- ALGUNAS PINCELADAS SOCIOLÓGICAS:
Qué mundo rodeó a Luisa de Marillac y como influyó en ella.
- A) PROCESO QUE SIGUIÓ EN SU INFANCIA Y JUVENTUD DE CUYA EXPERIENCIA SE DERIVA LA ELECCIÓN DEL SERVICIO A LOS POBRES
Influencias socializadoras
El pasado histórico conserva muchos datos sobre la vida de los nobles y escasos sobre las costumbres y usos populares.
Conocer algunos aspectos interesantes relacionados, con la infancia de la época, nos acercarán mejor a Luisa.
Durante muchos siglos, la infancia ha sido una etapa de la vida de las personas a la que no se le daba mucha importancia. Fue en el S. XVII donde comenzó a considerarse una etapa con características y necesidades específicas, por lo que el concepto de infancia es bastante novedoso.
Si hacemos un repaso de la infancia a lo largo de la historia encontramos pocos datos.
En el mundo clásico (Grecia y Roma) se instauran las primeras escuelas para los hijos de los ciudadanos libres, aparece la «patria potestad» que establece unos derechos y deberes para con los hijos pero también había mucha esclavitud y los niños de las clases más bajas tenían unas condiciones de vida muy penosas, sobre todo las niñas.
En la Edad Media los niños se consideran propiedad del padre y los utiliza como mercancía. La infancia era muy corta, ya que trabajaban desde edades muy tempranas, las condiciones de vida eran duras, hambre, epidemias, …
En la Edad Moderna (S. XVI y S. XVII) aparecen las primeras escuelas organizadas aunque sólo asisten niños de las clases más acomodadas.
La infancia en este periodo tiene connotaciones importantes que van a influir en la cultura y formación de los niños-niñas.
De igual forma la formación, el aprendizaje, la identificación adquieren connotaciones diferentes según la época.
En relación a los niños-niñas, de la sociedad francesa, se dan aspectos importantes que nos ayudarán a conocer mejor y a situar la población infantil contemporánea de Luisa de Marillac.
Hablan los datos
Las estadísticas demográficas del siglo XVII son incompletas y poco fiables, aunque se suponía que todos los párrocos anotaban en el Registro los fallecimientos de niños recién nacidos, la mayor parte de niños nacidos y abandonados no se registraban en ningún sitio.
Roland Mousnier ha comprobado que antes de 1667 no se llevaba de forma sistemática dicho registro, por ello los historiadores franceses han ideado otras formas de abordar el problema y determinar las características demográficas en el siglo XVII. Estas, junto con los datos sobre las pautas culturales, pueden evaluarse al ponderar la importancia relativa de las variables que influían en la supervivencia del niño.
Dos autores que destacan en su estudio sobre la Infancia: Philippe Aries y LLoyd de Mause. El primero marcó el momento del descubrimiento historiográfico de la historia de la infancia, mientras que el segundo autor intentó recorrer y fundamentar científicamente tal historia.
Philippe Aries2 desarrolla una historia de la evolución de las diversas actitudes mentales tanto en la familia como en los niños. Examina la «historia tácita». Se pasa de una sociedad en la que el niño vivía ya como adulto entre los adultos, a una sociedad que se encierra en núcleos familiares, privatizando la infancia y segregándola mediante los diversos sistemas educativos, que implican autoritarismos y regímenes disciplinarios.
Lloyd De Mause3 no acepta la hipótesis de la «felicidad» inicial de la infancia, y elabora una historia de la infancia que especifica la transformación gradual en sentido positivo de la relación entre el adulto y el niño. Así marca el autor la siguiente evolución, o más conocida periodización: 1) Infanticidio; 2) Abandono; 3) Ambivalencia; 4) Intrusión; 5) Socialización; y 6) Ayuda.
Estas etapas marcan las diferentes formas en que un niño puede ser tratado, aunque hasta hoy la violencia sigue siendo la reacción que guía el comportamiento de muchas personas.
