Introducción
Tras la publicación, dentro de la Sección de Estudios de la Revista ANALES de la Congregación de la Misión y de las Hijas de la Caridad, del trabajo de colaboración titulado por mi parte Sor Felisa y Sor Teodora Errasti, Hijas de la Caridad azpeitiarras dedicadas a la enseñanza musical (Anales nº 6 – 2008 – Tomo 116 – noviembre-diciembre), me llegaba desde Madrid una atenta carta de Sor Mª Ángeles Infante, H.C. , responsable del Archivo de las Hijas de la Caridad, en la que me proponía escribiera un artículo sobre otra religiosa azpeitiarra: la Sierva de Dios Sor Justa Domínguez de Vidaurreta e Idoy, como promotora de los estudios musicales entre las Hijas de la Caridad
¡Anímese! …Además la Sierva de Dios Sor Justa Domínguez de Vidaurreta e Idoy, nació en Azpeitia y fue bautizada en la iglesia de San Sebastián de Soreasu. Seguro que la Dirección de ANALES se lo publicará con mucho gusto.
A la invitación de Sor Mª Angeles Infante, no podía corresponde por mi parte de otra forma que aceptando su amable propuesta, y ello en base, fundamentalmente, a dos razones:
- Se trataba de hacerlo sobre una religiosa azpeitiarra nacida en nuestra localidad el 2 de noviembre de 1875, que contribuyó significativamente a que entre las Hijas de la Caridad, la música tuviera también la consideración y resonancia debidas.
- En mis primeros años escolares que fueron en el Colegio de la Milagrosa de Azpeitia, me enseñaron Sor Carmen Álvarez Marión, natural de Jove (Asturias) y Sor Agripina Rodríguez Martínez, de San Llorente (Palencia) a leer y escribir, a la vez que en las «flores de mayo» de sus aulas entoné los primeros cánticos de mi niñez en grupo, hasta que mi «Aitatxo» Baltasar, cogiéndome cariñosamente de su mano a la salida del colegio un atardecer del mes de septiembre de 1946, me llevó con mi bata de colegial de la Milagrosa al Salón de «su Escolanía de Tiples parroquial» de la que era colaborador del sacerdote-organista D. Julián Barrenechea Odriozola.
Dos razones, que dada mi vinculación a las Hijas de la Caridad y al mundo musical azpeitiano, hacían de la propuesta de Sor Mª Ángeles Infante, una oportunidad para expresar gratitud a ellas, a la vez que ocasión propicia para rememorar ahora, medio siglo después, la importancia de la labor promotora de los estudios musicales que realizó Sor Justa Domínguez de Vidaurreta, al tiempo que un sincero reconocimiento a la puesta en marcha de la Escuela Superior de Música Sagrada que supuso tan positiva aportación para que la música tuviera en los centros de formación religiosa, en las iglesias y escuelas, el lugar y la forma de expresividad que le correspondía.
Cierro mi colaboración con una glosa de algunas vivencias musicales que tuvieron en el Colegio de la Milagrosa de Azpeitia, y la influencia posterior, tan positiva, que ello ha tenido en la cultura musical de nuestro pueblo, incluyendo en su apartado final, a modo de crónica, los recuerdos de la jornada de despedida de las Hijas de Caridad de Azpeitia el 7 de septiembre 2008.
No me hubiera sido posible desarrollar este artículo, ni en sus distintos apartados, ni es sus contenidos, sin la valiosa atención y ayuda que – como siempre – he encontrado en el Archivo Musical de Loyola (P.Félix Zabala, S.I. y sus colaboradoras Olatz Berasategui y Merche Martín, y en «Eresbil».Archivo Vasco de la Música de Errentería (Jon Bagües y Pello Leiñena), así como en varias exalumnas del Colegio de la Milagrosa de Azpeitia – auténticos archivos vivientes de los aconteceres de la misma, y, por supuesto a Sor Mª Ángeles Infante, que desde Madrid, además de alentarme a escribir el artículo, me ha facilitado, en todo momento, con presteza y amabilidad, cuantos datos he solicitado a ella. Quede constancia de mi sincera gratitud.
Sor Justa Domínguez de Vidaurreta promotora de los estudios musicales y su enseñanza por las Hijas de la Caridad
En el ejemplar itinerario vital de Sor Justa Domínguez de Vidaurreta e Idoy, de una manera especial, desde su vocación religiosa como Hija de la Caridad, hay una constante: Conocer a Dios en profundidad y transmitir desde su cercanía y fidelidad a El, el amor incondicional a toda persona, significativamente a las más necesitadas.
Fue en ese espíritu con el que asumió y convivió las diversas tareas y responsabilidades que hubo de ejercer dentro de la Congregación de las Hijas de la Caridad, en la que querida por sus virtudes, la recuerdan con la veneración propia a que por su ejemplar trayectoria cristiana se hacen acreedoras personas, que como ella, marcan en su diario testimonio, un sendero que ayuda a las demás a apreciar y compartir los dones recibidos.
Desde la fe, con la paz en el corazón, pudo ver y afrontar la vida de forma positiva, alentadora. Esa búsqueda de la felicidad compartida sabía ella que era consecuencia de su entrega a Dios, y unida siempre a El y a la Virgen en la Eucaristía y la oración, tomó decisiones importantes en su permanente afán de servirle con la mayor dignidad a través de la Congregación de las Hijas de la Caridad .
Sor Justa Domínguez de Vidaurreta, además de priorizar la formación espiritual y compromiso evangélico de las Hijas de la Caridad , siempre en contacto con los pobres y marginados, supo proponer y poner en marcha decisivas orientaciones en cuanto a la formación integral de «sus» Hijas de la Caridad, pues era plenamente consciente, desde la madurez de su fe comprometida, de la importancia de una cultura sólida inspirada en principios cristianos y participativos, abierta al amor incondicional, la que a la postre va transformando el devenir de las personas y los pueblos.
Con esa sensibilidad cristiana y cultural, cabe señalar que Sor Justa Domínguez de Vidaurreta también estimuló con singular y constante atención los estudios musicales entre las Hijas de la Caridad, especialmente, durante los años que ejerció como superiora provincial entre 1940-1958
Los motivos de esta promoción musical realizada por Sor Justa Domínguez de Vidaurreta, como superiora provincial, fueron los siguientes:
- Disponer de Hermanas preparadas en Música para acompañar los cantos y dar solemnidad a las celebraciones litúrgicas.
