Recuerdo el día en que encontré a Moisés. Sor Friederika, la coordinadora de nuestro centro DREAM, me informa con frecuencia de los nuevos pacientes que vienen cada día y son testados positivos por el HIV y que debo recibir en la consulta. Ella me habló de una mamá tratada de una tuberculosis recurrente así como su bebé de 6 meses que sufría una malnutrición severa. Ella ha sido testada positivamente de VIH, en cuanto a su bebé, como los anticuerpos de su madre podían llevar a un falso resultado positivo, hemos debido esperar a los resultados de su cuenta CD4 o carga viral.

Debo decir que no me esperaba encontrar a un bebé gravemente sub-alimentado. Ver a los niños sub-alimentados me hace pensar siempre en las injusticias del mundo. Además, yo me interrogaba sobre nuestra capacidad de curar su grado de malnutrición, así mi primera respuesta fue que debía ser hospitalizado. Sor Friederika explicó que ya había discutido con la madre y que habían llegado a la conclusión de que si el bebé era hospitalizado ella no podría continuar su tratamiento para la tuberculosis o cuidar de sus otros dos hijos, y un marido no formaba parte del cuadro. Entonces decidimos que teníamos que hacer por él lo que pudiéramos desde nuestro centro.

Yo no tenía otra elección que la de llegar a conocer bien a Moisés. Él rápidamente ganó el corazón de todos porque, en contra de su cuerpo frágil y sub-alimentado, la fiebre, candidiasis severa y la tos, mostraba siempre interés por la inter-acción y una decisión de vivir. Durante la visita yo no podía dejar de observar el modo como se fijaba en nuestras caras, a veces esforzándose por volverse o tratar de levantar la cabeza huesuda para vernos mejor y, antes de marchar ese día, incluso nos regaló algunas sonrisas. Era justo el comienzo de otras muchas porque él se fortificaba con el tiempo. Cuando fui a ponerle algunas gotas de nistatina en la boca, se mostró contento y ver su gran deseo de alimentarse nos dio una gran esperanza. A pesar de sus limitaciones físicas era como si no estuviera enfermo. Justo trataba de ser un bebé normal.

Moisés comenzó a coger peso y a progresar, pero yo observé que la candidiasis no se había curado y más tarde volvió de nuevo con la diarrea, el mismo día en que recibimos los resultados de la sangre confirmando que tenía el HIV con una carga viral elevada. Naturalmente hubiera preferido que no tuviera el HIV, pero he vivido suficientemente para saber que no debemos perder el tiempo cuestionando a la Providencia de Dios. Estoy agradecida porque DREAM existe para que las personas como Moisés y su madre puedan ser tratados y ser reconocidos en su vida y su dignidad. Es un privilegio trabajar en el marco del proyecto DREAM y formar parte de él.