Yo soy la viña, vosotros los sarmientos
Ser cristiano es hablar la misma palabra de Cristo, es amar el mismo amor de Cristo, es alimentarnos de la misma savia de Cristo, es vivir la misma vida con Cristo, es producir los mismos frutos que Cristo.
Ser cristiano es vivir unido a Cristo para obrar con él. Sólo así el Padre recibirá los frutos que quiere y dese cosechar en su viña. Sólo así los hombres recibirán los frutos que necesitan recibir de Cristo.
La unión con Cristo es vital para que él y nosotros, llegado el momento de la vendimia, produzcamos los frutos que el Padre y los hombres esperan y necesitan recibir de nosotros.
Por eso, la unión con Cristo en la fe, en el amor, en la obediencia y en las buenas obras, es condición de vida o muerte, como el sarmiento que si permanece unido a la vid da mucho fruto, separado, se seca y sólo sirve para arrojarlo fuera al fuego.
Por eso, ¿te has preguntado alguna vez que si no estás unido a Cristo tampoco él podrá dar el fruto que quiere y necesita dar contigo? ¿Has visto alguna vid sin sarmientos cargada de uvas? ¿Has visto algún sarmiento desparramado por el suelo y seco a la vida repleta de racimos de uva? Así es nuestra vida. Apartados de Cristo, separados de él, estamos prontos a morir. Apartados de Cristo, separados de él, impedimos que él dé frutos agradables para la mesa del Padre y para la mesa de los hombres. No sólo estamos llamados a dar frutos sino a colaborar para que Cristo dé los frutos que quiere y necesita producir en nosotros y con nosotros. Por eso, estamos unidos a Cristo, no sólo no daremos frutos sino que impediremos que Cristo los dé y que nuestros hermanos los reciban.
¿Comprendemos nuestra responsabilidad? ¿Aceptamos nuestros compromisos? Necesitamos de Cristo, pero él, también, necesita de nosotros. Únete a Cristo. Recibe la savia que él te transmite. Deja que él te alimente con su mismo alimento. Colabora con él. Sólo así darás frutos abundantes. Sólo así Cristo fructificará en ti y gracias a ti, los hombres se alimentarán y se enriquecerán con vuestros frutos, los tuyos y los de Cristo.