- Enseñar a los niños y jóvenes, sobre todo a las niñas, los conocimientos musicales necesarios para cantar bien y poder organizar coros y actividades teatrales y musicales con niños y jóvenes de ambos sexos.
- Abrir Escuelas de Solfeo y Música en los Colegios y Centros Sociales para preparar a las alumnas en estas materias, como parte fundamental de la Educación armónica e integral de la persona.
El colaborador necesario : P.José Mª Alcácer, religioso Paúl
Para encauzar y hacer viva realidad los nobles proyectos de Sor Justa Domínguez de Vidaurreta, era preciso contar con la colaboración cercana y comprometida de una persona de profunda formación musical que, a su vez, sintonizara plenamente con los proyectos que en cuanto a formación musical y su proyección en las celebraciones litúrgicas y en la docencia de los centros educativos anhelaba la misma.
Por fortuna, no se hizo esperar la presencia y disposición de la persona que daba el perfil adecuado para asumir con garantía esa labor. El colaborador necesario, presto a tal menester fue el P. José Mª Alcácer Martínez, religioso Paúl, quien incondicionalmente se ofrecía a su servicio. Su «curriculum», ya para entonces (1940), era garantía de que se contaba con quien sería capaz de cimentar y orientar acertadamente tan noble tarea.
Para realizar en este artículo, siquiera una síntesis resumida de su espléndida trayectoria personal, he recurrido a la lectura de referencias tan garantizadas que sobre música y músicos, ofrecen, entre otras fuentes de información, la revista TESORO SACRO MUSICAL, sobre la que el P.José Lopez-Calo, S.I. en un documentadísimo libro titulado «INDICES DE LA REVISTA TESORO SACRO MUSICAL 1917-1978 recopiló tantas referencias sobre la música religiosa recogidas en la citada revista en una cuidada publicación realizada por la Sociedad Española de Musicología
el año 1983. También a las del amplio y útil DICCIONARIO DE LA MUSICA ESPAÑOLA E HISPANOAMERICANA. Madrid . SGAE, 2000 así como a artículos biográficos varios, como el del P.Marcelino Boyero, C.M. conocedor cercano de la personalidad humana y musical del P. José María Alcácer, C.M.
En todas las informaciones recogidas se destaca su importante formación musical. Nacido en Aldaya (Valencia) el 14 de marzo de 1899 pronto inició al amparo de su padre músico el contacto con el mundo del pentagrama.
A la edad de 12 años ingresó en el Conservatorio de Valencia teniendo como profesor de piano a Juan Cortés y de armonía a Amancio Amorós. A los 14 años llega al Seminario de Valencia, teniendo como profesor de gregoriano, armonía y contrapunto a Vicente Repullés – . El año 1917 a sus 18 años ingresa en la Congregación de la Misión (Madrid) . Cursa Filosofía en Madrid y Hortaleza. Teología en Cuenca , donde dirige su coro de teólogos paúles con actuaciones en la Comunidad del Seminario de San Pablo, así como en la propia Catedral e iglesias de la provincia y en el Salón Palafox, evidenciando singular dominio de las partituras y del coro.
El año 1926 ordenado Sacerdote en Madrid, prosigue sus estudios de armonía, fuga e instrumentación, con Emilio Vega. El año 1930 se traslada a Roma. Estudia en el Pontificio Instituto de Escuela Superior de Música Sacra. Canto gregoriano Paolo Ferretti y Gregorio María Suñol; polifonía sagra con Licinio Refice y Raffaele Casimiri; órgano con Raffaele Manari.
Regresó a Madrid en 1938 y el año 1940 se incorpora a la Basílica de la Milagrosa en la calle Garcia Paredes, 45 como organista, compositor y director. Toma contacto con el P.Nemesio Otaño Eguino, S.I. afamado músico nacido en Azkoitia (Gipuzkoa) y con Conrado del Campo. Perfeccionó sus conocimiento de órgano con Bernardo Gabiola y Lazpita en el Conservatorio de Madrid y con D. Manuel Palau en el Conservatorio de Valencia en procedimientos modernos de composición y orquestación.
Su aportación como compositor fue amplísima y de gran valor, referenciada debidamente tanto en la Revista Tesoro Sacro Musical, de la que fue constante y cualificado colaborador como en el Diccionario de la Música Hispano Americana. Autor de Misas a varias voces. Cancioneros religiosos y polifónicos, a la vez que de música para órgano.
El P.Marcelino Boyero, C.M. que fue ayudante del mismo, en uno de sus artículos biográficos reconociendo la gran labor compositora del P. José María Alcocer, destacaba entre otras obras:
- Cancionero Religioso en estilo popular.- «El mejor cancionero religioso de su época…. Ha perdurado, al menos, cuatro décadas» (Jesús Mª Muneta).- «No se me alcanza ningún autor tan del pueblo español como el P.José Mª Alcácer» (Nemesio Otaño). Un «bestseller» en su tiempo, el Cancionero religioso más usado en seminarios, parroquias, casas religiosas, hasta el Concilio II
- El Salterio. » Los cuatro volúmenes que forman EL SALTERIO constituyen un monumento ciclópeo musical, único en la música española. No encontramos obra de tal envergadura, similar, ni en los maestros de capilla del pasado. De los siglos XVI al XVII, ni en la literatura musical moderna» (Jesús Mª Muneta). Pbra elogiada unánimente por los mejores músicos.
- Ofrenda Lírico-Litúrgica.. Bello título, que comprende La Liturgia de las Horas entera. Es la contribución más importante de nuestro genial músico a la música renovada por las directrices del Vaticano II ( Obra inédita: Archivo Provincial de los Padres Paules, García Paredes,45, Madrid. Terminada en 1984) Es como un cofre de piedras preciosas.
No faltan en su amplia producción Misas dedicadas en honor de San Antonio Mª Claret a 3 v, y órgano el año 1940 – Misa «Medalla Milagrosa» 3 v. y órgano en 1942 – Misa de Requien 3 v, y órgano en 1944 . Misa en honor de San Vicente de Paúl a 3 v y órgano en 1955, etc.
