De hospital a Casa Provincial: historia de su evolución
I.- Primera etapa: 1909-1936
1.- Introducción a su historia:
El edificio que hoy alberga la Casa Provincial de Madrid San Vicente ha celebrado el centenario de su inauguración. En él se han formado varios miles de Hijas de la Caridad. Desde él, la Compañía ha realizado muchas obras de caridad y la ha expandido por el mundo. Por ello, hemos tratado de recoger el itinerario de su evolución a lo largo de los cien años de su existencia. Iniciamos el recorrido con la descripción del barrio en el momento de su construcción.
El aspecto de Chamberí en aquella época se parecía a cualquier pueblo cercano a la gran ciudad, con los aires de expansión y crecimiento propios del comienzo del siglo XX. Por un lado había casas humildes de gente que se dedicaba a sus quehaceres: unos, suministrando las necesidades de las gentes del centro de ciudad (cría de ganado, horticultura…); otros, con los oficios de cualquier pueblo (zapateros, herreros); bastantes que se dedicaban a servir a la gente pudiente de la capital y, finalmente, vivían en el barrio muchos obreros procedentes de provincias, empleados en la construcción de grandes edificios y casas palaciegas que se estaban ubicando en el barrio. Chamberí tenía dos caras: una estaba formada por los herederos de los chisperos, majas y majos de Madrid, que se trasladaron al barrio de Chamberí por imperativos de dinero. Éstos son los que le dieron al barrio el carácter popular y tradicional. La otra cara, era la de los habitantes ricos que vivían en casas palaciegas, que no tenían nada que ver con la anterior. Éstos disfrutaban de los paseos y comodidades de Chamberí, que estaba en plena expansión. En 1902 había accedido a la categoría de distrito por decisión municipal del Ayuntamiento. Las obras de construcción del Metro y urbanización de la zona dieron lugar a muchos accidentes laborales. Los afectados eran ingresados y atendidos en el Hospital Provincial u otros, pero se les daba de alta enseguida. Los períodos de convalecencia eran largos y debían realizarse fuera del centro sanitario. En este barrio y en esta época, la marquesa de Vallejo decidió construir el Hospital de San Nicolás para convalecientes, hoy Casa Provincial de las Hijas de la Caridad, de la Provincia de Madrid San Vicente.
Al iniciarse la construcción del Hospital en 1904, Dña. Nicolasa Alcántara Gallo, quiso ofrecer a la ciudad de Madrid un hospital-asilo que cubriese una necesidad notoria en aquel momento. El historiador de la Beneficencia madrileña de la época, Manuel Luna, afirma que solamente existía un asilo para convalecientes. Era el Refugio-albergue para viandantes que acogía también a convalecientes, pero allí sólo podían estar tres noches consecutivas, si llevaban la hoja de alta del Hospital. Este refugio albergue estaba ubicado en la esquina de las calles Puebla y Corredera baja de san Pablo y sólo podía recibir una treintena de convalecientes.1 Muchos de estos pobres iban a pedir a la puerta de la Basílica, recientemente inaugurada. La marquesa de Vallejo frecuentaba la zona como devota de la Virgen Milagrosa. Además, como bienhechora y fundadora del convento de las religiosas carmelitas de la Calle Ponzano, visitaba con frecuencia el monasterio ya que se estaba construyendo en él la cripta para su enterramiento.
La construcción del Hospital de Convalecientes fue la respuesta necesaria a una situación urgente de la época que encontró eco en el corazón y en el bolsillo de la señora marquesa de Vallejo, Dª Nicolasa Alcántara Gallo, viuda desde hacía varios años. A ella la queremos rendir un homenaje de reconocimiento bien merecido recogiendo la historia del bien realizado desde esta casa, que ella diseñó y confió al cuidado de las Hijas de la Caridad. En ella se han formado miles de Hijas de la Caridad que gozarán conociendo la historia completa del lugar donde aprendieron a conocer la profundidad del carisma vocacional.
2.- Fundación del Hospital-Asilo de San Nicolás y primeros años.
