Hoy, 2 de marzo de [1658]1
Mi muy Honorable Padre:
Si la pobre mujer en cuyo favor le han hecho a usted escribir, está en condiciones de criar, no creo haya un lugar más seguro para ella que el de venir como nodriza a los Niños Expósitos. Y si fuera de temer que se quisiera marchar o si en el juicio que se sigue contra ella por su falta se la desterrara, esto seria también un medio para retenerla aquí: con tal de que tuviera leche, podría quedarse dos o tres años. De otro modo, mi muy Honorable Padre, no veo seguridad alguna en estos barrios para impedirla cometer semejante falta u otra mayor, dado el lugar en que se halla. Si fuera desterrada, se la podría poner, bajo vigilancia, a servir en algún lugar a cinco o seis leguas, sobre todo si su juicio no se divulgara mucho, no fuera a ser que la vergüenza la mantuviera en su pecado, una vez que ha perdido por completo la honra. Tal vez he dicho (demasiado), y le pido por ello humildemente perdón, aprovechando también esta ocasión para pedirle su santa bendición y la asistencia de sus oraciones para obtenerme misericordia, no sea que mis obstinaciones pasadas, y acaso las presentes o las futuras, miserable de mí, sean causa de mi pérdida, como la de las pobres personas que han perecido, aunque sólo corporalmente, en estas inundaciones; y para excitar su caridad, le suplico crea que soy, por voluntad de Dios, mi muy Honorable Padre, su muy humilde hija y agradecida servidora.