La mayor parte de su producción musical siguió los criterios que para la música sacra marcó se siguieran el papa San Pío X en su Motu Propio el año 1903, y más tarde, a partir 1963, los de Concilio Vaticano II
Cabe añadir, que su «Salve» se sigue cantando con singular devoción durante la Novena de la Milagrosa que sigue celebrándose en tantas ciudades y pueblos, en especial, en las Iglesias y capillas de las Hijas de la Caridad a cuyo novenario sigue acudiendo fiel la feligresía. Falleció el P.José Mª Alcácer el 10 de septiembre de 1994
Una formación musical unida a las directrices de la Iglesia Católica, reflejada en las vivencias eclesiales y docentes de las Hijas de la Caridad
La confianza depositada en el P. José Mª Alcácer para orientar la formación musical de las Hijas de la Caridad y hacerla, a su vez, comprometida y participativa en las celebraciones litúrgicas y docentes en que las mismas se desenvolvían, contó, en todo momento, con la mejor disposición de quienes reunían cualidades para perseverar en los conocimientos del arte musical.
Por fortuna en aquellos años 1940-1958 eran numerosas las vocaciones en la Congregación de las Hijas de la Caridad, y además, como organista titular que era El P. José María Alcácer de la Iglesia-Basílica de la Milagrosa de Madrid, proporcionaba, tanto a ellas como a él, una convivencia y sintonía musical sumamente beneficiosa.
Durante estos años realizaron estudios musicales más de 600 Hijas de la Caridad. Tanto en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid como en los de provincias diversas de España, la presencia de las mismas era notoria.
Por otra parte, el Congreso de Música Sagrada celebrado del 1 al 6 de septiembre de 1953 en el Real Monasterio de El Escorial, con ocasión del 50º aniversario de la publicación del Motu Proprio del Papa Pio X, supuso una importante y oportuna aportación y orientación de los cauces más adecuados en que debía estudiarse y expresarse la música sagrada.
No escatimó a tal fín esfuerzo alguno su principal promotor, el P. Tomás Manzárraga Olavarrieta, C.M.F. (Yurre 1908 – Pamplona + 1988), quien tras diversas consultas sobre la conveniencia de organizar tal Congreso de Música Sagrada a numerosos Obispos, supo organizarlo debidamente con la colaboraciones de varias personalidades musicales, que dado su prestigio en el mundo de la música sagrada, dieron ya con el anuncio de su participación, singular relieve a la programación del mismo, despertando un gran interés en torno al mismo.
La cita ofreció la posibilidad de escuchar diversas conferencias y conciertos de órgano. De entre las conferencias ofrecidas hacemos mención de algunas: «La Santa Liturgia y la música sagrada en los Seminarios y Colegios Mayores» por D. José Artero, – «La coincidencia entre el Profesor de Música y el de Liturgia de los Seminarios y Colegios Mayores Religiosos» por D. José María Zapirain, presbítero – «El Estudiante Seminarista y Religioso debe cultivar la música sagrada» por el P.José Mª Alcácer, C.M..- «El Canto Gregoriano en los Seminarios y Colegios Mayores de Religiosos» por el P. Tomás Manzárraga, C.M. – «La música sagrada moderna en los Seminarios y Colegios Mayores de Religiosos» por el P.José Ignacio Prieto, S.J. – «Polifonía Sagrada» por el P. Samuel Rubio, O.S.A.- «La música profana en los Seminarios y Colegios Mayores de Religiosos» por Valentín Ruiz-Aznar – «La necesidad y conveniencia de la cultura musical en las casas de formación religiosas y Seminarios» por el P.Fr.Eloy López, O.F.M. – Los conciertos de órgano corrieron a cargo del P.Fr.Roberto de la Riba, Capuchino – P. Javier de San José, Carmelita y del P. Manuel Mola, Franciscano.
Señalo gustoso por mi parte, que según el listado de 59 asistentes al Congreso de Música Sagrada celebrado en El Escorial, se encontraba el azpeitiano P. Juan Manuel Beobide Cendoya, salesiano. Fue autor de varias piezas musicales, tanto profanas: himnos, zarzuelas, etc. como de religiosas, entre éstas, de la conocida como canto de Comunión :
Oh. Señor, yo no soy digno
de que entres en mi morada,
más di una sola palabra
y mi alma quedara sana.
El siguiente año 1954 fueron más de un centenar los asistentes al Congreso de Música Sagrada que se celebró también en el Real Monasterio de El Escorial. Cabe señalar que en el mismo participó también el joven jesuita, y hoy buen amigo nuestro, P. Félix Zabala Lana S.I. en la actualidad responsable del Archivo Musical del Santuario de Loyola.
La ponencia del mismo se desarrolló sobre el tema «Legislación sobre Música Sagrada en el templo» con ocasión del CODEX IURIS MUSICAE SACRAE en la Revista «Monitor ecclesiasticus». Año LXXVII. Serie VII. Fascículo III. Año 1952, páginas 457-482 que aparece publicado en la Tesoro Sacro Musical. Año XXXVI junio-julio 1953 – número 6 y 7
Tras estos Congresos inicialmente destinados para los Prefectos de música de los seminarios y colegios mayores de religiosos, llegó la apertura de la Escuela Superior de Música Sagrada bajo la dirección del P. Tomás Manzárraga, C.M.F. que se consideró continuación de la que en el año 1923 fundara el insigne músico compositor P.Luis Iruarrízaga Aguirre, Claretiano (Yurre 1891 – Madrid + 1928)
La Escuela Superior de Música Sagrada supuso un importante estímulo para complementar y perfeccionar los estudios musicales que tantos religiosos y religiosas cursaban, pues la misma, por su organización, por el nivel humano y musical de su claustro de profesores, al que se incorporaron varios partícipes del Congreso celebrado en El Escorial, y por los nobles objetivos en que se inspiraba, tanto como por la aureola que desde sus comienzos fue logrando, creaba el ambiente adecuado de permanente sintonía y enriquecimiento musical de cuantas personas acudían a ella. Y esa labor, se percibía tanto en las iglesias como en los centros docentes, en especial, en los de carácter religioso.