Esta Fundación se inicia en los últimos años de vida de la señora marquesa de Vallejo, Dña. Nicolasa Alcántara Galloy Sibes, bienhechora de los pobres y admiradora de las Hijas de la Caridad. Su proyecto lo expresa en su testamento del 28 de abril de 1903. Quería establecer una Fundación análoga a la de San Diego y San Nicolás del paseo del Cisne de Madrid, pero con distintos fines: la acogida y cuidado de los enfermos que salían de los Hospitales de Madrid y no tenían dónde ir en el período de convalecencia. En este Hospital de San Nicolás para convalecientes podían estar entre cinco y ocho semanas, hasta que se reponían totalmente. La capacidad inicial era de 200 personas, 100 hombres y 100 mujeres, distribuidos en 4 pabellones separados, con un pabellón central para servicios comunes: capilla, comedores, despensas, lavadero, etc. En el edificio de la fachada principal estaban las dependencias de dirección, administración, médicos, capellanes y vivienda para la comunidad.
La fundadora quiso construir un edificio amplio, con jardines y espacios abundantes para que los enfermos pudieran pasear y tomar el aire. La construcción se inicia en 1904, pocos años antes de la muerte de Dª Nicolasa. El arquitecto director de las obras fue D. Rafael Martínez Zapatero, quien cuidó con detalle dar solidez al edificio de estilo neomudéjar. Ella muere el 7 de enero de 1905 sin verlo terminado, pues las obras se prolongaron durante cuatro años más. El 6 de diciembre de 1909, fiesta de san Nicolás, fue inaugurado con toda solemnidad por el Obispo de Madrid, D. José Mª Salvador y Barrera y algunos miembros de la familia real. El diario ABC, en portada, mostraba la foto de la inauguración y en el interior desarrollaba la noticia: «Su Majestad la Reina Dña María Cristina, acompañada de las infantas Doña Maria Teresa y Dña Isabel y del Infante D. Fernando, ha inaugurado un nuevo Asilo, establecido en Madrid, en la calle José Abascal, por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, merced a la donación de la difunta marquesa de Vallejo. El Asilo se titula «para convalecientes», y a este humanitario fin está destinado. Para ello cuenta con más de 200 camas colocadas en amplias salas y las dependencias necesarias, montadas a la altura de los mejores establecimientos europeos de tipo similar»2
La visitadora, Sor Cayetana de la Sota, había enviado un grupo de 20 Hermanas para preparar el mobiliario y poner en marcha el Hospital. La comunidad se estableció de forma definitiva en el año 1910 siendo superiores provinciales el P. Eladio Arnáiz, Director, y Sor Josefa Bengoechea, Visitadora. La primera Hermana Sirviente fue Sor Cayetana de la Sota, que se hizo cargo de la obra al terminar su mandato como Visitadora. Se inició la fundación con 200 convalecientes y una comunidad de 20 Hermanas que atendían el servicio de acogida, los cuidados de enfermería, la botica, la cocina, el lavadero, la ropería y la pastoral del Hospital-Asilo. A los enfermos se les proporcionaba todo lo necesario para su convalecencia, incluidas las sábanas y mantas para la cama así como lo relativo a su vestuario personal.
El primer Reglamento recoge con detalle el orden y funcionamiento de la institución. La atención religiosa estaba muy cuidada. Había dos capellanes misioneros de la C. M., pertenecientes a la comunidad de la Basílica de La Milagrosa que se encargaban de dar una misión especial una vez al mes a los 200 acogidos. Se atendía con esmero a su formación cristiana, la enseñanza del catecismo y la práctica religiosa. Así, durante la convalecencia, el enfermo recibía los cuidados necesarios para su restablecimiento físico y espiritual. Los certificados de empadronamiento del año 1910 muestran que los enfermos eran jóvenes, padres de familia pobres, procedentes de todos los puntos de España. Aquí se reponían de sus enfermedades derivadas, en su mayoría, de accidentes de trabajo, ocasionados en la construcción, bien en las obras de la Gran Vía madrileña u otras zonas.
Entre los fines de la Fundación, la marquesa de Vallejo dejó establecida también la formación de Hermanas enfermeras y boticarias. Con este fin se estableció en el Hospital un buen equipo de médicos, un quirófano y una hermosa farmacia con biblioteca apropiada. En 1915 se iniciaron los cursos de enfermería para la formación de Hermanas. Los superiores confiaron esta tarea a Sor Justa Lostau, quien buscó médicos bien capacitados y de buena fama para dar las clases. Ella organizó la publicación del primer Manual de enfermería elaborado por los médicos docentes, y dirigió los primeros cursos. Asistían Hermanas residentes en casas de Madrid y alrededores. Las clases se impartían por la tarde y las Hermanas estudiaban de noche o como y cuando podían, a la vez que desarrollaban su servicio en diferentes hospitales y asilos. Después se examinaban en la facultad de San Carlos a fin de obtener el título oficial. Paralelamente se desarrollaron también cursos para Hermanas boticarias, cuyos manuales y cuadernos se han conservado cuidadosamente.
