296. El Señor Vicente: «los que aman a los pobres no temerán la muerte».
Una vez que volvíamos de la ciudad con el difunto Señor Abad de Chandenier y el Señor Blampignon llegaron a hablar de la muerte de los hombres. El Señor Vicente les dijo en esa ocasión lo que sigue: «que todos los que amen a los pobres durante su vida no tendrán miedo a la muerte, cuando llegue, y que Dios les hace esa gracia», y contó unos ejemplos de personas ilustres.
Notas del P. Dodin:
Quien ama a los pobres no tendrá miedo a la muerte (Abelly,III.121). —A dos eclesiásticos de categoría:
Que todos los que amen a los pobres durante su vida, no tendrán ningún miedo a la muerte; que él ha vivido esa experiencia en varias ocasiones, y que por eso mismo, tenía la costumbre de insinuar esta norma en la mente de las personas que veía angustiadas por la muerte, y se aprovechaba de la ocasión para excitarlas al amor de los pobres.
Hablando en una de sus cartas de la muerte de un sacerdote virtuoso, confirma lo mismo: «Su muerte —dice— ha respondido a su vida; ha tenido una conformidad continua con la voluntad de Dios, desde el principio de su enfermedad hasta el fin, sin haber sentido ningún movimiento, ni ningún pensamiento contrario. Siempre había temido mucho a la muerte, pero como vio desde el comienzo de su enfermedad que la contemplaba sin ningún temor y hasta con gusto, me dijo que seguramente moriría de ella, porque —decía— que me había oído decir «que Dios quita el miedo a la muerte a los que han practicado gustosamente la caridad con los pobres; y que habían experimentado ese temor durante su vida» (Abelly,III.121).
297. El Señor Vicente ofrece la hospitalidad de San Lázaro a un obispo.
Ofreció esta Casa a un obispo, que estaba en Flandes, a donde se había trasladado desde Irlanda, porque venía de trabajar en el Estatuto del prójimo y a propósito de esto, recordó a la Compañía el párrafo de San Mateo, capítulo X, que dice que «el que recibe a un profeta por ser profeta recibe la recompensa de profeta».
Notas del P. Dodin:
Hospitalidad a un obispo irlandés que estaba en Flandes.
Abelly (III.102) omite este acto de celo. J.B. Pemartin lo ha consignado en su reedición de L. Abelly en 1891 (t.III.144, nota).
298. El Señor Vicente manda que se dé gratuitamente un Retiro espiritual a alguien, que le había injuriado.
Nos hemos enterado con satisfacción que un día practicó un acto de Caridad muy importante, a saber, recibió caritativamente en San Lázaro a una persona de quien había recibido un disgusto y una afrenta y que, además de eso, hizo que practicara un Retiro espiritual, y todo a costa de la Casa.
Téngase en cuenta que se dice que fue ese hombre quién le dijo varias injurias al Señor Vicente cuando volvía de la ciudad, y a quien el Señor Vicente pidió perdón, bajando precisamente para eso del caballo por lo que podía haberle hecho a quién le había ofendido.
Pero, ese hombre, arrepentido de haber maltratado así con palabras al Señor Vicente fue a buscarlo el dia siguiente en San Lázaro para pedirle perdón.
Notas del P. Dodin:
Retiro espiritual ofrecido a un calumniador (Abelly,III.170).
299. El Señor Vicente declara que prefiere el bien general al bien particular.
Una de las normas, que he observado en el Señor Vicente es que prefería siempre el bien general de la Compañía al particular de una de sus casas, cualquiera que fuese. Eso lo he notado principalmente con respecto a dos Letras patentes: una era para todas las casas de la Compañía, en general, y la otra era sólo para una de ellas, en particular. Y como dudaba que, al presentar las dos al sello al mismo tiempo las rechazaran las dos, me dijo: «Hermano, empecemos por presentar la que es más general, y en cuanto a esa otra, ya buscaremos otra ocasión para recogerla». Pues bien, es de notar que ésta última me parecía que era más urgente que la otra. Por eso, no pudo menos que expresarle mi parecer, que no consiguió nada, porque la carta general fue sellada y la particular no lo fue hasta mucho después de su muerte.
Notas del P. Dodin:
Preferir el bien general al interés particular de una casa. Principio, que L. Abelly no ha recogido en los capítulos XVI y XVII del Libro III. (Prudencia y justicia).
300. Dos causas de aflicción del Señor Vicente: las faltas, la miseria.
Nos dijo un día que había dos cosas que le producían mucha pena a causa del cargo, que tenía: una, los defectos de la Compañía a los que ponía remedio; la otra, la de no socorrer a las necesidades de los pobres, como deberíamos. Dijo esto a propósito de las dos Provincias de Champaña y Picardía.
Notas del P. Dodin:
Las dos causas de pena del Sr. Vicente.
Formulación no retenida por L. Abelly.