Un nuevo campo de actividad iba a abrirse a los misioneros. Resultaba claro que el fruto de las misiones no podía conservarse si no había buenos sacerdotes en las parroquias; pues bien muchos eran negligentes y varios abiertamente escandalosos….y no había institución para formarlos. Ciertamente, hacía unos sesenta años, siguiendo la llamada del Concilio de Trento, diócesis habían abierto seminarios, pero sin éxito. Además, los Oratorianos, en 1612, un año después de su institución, se encontraron con que se les encomendaba el seminario de la diócesis de Rouen, en París, luego los de Langres1, de Mâcon y de Luçon; en 1624 abren en París el seminario Saint-Magloire. En 1620, un buen sacerdote de París, el Señor Bourdoise, había abierto uno, unido a su comunidad de la parroquia de San Nicolás du Chardonnet (nuestra parroquia)… Por mi parte, hablando un día con el obispo de Beauvais, se me ocurrió que sería menos ingrato para la mayor parte de los candidatos, y más eficaz, comenzar por una preparación muy breve, más intensiva: un retiro de quince días antes de cada una de las tres Órdenes sagradas, subdiaconado, diaconado y presbiterado, con una enseñanza precisa y ejercicios prácticos. Estos ejercicios de los ordenandos comenzaron en Beauvais en 1628, y se propagaron rápidamente. Hasta que en 1641 nosotros abramos un seminario mayor en Annecy.
Ese mismo año de 1628, yo comienzo a pedir al Papa que apruebe nuestra compañía2. Mis relaciones con Monseñor de Bérulle, nombrado Cardenal en 1627, se habían distendido forzosamente, con mis numerosos trabajos. Ahora era el buen Señor Duval, sacerdote y doctor en teología a quien yo me dirigía para mi vida espiritual, pero continuaré citando a Monseñor de Bérulle toda mi vida en señal de estima. Por su parte, sin embargo, me pregunto si no existía cierto frío con respecto a mí… ¿Pensaría que nos metemos donde no nos llaman lanzándonos nosotros también a las Misiones?3
Pero a mi no se me pasaba por la imaginación que iba a dejar la tierra prematuramente… Falleció en efecto, celebrando la santa Misa4, justo en el momento en que iba a Consagrar, el 2 de octubre de 1629. No tenía más que 55 años…
- Variante omitida por las Fiches Vincentiennes: Demasiado lento de poner en marcha.
- S. V. I, 42-45.
- Una carta de Bérulle al Padre Berin, en Roma, en noviembre o diciembre de 1628, le sugiere que intervenga ante el embajador, para estorbar a los que solicitan el asunto de las misiones, cuando el oratorio las hace con felicidad. Parece que se trata del Sr. Vicente, por razón de la coincidencia de las fechas y porque «no conviene decir nada al Padre de Gondi». Pero parece que no hubo moción alguna ya que, casi inmediatamente, el embajador reemplazaba en San Luis de los Franceses a un oratoriano por un diocesano, y Bérulle interviene contra él ante Richelieu el 9 de febrero de 1629.
- P. Cauchois: Bérulle, «Maestros Espirituales», p. 63.