3.- Las primeras Hermanas Sirvientes (1909-1931)
Los Anales de la C. M. y de las H. C. ponen de relieve que las tres primeras Hermanas Sirvientes del Hospital fueron mujeres de gran talla humana y espiritual. La primera fue Sor Cayetana de la Sota, quien puso en marcha la Fundación y fue el alma de la misma de 1910 a 1922.3 Ella, siendo Visitadora, al firmar el convenio, se había comprometido a enviar Hermanas para la atención del hospital. En la fecha de su inauguración, 6 de diciembre de 1909, era todavía Visitadora, pero ya estaba designada su sucesora Sor Josefa Bengoechea. Por esta razón inició la puesta en marcha del Hospital Sor Concepción Burguete, como asistenta, hasta la presentación de Sor Cayetana4 en febrero de 1910. A su muerte, acaecida en el propio Hospital de Convalecientes el 28 de enero de 1922, le sucede como superiora de la comunidad Sor Concepción Burguete,5 que continúa el estilo marcado por Sor Cayetana.
Hay que tener presente que ella había ejercido el servicio de vicedirectora del Hospital y asistenta de la superiora. Los Anales franceses de la C. M. de 1923 recogen un artículo sobre el excelente funcionamiento del Hospital, la labor desarrollada por las Hermanas y la acción evangelizadora llevada a cabo por los capellanes, que eran los misioneros paúles de la Basílica de La Milagrosa.6También la prensa de Madrid recoge en varias ocasiones noticias sobre el bien realizado por el nuevo Hospital de convalecientes en estos años. Tal fue la fama adquirida por esta institución, que se encuentran ecos de la misma en la prensa de la época de Cuba y Argentina. Según consta en el primer reglamento, los acogidos podían permanecer hasta tres meses a fin de verse totalmente restablecidos antes de incorporarse a la vida laboral. Durante nueve años, Sor Concepción mantiene el Hospital en primera línea por la acogida, los cuidados de enfermería y el seguimiento de los convalecientes, después de abandonar el Hospital. Además, durante su mandato en 1928, ve el problema que se plantea con el crack económico mundial que venía empujando desde hacía algunos años. El problema de la acogida se había agudizado. No había suficientes plazas para acoger a cuantos lo solicitaban. Ella con valentía plantea a la Junta del Patronato la ampliación de una planta más en los pabellones extremos que dan a las calles Alonso Cano y Modesto Lafuente. Así se podría acoger a 100 convalecientes más. La Junta acogió su propuesta y puso manos a la obra. En ocho meses estaban preparadas las dos plantas añadidas para acoger un total de 300 convalecientes: 150 hombres y otras tantas mujeres. A pesar de ello, quedaron muchos fuera del Hospital-Asilo. Sor Concepción supo hacer su amor creativo y buscó un camino de ayuda: habilitar una de las casas de los porteros de la entrada principal para repartir cada día ropa, alimentos y medicinas a 24 convalecientes. Ella pensaba y decía a las Hermanas: «Siempre podemos hacer algo más para socorrer a los pobres».