Por otro lado, son varios los temas que suscitan el interés de los estudiosos de la infancia. El abandono de los niños es uno de los principales. En torno a los palacios episcopales y a los conventos surgían los hospicios, para los niños abandonados, algo no muy actual, ya viene de siglos atrás. Muchos creían que la existencia de estos lugares servía en realidad como agencias para el infanticidio, produciéndose así la legalidad del abandono.
Otro tema importante es la diferencia sexual, ya que la descendencia masculina ha sido siempre la de vital importancia, por ser los trabajadores del futuro, quedando así las niñas en segundo plano. Es un tema que en la antigüedad no se trataba, pero que poco a poco fue introduciéndose, dentro de las desigualdades sociales más importantes a tratar.
Apunte breve: La reforma católica francesa en relación con la infancia
El movimiento de Reforma del catolicismo francés, que en siglo XVII manifestó un interés más hondo por la salvación de todas las almas, incluidas las de las mujeres y las de los niños… exige la supervisión de las comadronas y la vigilancia de la Iglesia respecto de las prácticas seguidas por los padres en relación a la población infantil no deseada o debilitada por otras causas.
El poder coactivo de la ley operó a favor de la seguridad de los recién nacidos. Estos cambios surtieron el efecto de reducir los infanticidios de hijos ilegítimos, como parece confirmar el rápido aumento del número de niños abandonados a lo largo del siglo en particular en París y otros centros urbanos.
El Renacimiento Religioso, predicaba las virtudes de la gran familia, y una moral de paridad entre hombres y mujeres. De ahí que en París otra innovación daba testimonio de cierta influencia de la ética igualitaria de los reformadores cristianos: los orfelinatos que antes solo existían para niños se crearon también para niñas.
En París, durante las épocas de crisis, en la mayoría de los casos los niños eran abandonados. Desde hacía siglos el abandono de los niños era algo vergonzoso, cruel, pero establecido.
«Roma: Dentro de los criterios relacionados con el niño, se realizan dos valoraciones importantes: cuando un niño nacía era posado en el suelo, y solo si el padre lo recogía y levantaba hacia arriba era admitido en la familia. Si el padre no lo cogía, no se aceptaba, y si no se moría, podía ser acogido por otra persona. Si se moría era considerado como un aborto; Por otro lado los hijos de los esclavos eran abandonados continuamente por no saber qué hacer con ellos».
Papel que jugaba la familia en la época de Luisa de Marillac
Aunque no podemos detenernos mucho, es importante conocer también qué papel jugaba en aquel siglo la familia.
La sociedad es estable pero no estática, por ello la institución en la que se dan más a menudo actitudes diversificadas es la familia. La familia es el esqueleto de la sociedad, que de una u otra forma se mantiene a lo largo de la Historia.
La familia ha sido uno de los principales agentes de socialización, aunque no siempre determinada por los mismos modelos, ya que ha sufrido continuos cambios y algunos muy importantes.
Las características, se van adaptando a la Historia, en el modelo de las familias correspondientes en clase social media y nobleza cortesana tenían como educadores los colegios de órdenes religiosas, cuyo objetivo era conseguir un niño-niña modesto, cortés, bien hablado y estudioso. «A las niñas en Port Royal se les enseñaba desde los 4 años a seguir un horario enteramente dedicado a poner la conciencia individual al servicio de Dios. Desde que se despertaban, todas las normas guardaba relación con este fin».
Las clases populares no disponían apenas, de ningún recurso para la formación de sus hijos, solo se daba la formación en la doctrina cristiana, y en los oficios manuales, entre ellos los vagabundos y abandonados donde el niño era denominado Pícaro, siempre con vigilancia. Sospechoso de todo.
De esta reflexión se deduce una primera cuestión: Luisa, dentro de las posibilidades de la Infancia del siglo XVII, no deja de ser una mujer privilegiada.
