Luisa de Marillac, Carta 0447: A Sor Ana Hardemont

Francisco Javier Fernández ChentoEscritos de Luisa de MarillacLeave a Comment

CRÉDITOS
Autor: Luisa de Marillac .
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(Châlons-sur- Marne)

(hacia 1653)1

Querida Hermana:2

Mucho me consuela todo lo que me dicen de ustedes, por las gracias que Dios les concede en la dirección de todas las cosas, dentro del servicio que su bondad les ha señalado. ¡Sea Él bendito por siempre! Le suplico que por su misericordia les conceda también la de estarle muy agradecidas. No dudo, querida Hermana, que nuestras  tres Hermanas3 hacen buen uso de los ejemplos y advertencias que tiene usted la caridad de darles; pero como no siempre está usted junto a ellas, les ruego, por amor de Nuestro Señor, que no se dejen distraer demasiado el espíritu por los diversos discursos que pueden oír al tener que hallarse entre toda clase de personas; es cierto que unas nos llevan al recogimiento y al recuerdo de las miserias humanas; pero otras pueden inspirarnos otros pensamientos por los hábitos que tales personas han contraído en su forma de vivir. La pura intención que con frecuencia ellas deben renovar de hacer todas sus acciones por amor de Dios, les servirá de ayuda para mantenerse en el espíritu que deben tener las verdaderas Hijas de la Caridad. Por último, les ruego a todas que la distancia de nosotros no les quite de la memoria el empeño en la práctica de nuestras Reglas y de las virtudes que deben tener las Hijas de la Caridad.

Y que Sor…4 me diga si ha entrado plenamente en la práctica de una humilde sumisión, de la tolerancia, de la reserva que una Hermana Sirviente debe tener cuando ha dejado el cargo, porque es una máxima que las que ya no ejercen el cargo han de ser las más humildes y obedientes de la casa. Tengan siempre presentes las advertencias que el señor Vicente, nuestro muy Honorable Padre, les dio para su comportamiento hacia las antiguas, a las que deben amar y respetar como si fueran sus madres.

Continuamos en la Comunidad las preces por la paz que hacíamos durante la guerra, y que son la antífona y oración de San Miguel, por la mañana, después del Sacro-Sanctae, y después del Angelus las de Santa Genoveva. Además, durante cerca de tres meses, ha habido siempre, día y noche, dos Hermanas en oración para tratar de apartar de nosotras la ira de Dios, porque reconocíamos que verdaderamente la habíamos atraído por nuestros pecados y habíamos merecido que cayera sobre nosotras; y si hemos sido preservadas, ha sido por un efecto de su misericordia que no nos ha castigado como lo merecíamos; pero mucho me temo que seamos ingratas. Les suplico que rueguen a su bondad nos preserve de esta desgracia, y créanme en su santo amor…

  1. C. 447 Ms. A, Sor Chétif 1 n. 38. Copia.
  2. Copia de Margarita Chétif, serie Ana Hardemont (ver C. 120 n. 2).
  3. Bárbara Angiboust, Petra Chefdeville y María Poulet.
  4. Bárbara Angiboust (ver C. 7 n. 1).

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