19 de julio de 1922
Querida mamá:
Me lamenté, o más bien me dio mucha pena que pienses cosas que no son ciertas. Los consejos de la madre son siempre los más sabios y son siempre buenos, incluso cuando uno ya es viejo.
Este año has estado muy lejos de mí y yo he podido apreciar qué quiere decir no tener la madre cerca, que nos grita cada tanto, pero que a la noche nos da un beso y su bendición, aún no estando sólo, al tener conmigo a la querida tía y a la querida nona.
Desgraciadamente, querida mamá, no puedo estar contigo en Pollone; un poco es culpa mía por la desgracia de estar demasiado lejos, pero un poco es culpa de los estudios tan exigentes. El tercer año es muy duro y se necesita hacer muchos sacrificios para llegar seguro a la meta. Pero no nos lamentemos, porque en esta vida hay miserias mayores.
Luciana llegará el sábado por la mañana: los Bonzarri partieron ayer. Hoy en Torino hay un paro general, todo por culpa de los estúpidos fascistas.
Vittorio se recibió 100/100 muy bien, especialmente porque debió prepararse rápidamente por estar haciendo el servicio militar.
¿Debo mandarle el tintero o esperar al otoño?
Querida mamá, disculpame todas las pequeñas molestias que te he dado, pero está segura que, si alguna vez te fallé, en el futuro trataré de ser mejor, porque en ti pienso seguido y rezo siempre a Dios, para que te dé el consuelo que yo por mis defectos no puedo darte, aún queriéndote mucho.
Besos a ti y a la tía. Pier Giorgio.