Luisa de Marillac nace en este contexto
En este contexto social nace y se desenvuelve Luisa de Mari-llac el 12 de Agosto de 1591.
Los datos que se conservan no certifican con claridad quiénes fueron sus padres. Parece con certeza que era hija natural de algún o alguna Marillac. Desde muy pequeña y siguiendo el criterio de la época para las niñas que pertenecían a la nobleza Luisa fue llevada para su instrucción a un Monasterio de Religiosas Dominicas en Poissy.
En Poissy
Era la priora Juana de Gondi y allí se encontraba también, entre otras religiosas de prestigio, una tía abuela de Luisa de su mismo nombre. No era raro en esta época que las familias nobles eligieran algún convento como lugar de formación para sus hijas, (la sociedad estamental marcaba las diferencias claramente entre el infante, el caballerito y el pícaro, y señalaba para ellos la educación a recibir).
Poissy, fundado en el siglo XIV, era en este momento de los más famosos de Francia. En Poissy, va a adquirir Luisa una formación espiritual e intelectual indiscutible: Aprende latín, filosofía, pintura. Allí aprende también, y sobre todo a conocer, amar y orar a Dios.
Luisa debió permanecer en Poissy hasta julio de 1604 en que, muerto su padre, nadie se responsabilizó de pagar su pensión. Luisa cuenta 13 años de edad.
Su primer biógrafo asegura que su padre «de aquí la retiró algún tiempo después y la puso en París en manos de una dueña hábil y virtuosa para que le enseñara a hacer cosas convenientes a su condición»’.
Durante la época de la pensión (1604-1613)
Luisa va a seguir cultivando su espíritu al mismo tiempo que se asoma a la realidad de la vida.
Muy joven, a los diecisiete años se introduce en la vida espiritual. Lee la «Guía de pecadores» del P. Granada, la «Imitación de Cristo», la «Introducción a la vida devota» de Francisco de Sales, el «Breve Discurso» de Bérulle
Se nos dice que le gusta escuchar a los predicadores jesuitas y capuchinos. y que dedica una hora diaria a la meditación, para la que tiene facilidad.
Su formación humanística se completa en esta pensión con la formación manual y práctica de las tareas del hogar.
Leyendo sus escritos, podemos intuir cómo Luisa de Marillac era una mística, con un gran conocimiento teológico.
En esta pensión debió vivir Luisa hasta los 21 años un poco antes de contraer matrimonio.
Luisa de Marillac contrae matrimonio
Desde el siglo XII en Francia, los matrimonios de los señores de rango eran la mayoría de las veces, objeto de un arreglo. Su tío y tutor, Miguel de Marillac, optó por un joven burgués llamado Antonio Le Gras. Éste era secretario de la reina madre y regente, María de Médicis. Luisa encontró junto a Antonio la felicidad y acogida de un hogar, a pesar de no tener su esposo una gran fortuna. El nacimiento de Miguel Antonio le llenó de alegría. Y como para toda madre, Miguel fue objeto de su cariño y desvelos, aceptando también sufrimientos y preocupaciones.
Luisa y Antonio formaron un buen matrimonio y se puede concluir que vivieron bastante contentos.
Huella que dejaron en Luisa estos años
Luisa, como toda persona, experimentó el proceso de socialización, este proceso sufrió el influjo entre la persona y sus semejantes, y entre ésta y la sociedad que la rodeó. Dentro de este proceso, ella aceptó las pautas de comportamiento y trató de adaptarse a ellas.
Este proceso de igual forma se dio no solo en las distintas etapas de su vida, sino también cuando cambia de una situación a otra, es decir, de un status social a otro, o de una tarea u ocupación a otra.
Participa de la cultura que se va transmitiendo y la moldea adaptándola a las condiciones de una sociedad determinada.
Dentro de este comportamiento, ella desarrolló también habilidades y todas las potencialidades necesarias para la adecuada participación en la vida social.