El P. Tomás Manzárraga, que fue director de la Revista TESORO SACRO MUSICAL desde el 15 septiembre de 1950 hasta el 25 de enero de 1969, escribió numerosos artículos en la citada revista. Varios de ellos dedicados expresamente a la Plegaria Litúrgica Cantada que fueron publicados en la citada revista el año 1955. Ya unos años antes, en un entrañable artículo de la mencionada revista del mes de marzo 1950, y con el título de Finalidad de la plegaria cantada, escribía:
El canto no es música pura; se forma de la unión íntima de la palabra con la música. El canto es, como dijo Mr. Combarieu, «la palabra elevada a su máxima potencia»
La iglesia favoreció siempre esta tendencia natural de la plegaria litúrgica y admitió la unión de la plegaria y el canto, de donde brota la plegaria cantada, que según Luis Veuillot, es «la fórmula más perfecta que el alma puede emplear para expresar a Dios su fe y su amor»
Quien ha señalado también con términos claros y categóricos el fin de la plegaria cantada, ha sido el Motu Proprio: «Como parte integrante de la Liturgia solemne, la música sagrada tiende a su mismo fin, el cual consiste en la gloria de Dios y la santificación de los fieles. La música contribuye a aumentar el decoro y esplendor de las solemnidades religiosas, y así como su oficio principal consiste en revestir de adecuadas melodías el texto litúrgico que se propone a la consideración de los fieles, de igual manera su propio fin consiste en añadir más eficacia al texto mismo, para que por tal medio se excite más la devoción de los fieles y se preparen mejor a recibir los frutos de la gracia, propios de la celebración de los sagrados ministerios.»
Medio siglo después, el espíritu que animó la formación de la Escuela Superior de Música Sagrada en España y otras naciones, sigue latente en el sentir de la Iglesia Católica, y al respecto, sirvan a modo de reconsideración las manifestaciones que siguen, que reflejan, creo, dada la personalidad de quienes las emitieron, la validez permanente de la música sagrada y la importancia de la participación de los fieles en los actos religiosos:
El Papa Benedicto XVI en el discurso que pronunció durante su visita el 13 de octubre de 2007 al Instituto Pontificio de Música Sacra de Roma, ante sus hermanos en el episcopado y en el sacerdocio, profesores y alumnos del citado centro, pronunciaba entre otras palabras, las siguientes:
Vuestro Instituto pontificio se está encaminando a grandes pasos hacia el centenario de su fundación por obra del santo Pontífice Pío X, que en 1911, con el «Breve expleverunt desiderii, erigió la «Escuela Superior de música sacra» la cual después de sucesivas intervenciones de Benedicto XV y Pío XI, con la constitución apostólica «Deus scientiaram Dominus» del mismo Pío XI se convirtió en el Instituto pontificio de música sacra, también hoy activamente comprometido en el cumplimiento de su misión originaria al servicio de la Iglesia universal»
«En esta sede me complace recordar lo que el concilio Vaticano II con respecto a la música sacra, en la línea de una tradición secular, el Concilio afirma que «constituye un tesoro de valor inestimable que sobresale entre las demás expresiones artísticas, principalmente porque el canto, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral de la liturgia solemne. (Sacrosanctum Concilium, 112)
En publicaciones recientes, que seguidamente citaré, he leído con agrado la importancia y el valor que la participación popular adquiere en las celebraciones religiosas y, de una manera especial, en la Eucaristía.
El P. Félix Zabala Lana, S.I.compositor-organista del Santuario de Loyola y Director de su Archivo Musical, en la Introducción de su libro MÚSICOS JESUITAS a lo largo de la historia, (Ediciones Mensajero, S.A. – Bilbao- 2008) escribe:
¿Quién no recuerda aquellas «misas rezadas» en las que en realidad el pueblo permanecía mudo, o a lo más rezaba rosarios, novenas y otras oraciones? . Hoy día se canta la misa o partes de ella, como el Gloria, los salmos responsoriales, el Credo, el Padre nuestro y cantos eucarísticos durante la comunión. Es decir, el pueblo que canta no es ajeno a lo que allí se está celebrando.
D. Aurelio Sagaseta, maestro de capilla de la Catedral de Pamplona, dentro de uno de los párrafos de su artículo titulado «LA MUSICALIDAD DE D. IGNACIO» , incluido en el Libro-Boletín que como homenaje póstumo dedicó la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País (Tomo LXIV . 2008-2 ) y presentó en solemne acto celebrado en el Salón del Trono de la Diputación Foral de Gipuzkoa el 3 de Febrero 2009 con ocasión del primer aniversario de la muerte de D. José Ignacio Tellechea Idígoras (+ 8-3-2008), miembro de la Bascongada, sacerdote e insigne investigador y escritor, expresaba:
Hagamos un culto bello «en espíritu y verdad», pues nuestro Dios, además, es bello. El arte religioso no es un fin, es un medio, pero señala el camino de lo trascendente, y a veces más acertadamente que la alta teología, que a la postre tiene que reconocer que tampoco explica el «misterio» inefable por definición. El Misterio se encuentra más allá… siempre más allá.
He considerado oportuno hacer estas referencias a la importancia del Magisterio de la Iglesia sobre la música y la labor e influencia de la Escuela Superior de Música Sagrada, ya que en el espíritu de todo el entorno en que transcurrió la vida religiosa y musical del P. José Mª Alcácer, así como su labor compositora y pedagógica, se vivió y compartió en esa línea de actuación, que naturalmente, Sor Justa Domínguez de Vidaurreta observaba y alentaba en todo momento.
La música en la casa central de las Hijas de la Caridad en Madrid
Fruto de esa labor la formación musical que iban adquiriendo las Hijas de la Caridad se percibía cada vez más, tanto en las funciones religiosas en que tomaban parte como en los centros docentes en que impartían sus clases, en donde la música era parte cada vez más notable de la formación de su numeroso alumnado.
En el período de formación religiosa y musical que se compartía por las Hijas de la Caridad en su casa central de la Calle Abascal, 30 de Madrid, los ecos de la música eran cotidianos. Fueros numerosas las religiosas que daban muestras de su competencia musical. Tuvo directoras de reconocido prestigio : Sor Antonia Sainz López que ocupó el cargo desde 1908 a 1938 cuando la Casa Central estaba en la calle Jesús nº 3 de Madrid – Sor Mª Ángeles Magariños Leis, natural de Legueira (La Coruña) desde 1938 a 1953 ya en la calle Abascal, 30 – Sor Milagros Aguirre Aguirre de Azpeitia (Gipuzkoa) desde 1953 a 1973. Contaron también con la valiosa colaboración como directora auxiliar en Sor Carmen Pita da Veiga.