Dentro de la comunidad, esta Hermana ejerció el cargo de «comisaria» o responsable regional de la zona centro de España, de acuerdo con lo dispuesto el P. Antonio Fiat, Superior General, en 1895 para las Hijas de la Caridad de España. Este nuevo ministerio la permitió añadir al Hospital una nueva misión: abrirlo como centro de formación de las Hermanas enfermeras. La señora marquesa de Vallejo lo había dejado previsto en su legado. Sor Concepción animó y alentó los cursos de Enfermería y Farmacia dirigidos por Sor Justa Lostau. Se empeñó en buscar un equipo de cinco médicos docentes bien cualificados, entre los que estaba el Dr. Lostau, Director del Hospital. Sor Concepción, en los años de la crisis mundial de 1929, vio también otra necesidad apremiante: muchos niños morían de hambre, después de cualquier enfermedad. De nuevo propone a la Junta la creación de un Hospital para niños convalecientes, anexo al ya existente para adultos. El legado de los Señores de Vallejo daba también para poder realizar esta ampliación. Y así se hizo… Justamente enfrente del Hospital San Nicolás. Ella no lo vio terminado, pues murió, siendo Hermana sirviente, el 27 de junio de 1931, y el Hospital de niños convalecientes se inauguró en enero de 1932. Dijo antes de morir que desde el cielo lo vería terminado. Este Hospital tuvo poco tiempo de existencia. En julio de 1936 fue incautado por el gobierno republicano para convertirlo en centro de apoyo sanitario a mujeres y niños. A partir de abril de 1939 pasó a ser centro de atención infantil de Auxilio Social y en la actualidad es un anexo del Ministerio de Trabajo y Asuntos sociales. Sor Concepción Burguete dejó huellas imborrables de amor creativo y entrega sin límites, tanto entre los médicos, como entre las Hermanas y los pobres. Su biografía fue publicada en los Anales del año 1931.
Poco después de su muerte es nombrada Hermana Sirviente Sor María Díaz Lahora,7 quien estará al frente del Hospital hasta 1936 en que la comunidad fue disuelta y dispersada. A Sor María le tocó un período difícil. Una vez proclamada la República, el Hospital fue objetivo de numerosas visitas y requerimientos a fin de verificar los fondos de la fundación. Por entonces era una fundación canónica, dependiente del Sr Obispo de Madrid. Las visitas culminaron con la expropiación y estatalización de todos sus bienes así como la expulsión de las Hermanas y de los enfermos. Corría el mes de agosto de 1936. También fueron expulsados los médicos y empleados y cruentamente martirizados los capellanes. Después de terminada la guerra, volverá Sor María como Hermana Sirviente del Asilo san Nicolás, durante varios años.
Las tres primeras superioras dieron a la institución solidez y firmeza, por su autoridad moral, formación, capacidad de organización y entrega personal al servicio de los enfermos. Las tres destacaron por su cercanía y atención, acogida, capacidad de organización, preparación profesional y testimonio de caridad creativa. El buen funcionamiento del Hospital fue objeto de reconocimiento en la prensa madrileña y en las revistas sanitarias de la época. Los Anales recogen estos artículos de la prensa nacional y algunos de la prensa latinoamericana. El diario de Buenos Aires (Argentina) le pone como ejemplo de organización sanitaria en un artículo publicado en 1922. La dirección y administración del Hospital estaba confiada a la Junta directiva del Patronato, presidida por el obispo de Madrid-Alcalá, a quien se daba cuenta de todo lo ocurrido. El Patronato estaba tranquilo y confiado porque sabía que la organización estaba en buenas manos. Consta el reconocimiento hacia las Hermanas en las actas y memorias de las Juntas de final de año.8
4.- Situación del Hospital en la segunda República (1931-1936).
Los años de 1931 a 1936 fueron difíciles para las instituciones de Beneficencia de la Iglesia. El ambiente provocado por la Ley de asociaciones y confesiones religiosas dificultaba mucho su funcionamiento. No obstante las Hermanas insistieron ante la Junta del Patronato del Hospital para que se construyese el anexo para niños convalecientes, del que ya se ha informado. Eran muchos los niños que andaban por la calle pidiendo limosna después de salir de los Hospitales y más los que se quedaban en casa enfermos y abandonados, a causa del trabajo o la enfermedad de sus padres. La Junta del Patronato juzgó necesario realizar la ampliación en el año 1930, con motivo de la celebración del centenario de las apariciones de la Medalla Milagrosa.
El nuevo Hospital fue erigido para acoger a niños convalecientes y honrar con esta obra la memoria de la manifestación de la Medalla Milagrosa. Las actas y memorias de la fundación, conservadas en el archivo histórico del obispado, dan cuenta de ello. El Patronato de la Fundación pudo contar con los medios necesarios, gracias al legado de los Vallejo y al buen orden y economía de las Hermanas. La construcción se inició en 1930 y se terminó en 1932.
