LA COFRADÍA DE LA CARIDAD (II)

Mitxel OlabuénagaFormación Vicenciana sin categorizarLeave a Comment

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LA PRIMERA OBRA DE SAN VICENTE

Ya estando de párroco en Clichy san Vicente había fundado la cofradía del Rosario. Así lo atestiguan tanto Luis Abelly como Collet, biógrafos afamados del santo fundador. Pero la más importante, la más decisiva, la que determinó el futuro caritativo de Vicente de Paúl fue la Cofradía de la Caridad de Chátillon-les-Dombes. Demos al palabra a Luis Abelly para que nos indique lo sucedido:

«Durante la estancia del señor Vicente en Chátillon sucedió que un día de fiesta, cuando estaba para subir al púlpito para predicar un ser­món al pueblo, la señora de una casa noble vecina que había ido a oírle lo detuvo para rogarle que encomendase a la caridad de la parroquia a una familia, porque la mayor parte de los hijos y criados habían caído enfermos en una granja situada a media legua de Chátillon, y estaban muy necesitados de ayuda. El señor Vicente se vio obligado a hablar en su sermón de la ayuda y de los socorros que se debían prestar a los pobres, y, en particular, a los que estaban enfer­mos; y así estaban los que él les recomendaba. Plugo a Dios dar a sus palabras tal eficacia, que, después de la predicación, un gran número de personas salió para ir a visitar a aquellos pobres enfer­mos, llevándoles pan, vino, carne y otras cosas útiles por el estilo. Y hasta el señor Vicente, después del oficio de vísperas, se encami­nó hacia la granja con algunos vecinos del lugar. Como no sabía que ya habían ido tantas personas, quedó muy admirado al encontrarlas por el camino, cuando volvían en grupos, y al ver también a algu­nos que estaban descansando bajo los árboles, porque era grande el calor que hacía. Entonces le vinieron a la mente las palabras del Evangelio «que aquella buena gente era como ovejas sin pastor». «Esto es —se dijo— una gran obra caritativa, pero no está bien orga­nizada; esos pobres enfermos tendrán demasiadas provisiones de golpe, pero se echarán a perder y se estropearán, y después volve­rán a caer en su primera necesidad».

Eso le movió a hablar los días sucesivos con algunas mujeres más llenas de celo y más acomodadas de la parroquia acerca de los medios que habían de usar para poner algún orden en la ayuda que se prestaba a aquellos pobres enfermos y a otros que en lo futuro podrían verse reducidos a una necesidad semejante, de forma que pudieran ser socorridos todo el tiempo en que estuvieran enfermos. Y después de prepararlas para esa empresa caritativa y convenir con ellas la manera cómo habían de actuar, redactó un proyecto de reglamento, que las mujeres trataron de observar, con el fin de hacerlo aprobar y fijar por la autoridad de los superiores, e invitó a aquellas virtuosas mujeres a darse a Dios para ponerlo en práctica. Así comenzó la Cofradía de la Caridad para la asistencia espiritual y corporal de los enfermos pobres.

Vicente de Paúl se encontró con un hecho hiriente, de pobre­za y necesidad apremiantes, y, al mismo tiempo, descubrió una generosidad desbordante de todos sus feligreses. Esa generosidad urgía encauzarla, darle una cierta organización, de lo contrario la caridad no sería eficaz. Elementos fundamentales de todo socorro de las necesidades más apremiantes son: caridad, organiza­ción, eficacia. Para ello Vicente de Paúl, un hombre creativo en donde los hubo, se inventó una nueva Cofradía, que tenía una doble finalidad: la caridad, el socorro de los pobres y la santifica­ción de sus miembros. Por eso él gustaba llamarla «La Caridad». Vicente de Paúl fundó una cofradía de caridad y de devoción. Eli­minó todo tipo de adherencias mundanas que pudo encontrar en otras que pululaban en muchas parroquias del país, como las fies­tas mundanas en honor de los patronos, los grandes banquetes, las pujas por los cargos anuales, los «reinages» o proclamación de los «reyes» o «reinas» de las fiestas patronales, etc. Todo esto era muy frecuente y muy popular en multitud de lugares de Francia. San Vicente, al crear una cofradía, prescindió de todas adheren­cias para estar más en consonancia del sentido eclesial.

La primera fue fundada en Chátillon-les-Dombes, en agosto de 1617 como respuesta a esa necesidad apremiante que encontró en Chátillon donde ejercía como párroco. Más tarde, cuando inició su actuación misionera por los territorios de los Gondi, a partir de 1618, la iba implantado, en cada una de las aldeas misionadas, como colofón y complemento de su obra evangelizadora.

«Al principio no fueron más que cofradías de aldeas, pero muy pronto se implantaron en al parroquias de París. Se extendieron por toda Francia. Desde antes de 1660, las hubo en muchas regio­nes de Francia, una incluso en la corte, así como en Italia y en Polonia.

Asociaciones, cofradías, confraternidades, su denominación varía según los lugares y circunstancias, pero no así su realidad. A veces el reglamento difiere ligeramente. Vicente de Paúl las llama frecuentemente «La caridad». Con ocasión de cada misión, sus misioneros debían fundarla. Así fueron bastante numerosas como para ser mencionadas. A veces se asociaban a otras cofra­días existentes: las del Santo Nombre de Jesús y del Santísimo Sacramento».

José Manuel Sánchez Mallo

CEME, 2008

 

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