El P. José Mª Alcácer daba las clases de formación musical en el Noviciado de las Hijas de la Caridad, asumiendo también semanalmente el ensayo coral del canto polifónico de los salmos. Radio Nacional de España, radiaba en los años 1940-1950 el canto de los salmos cantados por las mismas. En esta labor estuvo de 1940 a 1964. En ocasiones le acompañaba el P. Marcelino Boyero, C.M. y en las grandes solemnidades tocaba el órgano en la Basílica de la Milagrosa.
Las Hermanas del Seminario cuyo coro tenía aproximadamente 80 componentes, cantaban con los novicios Paules en las solemnidades de la Basílica de la Milagrosa. El P.Luis Bacaicoa Martich, C.M. dirigíó la Coral o Coro del Postulantado ubicado en la calle Pintor Moreno Carbonero nº 17 de Madrid, desde 1955 a 1964
Permítaseme incluir en este trabajo, la información que sobre Sor Milagros Aguirre recibí recientemente de compañeras suyas en la Congregación de las Hijas de la Caridad que fueron testigos de su quehacer, algunos retazos sobre su vida musical, que es con la que todas la identificaban particularmente.
Tuvimos la suerte de conocer y convivir con ella muchos años en el Seminario (Noviciado) de las Hijas de la Caridad en la Calle Sanjurjo, 30 de Madrid (hoy calle Abascal) de la Casa Provincial.
Corrían otros tiempos para las vocaciones religiosas. En aquella época el Seminario estaba lleno de jóvenes alegres e ilusionadas para vivir su vocación de entrega a Dios y a los pobres.
En estas circunstancias una de las grandes cosas que tuvo el Seminario fu su «gran coro». Se podía elegir a las que tenían buena voz e incluso conocimientos musicales. El coro adquirió un gran prestigio, tanto por el número que lo componían, cuanto por la calidad de la música que teníamos la suerte de escuchar disfrutando en las celebraciones litúrgicas y en fiestas de otra índole. No podía ser de otra manera dirigido el coro, como estaba, por la gran música y organista Milagros Aguirre.
¡Cuánto disfrutábamos de aquellos ensayos que llenaban de buena música la casa, pues Milagros le sacaba al coro y órgano toda su capacidad y esplendor!
Dedo señalar que Sor Milagros Aguirre cursó su carrera de órgano con el reconocido músico-compositor y profesor de órgano del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid D. Jesús Guridi Bidaola, del que fue distinguida alumna.
Un reconocimiento merecido a las Hijas de la Caridad: El «Príncipe de Asturias» a la Concordia
En este escrito, artículo de colaboración a la Sección de Estudios de la Revista ANALES, dedico fundamentalmente las líneas del apartado anterior a la formación y labor musical de las Hijas de la Caridad, pero no quiero pasar a otros capítulos referidos a las mismas, sin hacer una mención del Premio «Príncipe de Asturias» a la Concordia que se les concedió el año 2005, y sobre las que en el «Buzón» de la crónica local de Azpeitia del periódico «El Diario Vasco» del 7 de octubre 2005 escribía por mi parte con el título de Hijas de la Caridad
«Pocos premios como el Príncipe de Asturias a la Concordia para las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl han sido recibidos de un modo tan unánime y tan satisfactorio»
Con estas líneas comenzaba un artículo publicado en la revista Ecclesia del pasado 24 de septiembre, con el título de» Las Hijas de la Caridad siervas de los pobres,» a las que seguían diversos párrafos de sincero y agradecido reconocimiento a las Hijas de la Caridad por su ejemplar dedicación a los pobres y marginados del mundo, tarea, que como mejor expresión de su seguimiento evangélico, vienen realizando desde hace cerca de cuatro siglos como Instituto religioso cristiano fundado en 1633 por San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac.
Creo que el eco y las reacciones que ha suscitado la concesión del premio Príncipe de Asturias a la Concordia a las Hijas de la Caridad constituyen un motivo más para la reflexión y la gratitud.
De reflexión, en cuanto al significado y valor de esa aportación vocacional de las Hijas de la Caridad, que fieles al carisma fundacional de su Institución, testimonian con la sencillez, humildad y competencia que les caracteriza, una labor humanitaria de permanente servicio de acogida y atención a los más necesitados.
De gratitud, también para nuestro pueblo de Azpeitia, testigo privilegiado de su quehacer diario, desde que les vio llegar a nuestra localidad en el año 1869. Más de un siglo entre nosotros, en una presencia comprometida en la labor asistencial y de enseñanza cristiana, estimulan, sin duda, a un doble motivo de renovado reconocimiento.
La música en el Colegio de la Milagrosa de Azpeitia (Gipuzkoa)
En las aulas del Colegio de la Milagrosa de Azpeitia y en su iglesia-capilla adjunta, la música era parte significativa, tanto en la docencia como de las funciones religiosas.
Las Hijas de la Caridad cuidaban con singular celo que no faltara en sus programaciones docentes y religiosas las notas del pentagrama, y de esta forma, lo que en las aulas se aprendía en las clases de música, trascendía al exterior, principalmente a través de su Capilla que contaba con su coro en la parte superior.
Uno recuerda desde su primera niñez escolar aquellas resonancias musicales, pero he considerado oportuno que fueran algunas ex – alumnas del propio Colegio de la Milagros, quines me detallaran mejor aquellos sus recuerdos musicales escolares para hacerlas constar aquí en este capítulo dedicado a La música en el Colegio de la Milagrosa de Azpeitia. Quede constancia de gratitud por la colaboración recibida por mi parte en tal aspecto a Lupe Echeverria; Arantza Aguirre Martinez; Mª Asun Odriozola; Mª Jesús Arregui; Mª Dolores Oteiza; Mª Carmen Arregui; Mari Tere Bereciartua, etc.
