por parte del hombre llegue a su culmen bellamente expresado en el cantar de los cantares donde se da el encuentro de los amados. Centro de toda la Biblia.

2.2 El hombre una totalidad incompleta: Jn. 15,12 «Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado». El hombre, ese ser del que estamos hablando y del que hemos afirmado que es creado por Dios y que es una totalidad, es importante que reafirmemos otra realidad y es que ese «uno» que es el hombre es incompleto. Siempre está en búsqueda de intimidad de una relación que lo plenifique y que sólo es posible cuando el hombre se abre a la experiencia maravillosa y misteriosa del amor. No quiero hacer aquí un apología sobre este sentimiento que pone en aprietos a más de uno y que el Papa Benedicto XVI ha enfrentado con tanta altura y con la profundidad que lo caracteriza en su encíclica ¡Deus Caritas EST! Lo que si quiero es decir que ese sentimiento nos impulsa a la búsqueda hacia el otro. Ese impulso que se convierte en motor de cosas grandes y heroicas no por lo extraordinarias sino por la fuerza que comunica para dar vida dando la propia vida. El amor como entrega, como don, como sentido de lo que se hace y de lo que se es. Ese amor que se expresa en el deseo por complementarse con el otro. Ese amor que lleva a la búsqueda incansable del amado en el cantar de los cantares. Ese amor del que el mismo hombre es objeto en el A.T. cuando el profeta Isaías afirma que «aunque tu padre y tu madre te abandonen yo no te abandonaré» y en el N.T. en Jn 13,1 «habiendo amado a los suyos… los amó hasta el extremo. Ese amor que puede dar sentido incluso al sin sentido de la muerte ya que uno puede dar la vida por sus amigos Jn. 15,13. Ese amor es lo que complementa al hombre y lo hace pleno… Es ese amor el que le puede dar sentido a una vida consagrada para que en la antropología de la vida consagrada el celibato – castidad – virginidad no sea una mutilación, ni una castración sino una posibilidad hacia la plenitud, hacia la totalidad del hombre. Ese amor que posibilita que el hombre ame la vida y que amando esa vida dé su vida por la vida de sus hermanos, como lo hace una madre que desde el momento de concebir da su vida para engendrar una nueva vida. Este aspecto no lo podíamos dejar de nombrar ya que en este momento donde al nombre del amor o en el nombre amor se están permitiendo tantas injusticias la formación permita al hombre de hoy ser una criatura que ame y que amando sinceramente, totalmente y desinteresadamente se plenifique de verdad.

3. EL HOMBRE: UN SER LLAMADO A SER LO QUE ES

En este punto consideremos 2 textos bíblicos.

Uno del A.T. Lev. 19,1 «sed santos, porque yo, YHWH, vuestro Dios, soy Santo». El ser Santo hace referencia a ser lo que se es. Recuperar la Santidad más que un cambio moralista consiste en el proceso de volver a lo original. Al plan primero. A esa imagen y semejanza que el hombre es de Dios y que el pecado desdibuja. Por eso la Santidad es lo que caracteriza a Dios y la única medio definido que encontramos en los textos bíblicos y es cuando Moisés le pregunta quién lo envía para saber dar una respuesta a quien le pregunte y Dios dice de si mismo: «Yo soy el que soy» y añadió: «Así dirás a los Israelitas: «Yo soy» me ha enviado a vosotros:» (Ex. 3,14) ESE SER, es el que es, es el que está, es la única verdad, es el que existe. Por eso el pecado en la Biblia siempre se manifestó como el querer dejar de ser, como la codicia de ser otro y no lo que se es. Citemos dos ejemplos de lo que quiero afirmar: Gen 3,5 Cuando la serpiente le promete a la mujer que: «seréis como dioses, conocedores del bien y del mal» y por lo tanto implícitamente está la oferta de dejar de ser criaturas de Dios y el otro ejemplo está en el libro primero de Samuel 8,1-4: donde el pueblo de Dios pide un Rey y la única motivación es que quieren ser «como los otros pueblos» (1 sam 8,5) y así renuncian a Dios como Rey y dejan de ser el pueblo de Dios para ser un pueblo igual que los otros pueblos.

