El señor Vicente visto por su secretario, Luis Robineau. Artículos 196 al 200

Francisco Javier Fernández ChentoEscritos de Luis RobineauLeave a Comment

CRÉDITOS
Autor: Luis Robineau, C.M. · Traductor: Martín Abaitua, C.M.. · Año publicación original: 1995 · Fuente: Asociación Feyda.
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196.Es opuesto a usar guantes.

Nos dijo un día que la costumbre de la Compañía siempre había sido la de no llevar guantes, incluso en invierno, excepto algunas ve­ces, cuando se va al campo para defenderse del frío.

 

Notas del P. Dodin:

No hay ninguna prohibición escrita sobre llevar guantes.

197. El Señor Vicente se disciplina por la mañana.

Le he oído una o dos veces darse la disciplina por la mañana, al levantarse, cuando vivía en su pequeña habitación sin chimenea, que está en el dormitorio de los ancianos, y lo hacía durante bastante tiempo. Ahora bien, es de notar que esos días, por la mañana había descansado. Y los otros días, que no descansaba por la mañana, como no le oía levantarse, porque yo no dormía en la habitación contigua a la suya; como yo iba a trabajar después de la oración de la Santa Misa, precisamente por esto no podía oírle darse esos días la discipli­na, aunque sea muy probable que la usara, y si no era así todos los días, cuando menos lo hacía muy frecuentemente.

Notas del P. Dodin:

 

Vicente se da disciplina.

Abelly (III.301) utiliza el texto de L. Robineau.

Por lo que toca a las austeridades externas que él usaba, las ocultó en cuanto pudo; sin embargo, se dio cuenta de que las practicaba muy duras para su tiempo:

—El Hermano que le atendía durante su enfermedad, a veces se encontró en su habitación con cilicios, cadenetas, brazaletes y cintu­rones de cobre con puntas, que tenía escondidos y de los que se servía a menudo; y además de eso tomaba diariamente una dura dis­ciplina al levantarse; eso lo observó uno de la Compañía, que tenía en su habitación junto a la de él, y de la que estaba separado por tablas de sabina; es él quien ha manifestado que lo había oído diariamente a lo largo de doce años más o menos..

Pero no contento con esta disciplina ordinaria y regular, añadía a menudo otras extraordinarias por diversas ocasiones, como una vez entre otras que le pusieron al corriente de alguna especie de desor­den ocurrido en una casa de la Congregación. Por ese motivo se disciplinó durante ocho días dos veces cada noche, e inmediatamen­te, habiéndose puesto a remediarlo, lo consiguió felizmente, cosa que él mismo manifestó más tarde a una persona de confianza, dándole como razón, que sus pecados habían sido la causa del mal que había sucedido, y que era justo que hiciera penitencia.

—El Sr. Vicente a Luisa de Marillac hacia 1630 (1.86/14(9. «Le aconseja y todo lo que el fervor de usted le propone, salvo la disciplina, que no debe pasar de tres veces por semana». (1.86/148).

—(Antes de 1634- a Luisa de Marillac).

«Y si usted no puede tomar la disciplina, pero tiene un cinturón de botoncitos de plata que la Señorita du Fay me ha hecho ver otras veces, úselo en vez de la disciplina y en lugar del de pelo de caballo, ya que éstos calientan demasiado. (1.101/163).

El reglamento de Luisa de Marillac dice: «Tomaré, en espíritu de penitencia, la disciplina, (diré) un «Padrenuestro» para honrar a Jesu­cristo, un «Avemaría» para honrar a la Santísima Virgen, y el «De Profundis» por las almas del Purgatorio; y todos los días en que reci­ba la Sagrada Comunión llevaré por la mañana el cinturón de peniten­cia y el viernes lo llevaré durante todo el día».

Sainte Louise de Marillac, Écrits Spirituels, París, 1983, p.689. Luisa de Marillac al abad de Vaux —Julio de 1641—.

«Es usted, Señor, si le place, quien debe regulárselas según sus necesidades, porque de ordinario no se les permite con facilidad más que la disciplina que sirve, como dice nuestro Bienaventurado Padre, para despertar la devoción. Le envío dos cilicios y seis cinturones; creo que algunas ya los tienen. Su caridad verá de qué manera pue­den usarlos, cuando lo juzgue oportuno, porque hay tantas cosas que considerar, que no se puede dar desde aquí ninguna norma».

Louise de Marillac, Écrits spirituels, pp. 55/63 (en español).

Luisa de Marillac al abad de Vaux, 7 de agosto de 1641.

«A él le parece, Señor, que, mientras puedan, no falten a los ayunos de la Iglesia ni a la abstinencia los viernes, y que, cuando su salud lo permita, lleven el cilicio de cintura los lunes por la mañana solamente, y tomen la disciplina los viernes».

Louise de Marillac, Écrits spirituels, pp. 57/65 (en español).

Luisa de Marillac al abad de Vaux, 3 de enero de 1642.

«Me encuentro sin saber qué decirle por lo que se refiere a la que pide cilicio de cintura. ¿No le parece a usted, Señor, si cree verdade­ramente lo necesita, que podría contentarse dos o tres horas al día? No sé si hace uso de la disciplina. Ya sabe usted que nuestro Bien­aventurado Padre la aconsejaba».

Louise de Marillac, Écrits spirituels, pp. 66/73 (en español). 198-199. Lleva cadenetas y aconseja la disciplina (Cf. Nota precedente).

198. Lleva cadenetas.

Hay señales muy seguras de que se servía de brazaletes, porque yo le he visto hasta dos, uno de ellos ya muy usado; algún tiempo más adelante descubrí que tenía otro nuevo, cuando se le cayó por descui­do en una sala donde yo estaba.

Notas del P. Dodin:

Ver nota 197.

199. Aconseja disciplina.

Aconsejaba mucho que se usara la disciplina, pero con discreción y el permiso que se exige para eso en la Compañía.

Notas del P. Dodin:

Ver nota 197.

200. Su comida es la misma que la de la Comunidad.

En la mesa no quería que le sirvieran otros platos, ni en mayor cantidad ni mejor que a la Comunidad.

Notas del P. Dodin:

Anotación propia de L. Robineau.

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