El Colegio de la Milagrosa de las Hijas de la Caridad de Azpeitia contó en sus religiosas dedicadas a impartir clases de música con profesoras de valía:
Sor Concepción Lambert Sos, natural de Elizondo (Navarra), desde 1922 a noviembre 1946 – Sor Carmen Pita da Veiga Sanz, natural de Ferrol del Caudillo (La Coruña), desde el 19 de noviembre 1946 al mes de mayo de 1962 – Sor Ángela Martínez de Toda Terrero, natural de Badarán (Logroño), 1961 a 1972 – Sor María Quiroga Quiroga, de Almoite (Orense) 1970 a 1978 – Sor Pilar Fontecha González, de Elciego (Alava) 1977 a 1983 y Sor Mari Fe Martín Núñez, de Güeñes (Bizkaia), desde el año 2000 (en el centro docente diocesano del «Iraurgi» de Azpeitia).
Numerosas eran las actuaciones del Coro del Colegio y preferiblemente con ocasión de la novenario de la Virgen Milagrosa, en las funciones de los Primeros Viernes de cada mes, el día de la Presentación de la Virgen, 21 de noviembre, colaborando y cantando en aquella procesión de niñas/os por el entorno de las calles de la Residencia con su «Corporación Oficial» y cerrando el cortejo el Capellán de la Residencia San Martín acompañado por dos coadjutores de la parroquia de Azpeitia, con tantas gentes presenciando la singular procesión en las aceras a donde llegaba cercano el canto de sus escolares.
Virgen sin mancha
Virgen de amor
rogad por nosotros
que recurrimos a Vos.
Los cánticos de los villancicos de Navidad, también realizados en no pocas ocasiones por nuestras calles y en el escenario del Cine Soreasu, en donde la participación del alumnado era numerosísima, ataviadas todas/os de «baserritarras»
Hubo en el Colegio de la Milagrosa de Azpeitia, años 1950- 1962, un espléndido período en el que las representaciones musicales adquirieron gran nivel y reconocimiento, gracias a la labor de Sor Carmen Pita da Veiga, que cuantas alumnas compartieron aquellos tiempos las recuerdan con singular agrado.
Según he podido percibir de quienes fueron sus alumnas, Sor Carmen Pita da Veiga tenía una singular capacidad de transmitir la música, de hacerla sentir individual y colectivamente.
Desarrolló una gran labor, tanto en la preparación individual de alumnas que en su tiempo estudiaron la carrera de piano oficial (Mari Tere Irizar, Mª Dolores y Tere Oteiza, Mª Carmen Arregui, Begoña Gurruchaga, etc) como del gran coro que tuvo en el Colegio.
Sor Carmen era de un temperamento dinámico y alegre. Exigente en la formación musical con todas sus alumnas, y de un modo especial, con quienes acudían a examinarse al Conservatorio de Música de San Sebastián, pues gustaba que la preparación adquirida respondiera dignamente a las exigencias del Conservatorio con cuyo director D. Francisco Escudero tenía ella excelente amistad.
Algunos veranos la visitaban sus padres a Sor Carmen, y su madre Araceli, que era una gran profesora de piano en La Coruña, asesoraba a las alumnas de su hija en diversas técnicas pianísticas que les resultaban muy provechosas. A petición de su hija para deleite de las mismas, la madre les interpretaba con singular elegancia «Zardas de Monti» de Victorio Monti, «Invitación al vals» de Weber, «Polonesas» de Chopin, etc. Le escuchaban admiradas.
Fueron varias las zarzuelas representadas en el propio Colegio, en las que tanto las protagonistas principales como las coralistas, todas ellas debidamente ataviadas, escenificaron magníficamente las partes más conocidas y famosas de las zarzuelas: Gigantes y Cabezudos (Su escena 3ª – Jota «No nos asusta nada en la tierra ….. Si las mujeres mandasen») de Manuel Fernández Caballero. – Luisa Fernanda (de su acto II – Mazurca de las sombrillas «A San Antonio como es santo casamentero…») de Federico Moreno Torroba.- La rosa del azafrán (Coro de las espigadoras)
Catalina: Esta mañana, muy tempranito, salí del pueblo en el hatico, Y como la aurora venía, yo la recibía cantando como un pajarito.- Coro de las espigadoras: Esta mañana, muy tempranito. – Catalina: ¡Ay, ay, ay, ay!….!Qué trabajos nos manda el Señor!, Levantarse y volverse a agachar todo el día a los aires y al sol. Espigadoras: ¡Ay, ay,ay,ay ¡… Ten memoria de mi, segador, no arrebañes los campos de mies, que detrás de las hoces voy yo. ) de Jacinto Guerrero y Torres.
También se hicieron algunas representaciones teatrales principalmente con Sor Josefina Martín y Sor Carmen Pita da Veiga, entre otras, La maldición de una madre, María Estuardo, etc.
El Coro del Colegio de la Milagrosa alcanzó un gran nivel y participó en varios concursos de Navidad, siendo galardonado con el Primer Premio en el VII Concurso Provincial de Villancicos, organizado por la Junta Provincial de seminaristas tolosanos y celebrado el 27 de diciembre de 1961 en el Frontón Beotibar de Tolosa.
Las coralistas dirigidas por Mª Carmen Arregui Uranga ( la «pequeña gran directora» como le llamaron al recoger el premio) tuvieron una magnifica actuación y fueron largamente ovacionadas por el público que llenaba el frontón, recibiendo un premio de 2.OOO pesetas de aquellos tiempos y el abrazo emocionado a todas de Sor Carmen Pita, que desde las gradas siguió atenta el transcurso del concurso. En segundo lugar se clasificó el Coro «Txeru» de Guetaria y el tercero «Umetxo» de Cegama.
Las componentes del Coro del Colegio de la Milagrosa ganadora del Concurso de Villancicos de Tolosa, fueron : Mª Carmen Arregui, directora, Mila Martinez, solista, Arantza Aguirre, Mila Aramendi, Mertxe Odriozola, Mila Orbegozo, Olatz Arrúe, Pakita Aguirre, Mª Carmen Echeverria, Mª Dolores Ugarte, Mila Odriozola, Begoña Jáuregui (hoy Hija de la Caridad) , Mª Jesús Ugarte, Pili Aramendi, Mila Campos, Mila Aizpuru, Mila Corta, Mª Jesús Arregui, Mª Carmen Otaegui, Mª Dolores Viquendi, Mª Axun Viquendi, Mª Tere Bereciartúa, Mª Asun Odriozola, Milagros Lazcano, Iciar Larrañaga, Mila Gurruchaga, y algunas más, que lamento no hayamos podido reconocer en la fotografía sacada en aquella ocasión.
