Al servicio de la Iglesia universal

Francisco Javier Fernández ChentoEspiritualidad vicencianaLeave a Comment

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Author: Flores-Orcajo · Year of first publication: 1985 · Source: CEME.
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iglesia1«Convocó a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el reinado de Dios y curar a los enfermos, diciéndoles: No cojáis nada en el camino ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni llevéis cada uno dos túnicas. Quedaos en la casa donde os alojéis hasta que os vayáis de aquel lugar. Y en el caso de que no os reciban, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para echárselo en cara. Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando la buena noticia y curando en todas partes». (Lc 9,1-6).

«La Congregación de la Misión, según una tradición que tiene su origen en San Vicente, ejerce el apostolado en íntima cooperación con los Obispos y con el clero diocesano. Por esta razón, San Vicente afirma con frecuencia que la Congregación de la Misión es secular, aunque goce de la autonomía propia, concedida bien por la ley universal bien por la exención». (C 3,2).

La Congregación de la Misión tomó conciencia de su vocación universal ya desde los mismos orígenes. Cuando todavía no era nada más que un puñado de misioneros, San Vicente consiguió del Papa la exención. La exención trasciende lo jurídico y da origen a responsabilidades tanto en lo que a la vida interna de la Congregación se refiere como al trabajo pastoral.

1. «Para proveer mejor a las necesidades de toda la grey del Señor.

La exención no da derecho a encerrarse sobre sí mismo, al contrario, es apertura a las necesidades de la Iglesia universal y disponibilidad para atenderlas. Así expone en la Lumen Gentium la exención:

«El Romano Pontífice, por razón de su primado sobre toda la Iglesia, en razón de la utilidad común, mirando a proveer mejor a las necesidades de toda la grey del Señor, puede conceder la exención a cualquier Instituto de perfección o a cada uno de sus miembros. Los miembros de estos Institutos, en el cumplimiento de sus deberes para con la Iglesia, según la forma peculiar de su Instituto, deben prestar a los obispos reverencia y obediencia según las normas canónicas, por razón de su autoridad pastoral en las Iglesias particulares y por la necesaria unidad y concordia en el trabajo apostólico». (LG 45).

2.- Para conservar íntegro todo el patrimonio espiritual y apostólico.

Otro aspecto de la exención es la autonomía; es decir, el que la Congregación pueda libremente, sin injerencias extrañas, mantener su propia identidad, su patrimonio espiritual y apostólico:

«Se reconoce a cada Instituto cierta autonomía interna de vida, sobre todo en el gobierno, de manera que disponga de su propia disciplina dentro de la Iglesia y pueda conservar íntegro el propio patrimonio, es decir, observar con fidelidad la voluntad e intenciones de los Fundadores, sancionadas por la Iglesia, acerca de la naturaleza, fin, espíritu y carácter de cada Instituto, así como las sanas tradiciones». (c. 586).

3.- «Cinco máximas fundamentales de la Congregación de la Misión».

Un resumen de lo que San Vicente pensaba sobre la exención de la Compañía, además de la dependencia del Papa, está contenido en la carta que escribió al P. Du Coudray, encargado en Roma de llevar adelante la petición de la aprobación pontificia de la Congregación:

«Hay que vivir en la Congregación y observar cinco cosas fundamentales de este proyecto: 1a Dejar a los obispos la facultad de enviar misioneros a la parte de su diócesis que les plazca. 2.° Que estos sacerdotes estén sometidos a los párrocos de los sitios a donde van a misionar, durante el tiempo de la misión. 3.a Que no reciban nada de esas pobres gentes, sino que vivan a sus expensas. 4.a Que no prediquen, ni catequicen a las ciudades… excepto a los ordenandos y a los que hacen ejercicios en casa. 5.a Que el Superior de la Compañía tenga la entera dirección de la misma». (1 177).

  • ¿Me siento sacerdote católico, de la Iglesia universal, o más bien me siento sacerdote «provinciano», excesivamente limitado a la Iglesia particular o a la parroquia?
  • ¿Cómo me ven, a mi juicio, los demás sacerdotes diocesanos, seculares o religiosos, y aun los mismos seglares?, ¿como misionero de la Congregación de la Misión o como un sacerdote «indefinido»?

Oración:

«Oh Dios que quieres que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, contempla qué grande es la mies y manda obreros para que el Evangelio sea predicado a toda criatura y tu pueblo, reunido por la palabra de vida y fortalecido con el vigor de los sacramentos, persevere en el camino de la salvación y del amor. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén».

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