Aquí hay un campo espléndido para la obra de la formación para volver a retocar esta imagen de Dios que hay en cada hombre. La tarea fundamental es que seamos en verdad lo que somos: Hijos de Dios.

3.1 Otro del N.T. Mt. 5,48 «Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial». Aquí es Jesús quien conoce de qué esta hecho el hombre y de lo que es capaz Pablo hablará que la medida del hombre perfecto es Cristo. Aquí en la obra de Jesús varios estudios resaltan que para él lo fundamental en su obra es devolverle al hombre su verdadero rostro, su dignidad de Hijo de Dios y que la razón de su venida es que el hombre tenga vida y vida en abundancia (Jn. 10,10) El nos recuerda que el hombre es imagen y semejanza de Dios mismo y que por eso el modelo a seguir es el Padre celestial. Estas palabras del Evangelio son para ser tenidas muy en cuenta y no son ni una exageración, ni un género literario. Es una exigencia que hace Dios mismo al hombre. Es una exigencia que Dios sabe por qué la hace y a quién la hace. No hay excusa. La tarea es todo un reto pero tenemos la certeza con Pablo que Dios no nos puede pedir nada que exceda a nuestras fuerzas.

Aquí hay otro reto maravilloso a nuestra labor de formadores. LA SANTIDAD… Como aquella invitación a que el formando sea lo que debe ser: HIJO DE DIOS y para que así respondamos al anhelo de San Vicente de Paúl: «Santos y Sabios sacerdotes son el tesoro de la Iglesia.

4. CONCLUSIONES

4.1 Lo que hemos dicho del hombre: La revelación Bíblica arroja una luz nada despreciable para entender el misterio del hombre y para nuestra labor formativa hemos visto lo urgente que es:

  • Volver a recuperar el ser de criatura y su relación con el creador.
  • Volver a sanar las relaciones que el hombre debe saber construir con su entorno, con el otro y con el totalmente Otro.
  • Volver a recomponer la unidad por medio del amor en un ser que ha sido descuartizado por todos los poderes de hoy.
  • Volver a recuperar su rostro propio de ser imagen y semejanza de Dios y que por ser Hijo de Dios está llamado a cosas grandes.

4.2 Las preguntas fundamentales que pueden ser acompañadas a la luz de la Biblia: La palabra de Dios en la Escritura formula preguntas claves que leídas no como recetas pueden ayudar a acompañar las preguntas fundamentales del hombre hoy… Algunos ejemplos: ¿De dónde viene el hombre? Gen. 1–2.¿Dónde está el hombre? Gen 3,9. ¿Dónde está tu hermano? Gen 4,9. ¿Qué le queda al hombre de toda su fatiga y esfuerzo con que se fatigó bajo el sol? Ecle. 2–3. Y ¿quién dices tú que soy yo? Mc. 8,27-30.

4.3 En definitiva: quiero concluir en esta reflexión lo que he descubierto en este pequeño recuento bíblico sobre el hombre en la Biblia… lo hago con una frase de San Ireneo «la gloria de Dios es que el hombre viva o el hombre viviente» Dios se la ha jugado el todo por el todo por el hombre El se empleo totalmente en la creación del hombre, ha hecho un pacto con él a pesar de saber de que está hecho el hombre. Se ha encarnado por el hombre, ha sufrido, ha muerto y ha resucitado por el hombre y sigue confiando en el hombre. Aquí podríamos sacar una última consecuencia para animar nuestra labor formativa: «Si Dios ha hecho tanto por el hombre ¿no valdrá la pena dedicar nuestras vidas, dar nuestras vidas por el hombre?

Apéndice:

Para terminar creo que para formar hoy al futuro misionero la Palabra de Dios nos regala otro reto: En estos tiempos nuevos, con estos jóvenes nuevos ¿no se necesitarán espacios nuevos de formación? Para decirlo en términos Bíblicos: «¿Para estos vinos nuevos no necesitaremos odres nuevos?» (Mc. 2,22)

Para contactar con el Padre Miguel Martinez, CM escribirle al correo: miguelincm@yahoo.es
ANTROPOLOGÍA BÍBLICA CURSO DE FORMACIÓN DE FORMADORES SEMINARIO MAYOR VILLA PAÚL ENERO 2008

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