Es de señalar que cuando se formó el Coro de Cámara de Radio Popular de Loyola, el año 1961 bajo la dirección del joven sacerdote-músico Miguel Eizmendi «Txapel, constaba de 18 componentes: 9 voces blancas y 9 voces graves. Las voces blancas eran todas exalumnas del Colegio de la Milagrosa: Juana Aizpuru Pérez, Arantza Aguirre Martínez, Begoña Lazcano Azcue, Mari Tere Irizar Iturralde, Milagros Uranga Orbegozo, Mari Tere Aizpitarte Unanue, Mª Carmen Uranga Orbegozo ,Amaia Egaña Osa y Maria Jesús Arregui Ucín.
Posteriormente se siguió participando en los Concursos Provinciales de Villancicos, consiguiendo destacadas clasificaciones. En los años 1987 -1988, se contó para la preparación del Coro con la colaboración especial del P. Félix Zabala, S.J. organista del Santuario de Loyola, del que se cantó algún villancico compuesto por el mismo.
Sin duda alguna, el Colegio de la Milagrosa fue cuna y semillero de futuras vocaciones musicales de gentes de Azpeitia que con el tiempo habían de llegar, tras posterior seguimiento académico de su afición por la música, a asumir puestos de responsabilidad en la docencia y actividad del mundo del pentagrama en nuestro pueblo.
Como resultado gozoso de esa sensibilización inicial y estudios, es justo reconocer las valiosas trayectorias musicales del ex – alumnado de la Milagrosa que ha aportado sus valiosos carismas a nuestra cultura musical: D. Angel Epelde Larrea, sacerdote- maestro de capilla de la Catedral de Santander y durante muchos años puntual cantor gregorianista de la función de las Completas y Salve en la Basílica de Loyola en el atardecer del 30 de Julio, víspera de la festividad de San Ignacio de Loyola, – José María Altuna Ibarzabal, músico-compositor, que fue director de la Banda de Música de Azpeitia, así como del Coro y Escolanía parroquial, «Antxieta» y «Olatz» locales y del «Easo» de San Sebastián – Milagros Aguirre Aguirre, que al dejar la Congregación de las Hijas de la Caridad, contamos con su valiosa colaboración como profesora de Piano y Canto en los comienzos de la Musika-Eskola «Juan de Antxieta» de Azpeitia – Su hermana Carmen Aguirre, religiosa de Jesús – María, que desde hace varios años ejerce el cargo de organista de la Basílica de Loyola, Sor Felisa y Sor Teodora Errasti, religiosas Hijas de la Caridad azpeitiarras, con su gran aportación a la docencia musical en los Colegios de las mismas, – Miguel Eizmendi Lazcano «Txapel», que cursó con brillantez sus estudios sacerdotales y musicales en el Seminario de Comillas, dirigiendo durante 5 años su famosa Schola Cantorum – Begoña Aguirre, profesora de piano – Pedro Ilarramendi Ibarzabal que ocupó la presidencia de la Federación Guipuzcoana de Coros y en la actualidad es director del coro parroquial de la Iglesia de San Sebastián de Soreasu de Azpeitia, – Mª Dolores Oteiza Leceta, primera directora de la Musika Eskola «Juan de Antxieta» de la que fue, a su vez, profesora de piano y hoy ejerce el cargo de organista en la Parroquia de Azpeitia- Su hermana Teresa, pianista, profesora de solfeo y lenguaje musical en diversos Conservatorios: Tarazona, Alcalá de Henares y Madrid, donde reside actualmente. – José Luis Francesena Orbegozo, músico-compositor, exdirector de la Banda de Música de Azpeitia y en la actualidad organista de la iglesia parroquial de Santa Maria la Real de Azkoitia.- Mª José Bikendi Zabaleta, acordeonista, directora durante muchos años de la Músika Eskola «Juan de Antxieta» – Mari Sol Elorza Eguibar, profesora de piano de la citada entidad musical.- Yolanda Amenabar Echeverria, presentadora de los conciertos de la Coral «Olatz»- Jaime Amenabar, su hermano, director de la Coral «Julian Barrenetxea Abesbatza» de Azpeitia – Esther Azurmendi, profesora de piano en el Conservatorio «Jesús Guridi» de Vitoria – Nerea Ugarte profesora de Lenguaje musical en el mismo centro musical vitoriano – Felipe Murillo profesor de Taller de Música en la Musika Eskola «Juan de Antxieta» y director del Coro Amalda, de Zestoa ,etc
El canto como expresión de gratitud en la despedida de las Hijas de la Caridad de Azpeitia
El domingo 7 de septiembre de 2008 tuvo lugar la jornada de despedida a las Hijas de la Caridad de Azpeitia, que tras 139 años dedicados al cuidado de la Residencia San Martín y del Colegio de la Milagrosa (desde hace unos años integrado en el Centro Docente Diocesano Iraurgi), decían, no sin gran pena, su adiós, a Azpeitia.
Desde primeras horas de la mañana, la música como expresión de gratitud a las Hijas de la Caridad en Azpeitia se hizo presente en la propia Residencia San Martín a donde con sus sones alegres y brillantes acudieron los txistularis del Grupo «Izarraitz» de nuestra localidad interpretando en honor de las mismas varias piezas que fueran escuchadas por ellas con gran emoción, rodeadas de varias asiladas y asilados de la Residencia.
A las 12,30 horas tuvo lugar en la iglesia parroquial de San Sebastián de Soreasu la Eucaristía que fue presidida por el párroco Kepa Susperregui. Las naves de la iglesia estaban totalmente repletas de fieles y en el altar principal, debidamente adornada, una imagen de la Virgen Milagrosa, expresamente colocaba para esta ocasión.
