Siempre había yo creído que al cumplir los setenta y cinco años de un suceso, principalmente de un matrimonio, se celebraban las Bodas de Diamante, pero que. como es tan difícil llegar a esta fecha, la costumbre había admitido adelantarlas a los sesenta años. Pero consultando ahora un buen diccionario me he enterado que las Bodas de Diamante —de Diamantes dice allí— se celebran realmente a los sesenta años. Y que al cumplir los setenta y cinco años se llaman Bodas de Brillantes. Fiado en esto he puesto el título. Nuestros ANALES celebran, pues, en estos días las Bodas de Brillantes, o sea, sus setenta y cinco años de existencia, puesto que comenzaron a publicarse en el año 1893.
Creemos que es muy conveniente una conmemoración un poco a fondo de esta grata efemérides, pues ella nos podrá servir, en primer lugar al Director para repesar su actuación y sus criterios comparándolos con los de sus predecesores, tanto para ver sus aciertos como sus defectos, y después para enseñanza de los lectores y más aún de los colaboradores, sobre todo de los comprometidos. Hagamos primero una descripción de la colección tal como se encuentra en nuestro archivo provincial.
Mirándola por fuera echamos de ver que la colección de la Revista consta de 75 volúmenes, uno por cada uno de los setenta y cinco años de su existencia. Se ha mantenido constante —como buen testigo de la tradición— en el formato, el mismo de su hermana mayor la de París, aunque últimamente las dos habían crecido un poquito. En cuanto a la enumeración de los tomos, hasta 1956 había ido con mucha regularidad, poniéndose un tomo cada año, aunque algunos fueran incompletos; mas desde este año hubo varios despistes, manteniendo el mismo tomo por varios años, por lo que en 1964 se dio un salto para acomodar la numeración a la realidad de los años, pasando del tomo LXVI al LXXII, según lo exigía la cronología y la realidad de los volúmenes encuadernados. Lo malo es que en seguida hubo otro despiste que en el pasado febrero ha habido que subsanar. Estamos, pues, ahora en el tomo ’76, cumplidos ya los tres cuartos de siglo.
Respecto del mes de su comienzo no se puede precisar mucho. El primer volumen comienza diciendo: Tomo I, número 1.°, pero ya no hay ninguna otra indicación. Por números sueltos que se han conservado se ve que fueron cuatro los números que se publicaron en el año, o sea, que era publicación trimestral. Pero como el primer número era traducción del primero de la edición de París, no es posible que también aquí se publicara en enero; así que sería en febrero o más probablemente marzo.
Vamos ahora a hacer un poco de historia, señalando sus vicisitudes y sus novedades más señaladas. Las distribuiremos en períodos, según los diversos Directores que se fueron sucediendo.
PERIODO 1.° — DIRECCION DEL P. ELADIO ALVAREZ (Años 1893-18951
Sin duda alguna, el impulso de la publicación de ANALES tuvo que proceder del Visitador, P. Eladio Arnáiz, aunque en el Archivo no se ha podido encontrar el menor indicio de ello, ya que ni siquiera en las Actas del Consejo provincial se hace la menor alusión a ello. Confió su Dirección a uno de los Profesores de la Casa Central, todavía joven, el P. Eladio Alvarez, que ya había mostrado sus aficiones literarias traduciendo el libro del P. Aladel sobre la Medalla Milagrosa, publicado en 1881 y más tarde en 1895. En realidad sólo se sabe que tuvo esta Dirección de ANALES por una carta suya posterior. Su nombre no aparece en la Revista más que en la lista de difuntos del año 1897. Es bien extraño que, llevando sólo dos años en esta Dirección, le destinaron, un poco violentamente, fuera de Madrid, a Badajoz, aunque pasando antes unos días —de Ejercicios Espirituales— en Ávila. Aún es más extraño que allí, después de dos años igualmente, falleció de una pulmonía cuando sólo contaba cuarenta y seis años de edad, si bien nunca había tenido muy buena salud. Pero la extrañeza llega al colmo al ver que en ANALES no se dijo ni una palabra de esta defunción, y, sobre todo, que, habiéndose publicado en los. ANALES de París una nota necrológica extremadamente laudatoria mandada, por el Padre Villarejo, que había presenciado su muerte edificantísima, en la edición española, que en este tiempo, corno veremos, apenas era más que una traducción de aquélla, se suprimió dicho elogio.
