Hija de la Caridad, sierva de los Pobres enfermos
Nantes
Hoy, 6 de abril (1649)
Mis queridas hermanas:
Dios sea bendito y eternamente glorificado por todas las gracias que su bondad concede a sus criaturas y en especial por las que ha concedido a nuestra pequeña Compañía, tanto en general como en particular, en estos tiempos de aflicción. Participen ustedes, queridas hermanas, en el consuelo que nos queda de que todas nuestras hermanas han sido preservadas y han podido continuar al servicio de los Pobres enfermos y también de los que no tenían pan, pues no pueden ustedes hacerse idea de la cantidad de limosnas que se han distribuido en Pans. Creo que es esto lo que nos ha atraído la misericordia de Dios sobre nosotros para darnos la paz. Denle gracias por nosotras, como también lo hacemos por nuestra parte por la fortaleza y los ánimos que les ha dado a ustedes para soportar todo lo que me dice. ¡Qué alegría me ha proporcionado al comunicarme la que ustedes han tenido al recibir noticias nuestras, y el uso que han hecho de todo lo que Dios les ha dado a conocer de nosotras! Hemos sabido que el señor Vicente ha estado en Angers; quiera Dios que se encuentre ahí donde ustedes y que puedan tener tiempo de hablarle. Para ello, como para toda otra cosa, pónganse enteramente a disposición de la divina Providencia. Tengo tanta prisa que no me queda tiempo sino para terminar ésta y asegurarles que en el amor de Nuestro Señor, soy, queridas hermanas, su muy humilde hermana y servidora.
P D. Salude de nuestra parte al señor de Jonchères y a todos nuestros amigos.