En la homilía que pronunció el párroco en bilingüe, en sus palabras en castellano, manifestó:
La celebración de la Eucaristía dominical nos reúne hoy en torno a las Hijas de la Caridad. Llegaron hasta nosotros un 13 de septiembre de 1869, para hacerse cargo de la Casa de Misericordia de Azpeitia, actual Residencia San Martín. Años después, inauguraron también la escuela, integrada hace unos años en Iraurgi Ikastetxea. En él continuarán dos de ellas el próximo curso. La experiencia de vida compartida, la experiencia de amistad nos reúne para mostrarles nuestro agradecimiento, y para compartir, junto a ellas, esta oración de Acción de Gracias.
Decía Pablo VI que «los santos representan siempre una provocación a nuestras costumbres. El radicalismo de su testimonio viene a ser una sacudida para nuestra pereza y una invitación a descubrir ciertos valores olvidados.
Siguiendo las intuiciones de sus fundadores, san Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac, las Hijas de la Caridad nos invitan con su vida a hacernos eco de «su deseo de servir a Dios en los pobres», a valorar «la dimensión comunitaria de nuestra fe», a «ser contemplativos, orantes en medio de la vida activa»
Al coro subieron además de los componentes de Coro Parroquial numerosas exalumnas del Colegio de la Milagrosa, que bajo la dirección de Pedro Illarramendi y actuando al órgano Mª Dolores Oteiza, dieron a la Eucaristía una especial revelancia, pues, además, las antiguas alumnas cantaron con entrañable sentimiento y emoción dos piezas, previamente elegidas por ellas de su antiguo repertorio colegial, que tras un ensayo días antes de esta fecha de despedida sonaron muy bien. Cánticos que a ellas como a cuantas personas les escuchaban, recordaban antiguas vivencias musicales de sus tiempos escolares.
Las piezas cantadas, por ellas fueron:
BENDICENOS, TIERNA MADRE
Bendícenos, tierna Madre, desde el trono de tu amor.
Tu mirada dulce y pura llena ala triste descontento
¡Ay! No dejes, tierna Madre, de mirarnos ni un momento.
HIMNO A LA MILAGROSA
Salve Madre Inmaculada, Salve Virgen Milagrosa
Salve Estrella luminosa, bella reina del amor.
Acrecienta en nuestro pecho el amor a la pureza.
Haz que nunca la torpeza arrebate nuestro honor.
Lucharemos con bravura por defender tu bandera.
Si es preciso que yo muera, moriré sin ser traidor
Al finalizar la Misa, subido a las gradas del altar, el conocido bersolari azpeitiano Joxe Aguirre Esnal, les dedicó a las religiosas Hijas de la Caridad, bellas estrofas de reconocimiento y gratitud, que la feligresía aplaudió con calor.
A la salida de la Misa, ya en el pórtico parroquial, una pareja de dantzaris de la «Dantza suelto eskola» de Azpeitia, al son del txistu, les bailó el tradicional «Aurresku», a cuyo término, los aplausos unánimes de tantas gentes mostraban ya el sabor afectivo y popular de una jornada cariñosa y entrañable que el pueblo de Azpeitia, les había organizado en su honor de las mismas.
A la cita en el almuerzo del restaurante Kiruri de Loyola, en donde se reunieron cerca de 400 comensales, también se unieron todos los representantes municipales con el Alcalde Iñaki Errazkin quien pronunció unas palabras de reconocimiento y elogio a las Hijas de la Caridad por su gran labor en Azpeitia. Asimismo, hubo una representación de los PP. Jesuitas, pronunciando el P. José Maria Echeberria, rector del Santuario de Loyola, unas entrañables palabras de afecto a las religiosas.
En la sobremesa no faltaron los cánticos propios de una cita popular, amenizada por los «trikitilaris» Izar y Alabier, ni el cantar espontáneo del P. Paúl Ramón Aizpuru, de siempre tan íntimamente relacionado con la Residencia San Martín, fiel partícipe e impulsor de la anual novena a la Virgen Milagrosa tan arraigada en Azpeitia,, ni la voz, dulce y sentimental de la exalumna Arantza Imaz, que desde «muy dentro» expreso su afecto emocionado a las Hijas de la Caridad.
En la música de este día, tan variada en sus formas de expresión, en un jornada tan entrañable y emotiva para las Hijas de la Caridad de Azpeitia y tantas personas que se dieron cita, tanto en la Parroquia como en el almuerzo de despedida, no podía tener más adecuado canto final, que el siempre solemne AGUR JAUNAK, cantado por todos juntos con el corazón encogido, por emocionado, pero con suficiente capacidad para expresar a ellas, las HIJAS DE LA CARIDAD, sincero agradecimiento por su labor en nuestro pueblo.
Reconocimiento y gratitud
Al finalizar mi colaboración, unas líneas de reconocimiento y gratitud.
De reconocimiento a Sor Justa Domínguez de Vidaurreta e Idoy, que nacida circunstancialmente en nuestro pueblo, el 2 de noviembre de 1875, llevó con noble orgullo sus raíces azpeitianas, las de la pila bautismal de nuestra iglesia parroquial.
Gratitud a su fomento de la música entre las Hijas de la Caridad. A ella que, según dicen las que la conocieron, cantaba muy bien y pensaba que la educación musical era una forma de colaborar a la educación integral, apóstol de la caridad y amante singular de la Liturgia hasta su muerte en Madrid (en donde hay una calle dedicada a ella) con fama de santidad el 18 de diciembre de 1958, que quiso que en todas las Comunidades hubiese una Hermana con estudios musicales para facilitar el canto litúrgico en las celebraciones, fiestas y solemnidades de la Iglesia. Reconocimiento y gratitud
Reconocimiento y gratitud también a tantas Hijas de la Caridad – a su Congregación en general – por el amoroso testimonio público de servicio a los más necesitados, a la docencia y a la Iglesia, siempre fieles a su carisma fundacional.
¡Zorionak! eta gure esker ona
Azpeitia, 25 de marzo 2009
José Ignacio Alberdi Egaña
1 Comments on “La música en las Hijas de la Caridad”
Buenos días
Seria posible saber de quien és la letra «Bendícenos tierna madre des de el trono de tu amor»??
La música la supongo del Padre José maría Alcácer Martínez.
Saludos cordiales
Dionís Gutiérrez Rosich
Archivo de la Catedral de Lleida