Pero volvamos atrás ya a la Revista misma. Ya se ha indicado que el primer número es traducción del que acababa de salir en París con el mismo título, si bien éste iba ya en el tomo LIX. Todo al pie de la letra, con relatos de todo el mundo, incluso con una biografía de un Padre polaco que ocupaba 37 páginas. Por otra carta del mismo Padre: Alvarez nos enteramos de que no hacía él solo la traducción, sino que la compartía con los PP. Lladó, Janices, Sola y Campomar. La única diferencia que tiene con el original es que, como la traducción salía ocupando dos páginas más, para no pasar de los 60 del original, hubieron de suprimir la última carta (casi todo eran cartas), que ocupaba precisamente dos páginas, y así quedó en todas sus dimensiones igual que la edición francesa.
El 2.° número continúa igual. Si viene algo de España es porque estaba en la edición francesa. Son dos cartas seguidas: una del P. Villarejo al M. R. P. General, con la, narración de un curso de misiones en la diócesis de Madrid, que ocupaba tres páginas y media, y otra al mismo de la Superiora de Santa Isabel, que cuenta la inauguración de las Escuelas. Tienen que apretar la impresión, no dejando espacios en blanco para no adelantarse a la paginación del original, consiguiendo incluso con ello lo contrario, y así pueden meter, además, las dos páginas que no cupieron en el número anterior.
El tercer número comienza en las dos ediciones con un elogio a la edición española de ANALES seguido de una carta del M. R. P. Fiat al Visitador de España, P. Eladio Arnáiz, sobre el mismo. Así como al final del número 2: se atrevieron ya a suprimir un anuncio de dos libros, que venía al final, ahora se atreven con un interesante elenco de artículos de los Anales de París referentes a España, Cuba y Filipinas, que seguía a la citada carta laudatoria del P. Fiat quitándolo de allí, según afirma en nota y pasándolo al final del primer tomo. Y aún se atreven a más. Suprimen algunas crónicas menos interesantes, y, en su lugar, comienzan a publicar una «Historia de la Congregación de la Misión en España», que en este número se reduce a los intentos de fundación en España en tiempos de San Vicente. Asimismo comienza a publicarse una biografía del P. Mariano Maller, el anterior Visitador, fallecido hacía algo más de un año.
Para el número 4, último del tomo o año no encuentran nada referente a España en la edición francesa, y ellos, después de copiar lo referente a Francia, continúan la «Historia de la Provincia de España», y avisando en nota que no pueden continuar la biografía empezada del P. Maller, ponen en su lugar la que él había escrito del P. Borja, considerado por muchos como el más santo de los paúles españoles. Por cierto que al año siguiente la publicaron también, aunque resumida, los Anales de París. Aún hicieron lugar a una carta de un Padre del Colegio de Murguía, que comunicaba a un antiguo condiscípulo detalles sumamente edificantes de la muerte de una Hija de la Caridad, Sor Josefa Herreros, fallecida en el Colegio de las Hermanas de dicha villa con señales extraordinarias de predestinación, incluso con repetidos anuncios de la fecha exacta de su muerte, hechos cuando estaba, al menos al parecer, en perfecta salud. Con esto y dos relatos de gracias atribuidas a la Medalla Milagrosa y al Beato Juan Gabriel Perboyre, ya llenan cerca de 30 páginas, que es un poco menos de la 11.a parte del total.
El tomo II, correspondiente al año 1894, comienza comunicando a los lectores que la edición francesa de. Anales ha llegado ya a celebrar lo que ahora se llama las Bodas de Diamante, o sea, los sesenta años de vida. Aprovecha la ocasión para justificar la existencia de esta Revista, aduciendo las palabras y los ejemplos del mismo San Vicente, y aun copiando una larga réplica del mismo contra los que no veían bien que se publicaran los hechos edificantes de los misioneros. Y continúa luego citando palabras de va- ríos Superiores generales sobre lo mismo, especialmente del P. Boré, que, antes de ser Superior General, había sido durante bastante tiempo Director de los Anales, y que exhortaba encarecidamente a todos a colaborar con más entusiasmo y constancia en esta obra. Asimismo otras del M. R. P. Fiat en que anima a que se publiquen Anales en varias lenguas, añadiendo que España era la primera Provincia que había secundado sus deseos.
