Hoy, 23 de noviembre [1659]1
El señor Mercier, sacerdote adscrito a San Bartolomé2 y confesor de nuestras Hermanas del Hospital desea ser del número de los que asisten a la Conferencia de los martes3; y con tal motivo ha venido a pedirme le haga saber a usted, mi muy Honorable Padre, que le conozco hace tiempo, por haberle visto con el señor de Villenant, cuya señora madre le apreciaba.
Supongo habrá visto la carta que recibí ayer de una señora de San Cosme 1 la cual desea una cosa bastante razonable en parte, pero no por otra. Creo, mi muy Honorable Padre, que será bueno darle una contestación, pero no a través de la Hermana que ha traído la carta, si su caridad lo tiene a bien, porque me parece es, en parte, la causa del disgusto mayor que ha habido, aunque en el fondo ha habido, también, cierta negligencia mía y respeto humano. Esta Hermana es la que quería salir de la Compañía hace algún tiempo y que después de humillarse se quedó; es verdad que a su compañera, muy corta, le ha faltado un poco de prudencia, como muchas veces me ocurre a mí con las virtudes que serían necesarias para poder decirme con verdad, mi muy Honorable Padre, su muy humilde y obediente servidora,