No os he dicho más cosas de las Cofradías de la Caridad! Se habían extendido al ritmo de las misiones, y yo me imponía visitarlas de vez en cuando… Mas verdaderamente, yo no me bastaba…Por eso, en ese año de 1629, propuse a la Señorita Legras que se encargara de ellas y, a pesar de su desconfianza de sí misma, ella llegó a hacer maravillas1. No obstante en París había problemas. Las Caridades allí contaban más que en otra parte con damas de alta condición, no todas dispuestas o aptas para visitar y servir ellas mismas a los pobres… Muchas enviaban a sus sirvientas, y había algunas que trataban con dureza a los pobres… Pues bueno la Providencia me había enviado a una buena joven del pueblo de Suresnes, Margarita Naseau. Tan sólo era una pobre vaquera sin instrucción… Se le ocurrió instruir a la juventud, compró un alfabeto y se fue a pedir al señor párroco o al vicario que le dijera las letras…Aprendió poco a poco de esta manera y resolvió irse de pueblo en pueblo, para enseñar a la juventud2. Finalmente se dirigió a mí, y así fue como, hacia 1630, se empleó en servir a los pobres de la Caridad de San Salvador, en París, luego en muchas más caridades.
El Señor Vicente relee su vida: Animador