A continuación anuncia una novedad: que, en adelante, al final de cada número irán dos cuadernillos de suplemento, con distinta paginación, de modo que luego se pueda formar un tomo aparte. En realidad no siempre fueron fieles a la promesa, pues algunos números no tienen nada, tal vez por exceso de original. Y aun parece que pronto se cansaron y cambiaron de parecer. El Suplemento llevaba por título: «Noticias de los Sacerdotes, Clérigos y Coad, jutores ya difuntos de la Congregación de la Misión». Era la traducción de un libro que se iba publicando en París y que llegó a tener cinco tomos. Aquí, no se ve claro por qué, comienzan a publicar el tomo III se encuentra traducido todo él, parece que se completó más tarde independientemente de los Anales. Por eso en la portada, que se ve que es añadida, lleva por fecha el año 1912. Respecto de los otros tornos, que son biografías de los primeras compañeros de San Vicente, el que esto escribe tiene un recuerdo personal de que, siendo Seminarista, allá por el año 1923 ó 24, le encomendaron, ya que estaba estudiando francés, la traducción de una de esas biografías, la del Padre Francisco Fournier, que está en el tomo I y sabe que todo ese tomo fue repartido entre varios para traducirlo y publicarlo, todo ello por encargo del P. Eduardo Talar, Procurador provincial. Mas la cosa no llegó a término.
Sin embargo, la información, sobre España aún no aumenta. En todo el año apenas ponen cinco páginas de continuación de la Historia de la Provincia; terminan la del Padre Borja; añaden una pequeña biografía del P. Nicolás Arnáiz, Hermano del P. Visitador, y por cierto, redactada por un amigo suyo, seglar, y con otras cositas no llegan más que a un total de 66 páginas, que no llega a la 8-a par te del total.
El tomo III, ya no dirigido todo él por el P. Alvarez, comienza con largas relaciones de las Fiestas, Triduos y Novenas para solemnizar la recién instituida fiesta de. la Medalla Milagrosa. No sólo se recogen las celebradas en las iglesias de Padres y Hermanas en Madrid, sino también varias de provincias. Se empiezan ya a relatar misiones varias; se cuenta brevemente la fundación de la Casa de Paredes y con notable amplitud la de Las Palmas de Gran Canaria. Se describe también largamente la inauguración de la capilla del Colegio de los PP. de Murguía. Con todo esto ya se llega a pasar un poco de las 100 páginas, sobre un total de 610. No es todavía mucho, pero ya son verdaderas noticias de la actividad de la Provincia.
Claro que no vamos a continuar en este plan toda la colección; pero los comienzos de las cosas siempre recaban de los historiadores una atención especial.
II PERIODO: DIRECCION DEL PADRE FRANCISCO MASFERRER
No vamos a dar una extensa biografía de este segundo Director de ANALES aunque el personaje se lo merece. Sólo pondremos escuetamente los datos de su ficha existente en el Archivo provincial.
Nacido en Osor, provincia de Gerona, el 14 de octubre de 1844, ingresó en la Congregación a los diecinueve años. Estaría comenzando el estudio de la Teología cuando sobrevino la revolución del 68, en cuyo centenario estamos y que habrá que recordar también en ANALES por el influjo que tuvo en el desarrollo de la Congregación. Con esta ocasión fue destinado a Filipinas, donde estuvo nueve años. No se sabe bien por qué —el Visitador P. Maller se queja en carta escrita en Germantown (Estados Unidos) de que le hayan traído porque hacía falta para las misiones de Barcelona y luego le hayan destinado a Sigüenza— a poco le trajeron a Madrid para sustituir al P. Lladó como Director del Seminario interno. A pesar de ser de muy buen espíritu, se dice que tenía bastantes rarezas y tal vez por eso le mandaron el año 1889 a la recién fundada Casa de Arcos (Burgos). Parece que allí no cuajó pues al año siguiente se le encuentra en Barcelona de Asistente de la Casa y a poco de Superior. Y de aquí le arrancan en el momento de la destitución del anterior Director de ANALES para que le sustituyera tanto en esta dirección como el oficio de Profesor de Moral del Estudiantado.
Se mantiene en la dirección de ANALES durante seis años. Continúa la marcha de su antecesor, ampliando poquito a poco el material de casa con noticias no sólo de España, sino tal vez más de las provincias filiales de Cuba, Méjico y Filipinas. El tomo V ya pasa de 160 páginas reservadas: a España y sus provincias filiales. Como este tomo corresponde al año 1898, el año de la pérdida de nuestras colonias, hay en él, y más en los dos siguientes mucho material referente a las peripecias de Padres y Hermanas en las guerras de Cuba y Filipinas. Todavía en el tomo IX, que fue el último que dirigió, y sólo a medias el P. Masferrer, a pesar de las múltiples relaciones de las fiestas de la Beatificación del Beato Francisco Regis Clet y de la amplia descripción, con preciosas ilustraciones gráficas de las 200 páginas, cuando la paginación del tomo da casi las 700 páginas.
En agosto de 1901 cedió el P. Masferrer su encomienda a otras manos más jóvenes, y a poco le destinaron a su tierra natal de Cataluña, donde murió a los setenta y tres años.