Al llegar el año 1936, la comunidad que atendía el Hospital estaba formada por 20 Hermanas que vivían dedicadas totalmente a los enfermos y ajenas a la actividad política y acciones violentas de la calle. Mas, a pesar de eso, tuvieron que sufrir los efectos de la persecución religiosa desatada contra la Iglesia. Las Hermanas fueron expulsadas por los revolucionarios el día 26 de julio de 1936. Era domingo. Previamente habían expulsado a las Hermanas de las Escuelas Católicas y el Comité Socialista-marxista de Chamberí se había incautado del edificio de las Escuelas Católicas de La Inmaculada, convirtiéndole en «Ateneo Libertario de Chamberí«. El domingo 26 de julio de 1936, al terminar la santa Misa, fue detenido, torturado y vilmente decapitado el P. José Ibáñez Mayandía, superior de la comunidad de la Basílica y capellán de la comunidad del hospital. Su gran delito fue celebrar la misa de la comunidad a las 6 de la mañana. A la salida le esperaban a la puerta de la calle Modesto Lafuente unos milicianos que le apresaron y maltrataron con insultos groseros y fuertes golpes. Después, maniatado le llevaron al Ateneo libertario de Chamberí donde decidieron darle muerte ese mismo día. Y así lo hicieron en el jardín, junto al patio de las Escuelas Católicas de la Inmaculada. Seguidamente, las Hermanas fueron expulsadas y algunas detenidas. Con este acontecimiento comienza una nueva etapa en la historia del Hospital san Nicolás.
Fuente: Anales, Enero-Febrero de 2010
- Manuel Luna: La caridad en Madrid; Imprenta Ginés Carrión, Calle de la Verónica, 13 -15. Madrid 1907; pág121.
- ABC del 7 de diciembre de 1909. Número 1644, portada y páginas interiores Crónica gráfica.
- Anales de la C.M. y de las H. C. año 1933, Tomo XLI, p. 22.
- Sor Cayetana de la Sota y Rada nació en Bosque Antiguo (Santander), el 3 de marzo de 1831. Ingresó en la Compañía el 6.XI.1859. Desde 1860 hasta 1890 estuvo destinada en el Hospicio de Orense, Colegio Niño Jesús de Praga de Vigo, Colegio-Asilo del Puerto de Santa María y Hospicio de Coruña, en las tres últimas como superiora. Fue asistenta provincial de 1890 á 1893. Después volvió al Hospicio de Coruña hasta 1900 en que fue designada Visitadora Provincial, misión que desempeñó de 1900 a 1910. De 1910 a 1922 fue hermana sirviente del Hospital de san Nicolás de convalecientes, donde murió el 28 de enero de 1922.
- Anales de la C.M. y de las H.C. año 1931, Tomo XXXIX, p. 494 y ss. Sor Concepción Burguete, nació en Sos del Rey Católico (Zaragoza) el 8.XII. 1865. Ingresó en la Compañía en 1881 y fue destinada a la Casa central como Hermana del equipo de formación del Seminario, donde realizó su misión desde 1861 hasta 1909. De 1909 a 1922 fue asistenta de la Superiora en el Hospital de San Nicolás y desde 1922 hasta 1931, Hermana sirviente de la Casa y comisaria de la zona de Madrid. Murió el 22 de julio de 1931 en el Hospital de San Nicolás de convalecientes donde había vivido durante 21 años.
- Anales franceses de la C. M., año 1923, p. 527.
- Sor María Díaz Lahora nació el 25.IV.1869 en Santa Cruz de Retamar (Toledo). Ingresó en la Compañía el 24.XII.1885 y fue destinada al Asilo de Barcelona. Después tuvo nueve destinos: Madrid, Casa Central; Valencia, Hospital de san Eugenio; Manila (Filipinas), Colegio-Asilo de la Concordia; Valencia, Hospital de san Eugenio por segunda vez; Habana (Cuba), Casa Beneficencia; Bilbao, Inclusa y Casa de Expósitos; Pola de Gordón (León), Asilo; Cáceres, Hospital donde fue Hermana Sirviente tres años y finalmente el Hospital-Asilo de convalecientes de Madrid donde fue Hermana Sirviente y enfermera hasta su muerte acaecida el 19 de julio de 1964, cuando el Asilo estaba ubicado en la calle Menéndez Valdés de Madrid.
- Cf. Archivo histórico diocesano de Madrid, Sección Fundaciones, Expediente de la Fundación Hospital San Nicolás para Convalecientes. Memorias anuales (1910-1934).