Hija de la Caridad, sierva de los Pobres Enfermos
Bernay
Hoy, 4 de diciembre de 16541
Mi querida Hermana:
Tiene usted sobrados motivos para quejarse de mi tardanza en demostrarle la alegría que he experimentado con el regreso del buen señor que nos ha dado tan extensas noticias del establecimiento de esa Caridad y de la forma en que ha sido del agrado de Nuestro Señor dirigirlo todo. Ustedes han pasado un poco de necesidad y quizá la están pasando todavía; pero,¿no es verdad, querida Hermana, que tal estado da consuelo a su corazón al asociarla a lo que Nuestro Señor y su santa Madre pasaron con tanta frecuencia en la tierra? Créame, querida Hermana, cuando veo establecimientos tan espléndidos, en los que todo sonríe al principio, temo siempre por lo que venga detrás. En nombre de Dios, no precipite nada, las cosas que se hacen lentamente, se hacen con solidez. El recuerdo de su condición de siervas de los pobres es muy necesario a las Hijas de la Caridad para mantenerse fieles a su deber.
Le ruego, querida Hermana, que hable a menudo de esto con Sor Lorenza,2 porque sirve para mantenernos firmes en nuestro deber, y nos hace honrar y respetar a todas las señoras y mujeres alistadas en la Caridad, mirándolas como a personas a quienes debemos gratitud por admitirnos a servir a los pobres con ellas. Pienso, Hermana, que cuando se trate de buscarles alojamiento definitivo, tendrá usted cuidado en elegir una vivienda propia para unas pobres muchachas y no se le ocurrirá, se lo ruego encarecidamente, pensar en establecer un hospital, ni alojar enfermos en casa de ustedes, ni tampoco tomar pensionistas, sin decírselo antes al señor Vicente; y si les hablan de ello, no dé usted su aprobación por su cuenta, déjelo en manos de Dios que ya dará a conocer su voluntad por el camino de la obediencia.
Saludo con todo mi corazón a mi querida Sor Lorenza, otra vez me tomaré la satisfacción de escribirle. Tengan las dos completa seguridad de mi afecto y créanme en el amor de Jesús Crucificado, su muy humilde hermana y servidora.
- C. 475 Rc 3 lt 419. Carta autógrafa.
- Lorenza Dubois, nació el 14 de octubre de 1623, en Silly-Sainte-Croix entró en la Compañía de las Hijas de la Caridad el 6 de diciembre de 1648. Después de su seminario, durante el que tuvo que habérselas con la enfermedad, sirvió a los pobres en las parroquias de París En 1654, fue escogida para el nuevo establecimiento de Bernay, del que llegó a ser Hermana Sirviente en 1657, al marchar Sor Bárbara Angiboust. Después de 1660, irá a la parroquia de San Mederico y luego a Réveillon en donde falleció el 16 de septiembre de 1685. Sus compañeras hicieron resaltar su gran dulzura con los pobres, su rectitud, su sencillez (nota biográfica).