Las situaciones de pobreza que conoció y pudo organizar posteriormente, son indicadores claros de su pertenencia a la sociedad donde desarrollo su infancia y juventud.
La educación propia de la época y del rango social a la que pertenece Luisa de Marillac, nos indica también que no es nada extraña su formación.
Reseñar también, que la personalidad que adquiere Luisa esta íntimamente relacionada con los dos aspectos de los que participan todos los seres humanos elementos innatos y elementos adquiridos, o lo que sería igual a la genética adquirida y al ambiente donde se desenvuelve su historia.
Herencia y ambiente, o herencia y educación tiene límites y posibilidades dentro del proceso de socialización. La vieja sabiduría salmantina lo supo expresar muy bien «Quod natura non dat, Salmantica non praestat»: lo que no da la naturaleza, Salamanca tampoco lo presta.
Al hablar de influencia no hablamos de influencia determinante, sino condicionante. Es decir la persona está condicionada en su proceso de socialización por la herencia recibida, pero no está determinada por ella de tal forma que no pueda construir su propio destino. Aspecto clarificador de cara a la personalidad de Luisa de Marillac, tachada tantas veces de actitudes que reflejaban angustia, inseguridad, etc. etc.
Luisa nació en un determinado entorno físico, en un clima, en una geografía , de igual forma su entorno fue un condicionante, esto nos invita a pensar con cierta cautela, pero también con cierta relevancia, que no es nada llamativo el que Luisa de Marillac ame a los pobres, desde una edad temprana, puesto que es conocedora de lo que sucede en París y sus alrededores y su sensibilidad, ha estado expuesta desde su infancia al conocimiento comprensión de las situaciones: sabe las muchas dificultades de los campesinos pobres, de los mendigos, de los enfermos y por su experiencia adquiere una sensibilidad exquisita hacia los niños que son abandonados.
El hecho de nacer en una cultura, y socializarse en ella, facilita el que Luisa sea receptiva de su propia tradición, de las instituciones locales de su tiempo, de los valores y costumbres que la rodearon desde el nacimiento.
La cultura fue uno de los factores que más influyó, quizá sin esforzarse mucho y sin pretenderlo, ha sido y es, la imagen clara de una mujer con tantos valores que fue capaz de dar solución a muchos y diversos problemas, o a muchas y diversas situaciones. (Enfermedades, instrucción, oración, organización…)
Dentro de su proceso de socialización, la familia que hoy es un agente socializador por excelencia, y casi insustituible, no podemos decir que fuera de la misma forma en el siglo XVII; por ello aunque Luisa vivió alejada de la familia y sin el supuesto afecto y cariño humano, podemos insistir que en el contexto social histórico de los siglos XIV, XV, XVI no era pre-valentes dichas actitudes… Más bien se iniciaba al comienzo del siglo un nuevo concepto de familia, del que ella lógicamente, no participó.
Un aspecto interesante, puede estar en la afirmación de que lo innato, lo heredado es el carácter, es decir el conjunto de disposiciones congénitas que forman o constituyen el esqueleto mental de la persona. Es su modo de ser, y aquí, podemos permitirnos dudar, dada la situación de sus progenitores, de que alguno de los tres aspectos constitutivos del carácter: emotividad, actividad y resonancia, no se dieran en porcentaje alto en ella, cosa muy lógica.
Al margen de la situación familiar, y con escasa influencia de la misma, la inteligencia de Luisa crece, se construye en relación con el ambiente y el status social, la estimulación que recibe le invita al esfuerzo mental que logra aprender cómo resolver cualquier problema.
Por ello el paradigma de Luisa de Marillac fue amplio y en él se dibujó una amplia perspectiva donde se intuye el deseo de entrega a Jesucristo y el deseo de ayudar a los pobres, situación que generaba dentro de la dinámica del contexto en el que vive como se puede observar en el apartado siguiente.
Carmen Rodríguez
CEME, 2010